Efectivamente, da miedo lo ocurrido con el desalojo en el Multiforo Alicia, tal como lo describe en un muy buen artículo Carlos Puig en el periódico Milenio, donde expone claramente los hechos, sin que hasta el día de hoy sepamos quién es el responsable.
Es sorprendente cómo, desde la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación, la Jefa de Gobierno y la Alcaldesa de Cuauhtémoc han condenado el hecho, pero se han limitado a echarse la bolita. La única solución que han planteado es que los gobiernos federal y de la Ciudad de México revisen y modifiquen los protocolos de seguridad.
Como bien concluye el artículo de Puig: “Miedo provoca el silencio de Omar García Harfuch y de la Secretaría de la Defensa. Se me hace que ellos sí saben cosas”.
Este hecho, que incluso ha sido cubierto por la prensa internacional, vuelve a poner sobre la palestra el papel que están jugando hoy las Fuerzas Armadas en asuntos civiles.
Por lo pronto, el mito genial de que las Fuerzas Armadas son incorruptibles -y por eso, desde el sexenio pasado, se les han encargado no solo obras faraónicas, sino múltiples funciones civiles- está perdiendo fuerza. Muchas de esas obras han duplicado o triplicado su costo original.
Cada día surgen nuevas notas informativas sobre hechos delictivos en los que están involucrados tanto militares como marinos. En un artículo reciente en el periódico El Universal, Héctor de Mauleón relata lo ocurrido en mayo pasado, cuando policías municipales de Guanajuato detuvieron a miembros de la Guardia Nacional que se habían trasladado desde Querétaro con el objetivo de proteger una ordeña de huachicol en una manguera conectada a un ducto que va de Hidalgo a Veracruz.
Vestían sus uniformes, chalecos tácticos y portaban fusiles. Este hecho, según el periodista, no es aislado, ya que esa ruta está supuestamente bajo custodia de la Guardia Nacional, y los reportes indican que la extracción ilegal de combustible se ha disparado.
De Mauleón menciona que el Secretario de Seguridad minimizó los hechos: “No por 11 detenidos de la Guardia Nacional se van a contaminar los 133 mil elementos que a diario trabajan a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional”. Por supuesto que el Secretario tiene razón, pero también debe reconocer que no se trata de un hecho aislado, ya que hay más reportes sobre actos de corrupción de los militares.
En otro artículo reciente, también en El Universal, Salvador García Soto da cuenta de la llamada “Operación Limpieza”, a cargo de la Agencia Nacional de Aduanas, que ha detectado “simulaciones, evasión y corrupción”, en las que estarían involucrados altos mandos de la Secretaría de Marina y agentes aduanales. Según el artículo, esto llevó a la destitución de un Maestre de Marina que apenas en enero había sido nombrado director de la aduana de Manzanillo y que fue sustituido por un Capitán de Navío, por instrucciones del Almirante Secretario de Marina.
También resulta llamativo la sesión del INE donde tres militares estaban presentes y la única justificación que dio su Presidenta es que “fue una cortesía”.
Estos hechos deberían poner en cuestionamiento el papel de las Fuerzas Armadas en asuntos meramente civiles, ya que los resultados están lejos de lo que se esperaba.
Uno de los grandes problemas es que muchas de las obras y actividades que realizan se encuentran clasificadas bajo la denominación de “seguridad nacional”, lo cual parece ser un subterfugio utilizado tanto por el gobierno anterior como por el actual para no transparentar su actuación en temas civiles. Pero en muchos de estos casos, no se trata de alguna amenaza a la seguridad del país.
Creo que lo ocurrido en el Multiforo Alicia podría permitir una valoración sobre la participación militar en asuntos civiles. Porque sí da miedo lo que está ocurriendo.