En este punto ya es ampliamente conocido el que la elección judicial tuvo una escasa participación, y si bien los resultados oficiales se darán a conocer de forma escalonada durante los próximos días, donde de acuerdo a distintos medios se extenderá el informe de resultados hasta el 10 de junio, lo que ya es oficial y ha sido informado por la autoridad electoral de nuestro país, es el rango de porcentaje de personas que asistieron a votar el día de la elección. Éste oscila entre el 12.57% y 13.32% del padrón electoral, lo que representaría aproximadamente 13 millones de personas de un padrón electoral total de 101,539,216 millones de personas según el corte al 10 de abril de 2025 del Instituto Nacional Electoral.
Lo anterior nos permite generar comparativas con otros procesos impulsados por el partido en el poder durante el sexenio anterior, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en 2018 (con alrededor del 1% del padrón de participación), la votación de Juicio a Ex Presidentes en 2021 (con aproximadamente 7% de participación) y la votación de Revocación de Mandato en 2022 (con casi 18% de participación). Si bien estos procesos fueron consultas populares y el proceso reciente fue una elección en forma, llama la atención que la revocación de mandato, la cual era solo una consulta, haya tenido más participación que la elección judicial, pues mientras ésta última tuvo únicamente 13.32% de participación del padrón aproximadamente, la Revocación de Mandato contó con casi 18% de participación por parte del padrón en su momento.
Si lo ponemos en números, esto significa que participaron alrededor de tres millones y medio de personas más en una consulta popular que en una elección. Esto puede ser interpretado de distintas maneras: podría pensarse que esto se debe a que las consultas previas fueron impulsadas por el expresidente López Obrador, quien fuera el fundador del movimiento que dio origen al partido en el poder y como tal generaba un sentido de movilización y cohesión mayor, el cual puede haberse diluido ligeramente al transicionar la batuta de dicha fuerza política a la Presidenta Claudia Sheinbuam, quien ha tenido que maniobrar para establecer su liderazgo político al interior de su propio partido. Otra posibilidad puede ser un sincero desinterés por parte de la población mexicana hacia el histórico proceso de una elección judicial, o simplemente faltó tiempo para organizar de mejor manera lo que terminó siendo una elección acelerada y poco socializada, la cual se caracterizó por una alta complejidad en el acceso a información de los perfiles en competencia, debido a las límites que tuvieron para comunicar sus historias personales y propuestas de campaña, sumado a lo confuso que pudo haber sido el que hubiera tantos cargos en competencia.
Dicho todo esto, podríamos pensar que la diferencia de números de participación entre la revocación de mandato y la elección judicial, es que en realidad sólo hay uno. Expresado de otra forma, la capacidad de movilización que presenciamos el sexenio pasado sigue no teniendo competencia real, pues el expresidente Andrés Manuel López Obrador sigue siendo la figura política central de Morena y el surgimiento de conflictos internos entre las facciones de dicho partido no permite una cohesión que deje a la presidenta Sheinbaum concentrar todo el poder que AMLO le heredó al movimiento. ¿Cuál será el futuro de las convocatorias realizadas por el partido oficialista? ¿Lograrán incrementar el respaldo ciudadano para justificar futuras decisiones en la estructura del sistema político mexicano? Al tiempo lo sabremos.