Las narrativas estigmatizantes y discriminatorias ante personas en contexto de movilidad cobran cada vez más fuerza. En países con recientes elecciones, como es el caso de Estados Unidos, la migración y todas las percepciones de sociedades heterogéneas terminan siendo utilizadas por líderes políticos en discursos xenófobos que polarizan a la sociedad. Sin embargo, desde una perspectiva liberal, la migración no es un problema si se entiende que las sociedades abiertas y plurales enriquecen el intercambio, la innovación y la competitividad.
El reto reside no en la gestión de la migración para evitar la xenofobia y el racismo, sino en la gestión de la diversidad. Las ciudades interculturales son espacios con tres principios: igualdad, diversidad e interacción positiva. En este sentido, se reconoce que todas las personas somos iguales ante la ley, previniendo la discriminación. La diversidad es vista como un recurso valioso tanto por la ciudadanía como por los líderes políticos, y se promueve la interacción positiva entre individuos y grupos a través de la apropiación del espacio público y del diálogo.
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El programa de ciudades interculturales del Consejo de Europa se implementa en más de 130 ciudades en Europa, Australia, Canadá, Japón, México y Estados Unidos y provee a las ciudades de una metodología innovadora que ayuda a las autoridades locales a desarrollar políticas públicas con enfoque intercultural en áreas como el desarrollo económico, la planeación urbana, la educación, salud y servicios de seguridad ciudadana. En América Latina, la Ciudad de México y Guadalupe, en Nuevo León, son miembros de este programa.
La Ciudad de México ha sido reconocida como ciudad intercultural pues tiene un compromiso por el combate a la discriminación, además de adaptar su gobernanza, instituciones y servicios hacia una población diversa. De acuerdo a los últimos resultados del Índice de Ciudades Interculturales elaborado por el Consejo de Europa en el 2014, la Ciudad de México fue evaluada número 13 de 59 ciudades con un índice de interculturalidad del 68%, similar a Lodi, Italia y a un punto porcentual de Sabadell, España. Una de las mejores prácticas ha sido la creación del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México. Sin embargo, considerando que el 31 de octubre se conmemora el Día de las Ciudades, sería relevante buscar estrategias que incentiven la transformación de espacios públicos hacia espacios interculturales que promuevan la interacción positiva entre personas de distintos contextos. Por naturaleza, los espacios públicos: parques, avenidas, calles, plazas vecinales, son áreas donde se crea día a día el tejido social y las personas pueden interactuar. Es a través de estas interacciones que los prejuicios pueden vencerse y avanzar paso a paso contra el racismo y la xenofobia.
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Una de las mejores propuestas hacia la conformación de sociedades abiertas y plurales es apuntar hacia marcos interculturales con un enfoque urbano. Las ciudades interculturales ofrecen una estrategia a mediano y largo plazo hacia la integración social y económica, por lo que tienen la capacidad de ser el futuro de las políticas migratorias en México para impulsar que más ciudades se sumen a este esfuerzo y que los espacios públicos sean áreas de interacción positiva, diversa y segura.
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