Hace unos días, apareció en mi timeline un tuit que capturó mi atención. En medio de la ya acostumbrada discusión entre izquierdas y derechas, los buenos y los malos, los moralmente superiores y los moralmente derrotados, alguien expresaba su descontento con las políticas del gobierno mexicano.
Nada nuevo hasta ahí. Sin embargo, lo que llamó mi atención fue la declaración sobre sus futuras acciones: “¡Aunque me quede solo, defenderé la república!”
A primera vista, la frase parece un posicionamiento firme y adecuado. Un buen eslogan para quien proclama a su auditorio que la bandera blanca no se izará jamás. Un grito de resistencia y lucha. Pero detengámonos un momento. ¿Puede una sola persona sostener la república?
Aunque las convicciones individuales son importantes, las instituciones, las leyes y el sistema democrático requieren la participación colectiva para existir y funcionar. La república—la cosa pública—se construye mediante deliberación, consensos y mayorías.
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Aquí yace el problema del planteamiento inicial. Y, en un sentido más amplio, también se manifiesta uno de nuestros mayores desafíos en la arena pública: la tendencia a defender las instituciones democráticas solo cuando coinciden con nuestras expectativas y condiciones. Parecemos asumir que la república debe construirse únicamente bajo nuestros propios términos y reglas.
La vida pública no es sencilla. Su complejidad surge precisamente de la discrepancia de criterios, visiones y soluciones. La incapacidad de escuchar a quienes piensan distinto y de aceptar que no siempre tenemos la razón es un síntoma claro de que no se busca defender la democracia, sino simplemente ganar y tener la razón a toda costa.
Quienes se asumen como los únicos posibles defensores de la república no construyen ni suman; su único afán parece ser desenmascarar a supuestos enemigos en quienes piensan distinto y deciden alzar la voz. Pero la república, por definición, es una construcción colectiva. No puede depender de una sola persona ni de un solo grupo, sino del compromiso activo de la ciudadanía.