Nariño, el laboratorio colombiano

30 de Abril de 2024

Nariño, el laboratorio colombiano

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Es para Colombia lo que Chiapas para México; la diferencia es que están reinventando la política

nariño1 En entrevista, CAMILO ROMERO, gobernador de Nariño

Nariño es para Colombia lo que Chiapas es para México: son estados pobres y alejados del centro. Pero a diferencia del sureste mexicano, la zona andina está reinventando la política

Juan Carlos Rodríguez

Hasta hace un año, Nariño era el estado más pobre y olvidado de Colombia. Con más de 30 mil cultivos ilegales de droga, fuerte presencia de grupos armados (tanto narcotraficantes como guerrilleros) y un contrabando rampante de minerales, los habitantes de ese estado veían con poca ilusión el futuro.

Pero hoy Nariño se ha vuelto un laboratorio político. Desde el inicio de 2016 se convirtió en el primer gobierno de datos abiertos de Colombia, tiene un plan de desarrollo premiado por la ONU, son el único departamento donde los gobernantes tienen que presentar su declaración patrimonial juramentada y los informes de gobierno son semanales, no anuales.

El autor intelectual de esa metamorfosis es Camilo Romero, gobernador de Nariño, quien estuvo en México para participar en el Congreso de Movimientos Progresistas y Ciudadanos, organizado por la Fundación Lázaro Cárdenas.

Romero, de 40 años, es el ideólogo de la llamada “economía colaborativa”, donde la máxima ley es “todos ponen y todos ganan” y acuñó el término “innovación social”, donde la población determina las prioridades de gobierno y aporta ideas para combatir los problemas.

Se le pregunta si los políticos tradicionales lo miran raro por estar alterando las formas de gobernar y utilizar un léxico hasta ahora desconocido. “Lo que está ocurriendo es que no nos comprenden, no se les hace lógico que un gobierno desarrolle herramientas para que la gente controle al propio gobierno; pero no nos importa, la gente sí lo está entendiendo”.

Ante el auge de los candidatos independientes en México, Camilo Romero da algunas pistas para distinguir entre genuinas expresiones ciudadanas y políticos disfrazados de progresistas.

“Cada vez hay mayor certeza del fortalecimiento de nuevas ciudadanías, las cuales tienen una interlocución más cercana con las autoridades, tienen la capacidad de hacer reclamos más constantes, ya no esperan a una contienda electoral para expresarse. Las redes sociales han empoderado a los ciudadanos y los gobiernos progresistas deben estar atentos a esas herramientas”.

El departamento de Nariño es uno de los pocos donde ganó el “si” en el referéndum sobre la paz en Colombia, mientras que a nivel nacional ganó el “no”. Romero lo denomina “confusión democrática” y explica por qué ocurrió esa paradoja.

“Nariño, un territorio que ha padecido en carne propia el conflicto armado, le dice ‘sí’ a la paz. En cambio, en grandes poblaciones urbanas, donde la mayoría de la gente se entera de la guerra por el radio o la televisión, le dice ‘no’”.

Nariño es una síntesis de Colombia. Tiene población de ascendencia africana y hay una fuerte presencia indígena; tiene mar, una parte de Los Andes y es tocado por la Amazonia. “Por eso me parece ideal que sea en un territorio tan complejo y tan conflictivo, donde se esté dando esta transformación en la manera de hacer política”.

Exaspirante a la candidatura presidencial, Romero sostiene que “si somos capaces de pasar la página de la guerra, vendrá entonces una confrontación ciudadana tanto o más importante que dar el paso hacia la paz: una lucha contra la corrupción, una revolución de la política donde el ciudadano esté en el centro de la actividad pública”.

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