A nivel mundial, alrededor de 12.9 millones de mujeres y 18 millones de niños y adolescentes trabajan en el sector informal del desmantelamiento y reciclaje de los desechos electrónicos, actividad que los expone a más de mil sustancias tóxicas diferentes que representan un alto riesgo.
Este es el mensaje del informe Niños y basureros digitales, el primer reporte que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el tema y que fue presentado hoy.
“Se ha reportado que niños de apenas cinco años de edad hacen este trabajo, usualmente se debe a que ayudan a sus padres con los ingresos de la familia... además son particularmente útiles porque tienen manos pequeñas”, explicó Marie-Noël Bruné Drisse, autora principal de la publicación de la OMS.
La basura electrónica tiene sustancias como plomo, mercurio, níquel y retardadores de flama bromados, y los niños absorben los materiales tóxicos en mucho mayor proporción con respecto a su tamaño que los adultos, y tienen menos capacidad de eliminarlos.
Dado que muchas de las sustancias tóxicas pasan la barrera placentaria, las futuras madres no sólo corren riesgo ellas mismas, sino que pueden afectar la salud y el desarrollo del feto por el resto de su vida. Estas afectaciones son de lo más diverso, pero las más graves son daños en el desarrollo neurológico, el sistema circulatorio y el sistema inmunológico.
María Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, explicó que la electrónica es la basura que está creciendo más rápido y que, para su reciclaje, usualmente se exporta, a veces de manera ilegal, de los países ricos a los pobres.
De acuerdo con los datos del informe, México, India y China son los mayores productores de desechos electrónicos, así como grandes sitios de desmantelamiento y reciclaje.
En Latinoamérica, muchos de los talleres donde se hace el desmantelamiento forman parte de la casa familiar, comentó Bruné Drisse, y contó de una visita a un barrio donde “había mucha actividad criminal, drogas, prostitución, era una zona muy violenta; la actividad que a la gente le parecía más honesta y segura era el reciclado”.
“Tratamos de entrar a las casas y fue difícil, no nos querían abrir la puerta… Nos abrieron en cuanto preguntamos por la salud de los niños”, dijo.
Dato. Entre las recomendaciones de la OMS destacan: situar la salud infantil en el centro de las políticas de residuos electrónicos, prevenir el trabajo infantil e incorporar a los trabajadores adultos de desechos electrónicos al sector formal.