Este lunes 21 de abril de 2025, el Papa Francisco falleció a los 88 años, tras una prolongada batalla contra diversos problemas de salud. Su muerte marca el fin de un pontificado que, durante 12 años, transformó la Iglesia Católica. Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano y jesuita, asumió el liderazgo del Vaticano en un momento de crisis, pero logró dejar un legado profundo y, a menudo, polarizador. En este espacio, exploramos los logros y controversias de su papado, y, sobre todo, el legado que deja.
Desde su elección en 2013, el Papa Francisco dejó claro que su enfoque pastoral se centraría en las periferias del mundo. Esto no solo se entendió en términos geográficos, sino también sociales y existenciales. A lo largo de su pontificado, promovió una Iglesia más inclusiva, con un enfoque renovador hacia los pobres, los migrantes y los marginados. Su énfasis en una Iglesia sinodal, menos centralizada y más participativa dio un giro hacia la descentralización del poder en El Vaticano, visibilizando a las regiones y sectores más apartados.
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La Reforma del Vaticano: Una Iglesia más Humilde y Transparente
Una de sus primeras tareas fue enfrentar los escándalos que sacudían a la Iglesia, como el caso “Vatileaks”, y reorganizar la Curia Romana, la administración central del Vaticano. Su reforma en 2022 con la Constitución Apostólica “Praedicate Evangelium” significó un cambio profundo en la estructura vaticana. Además, bajo su liderazgo, el Colegio Cardenalicio se internacionalizó, con un énfasis en cardenales de regiones menos representadas, como África y Asia, promoviendo una Iglesia más global y menos eurocéntrica.
Francisco también se destacó por su lucha en contra de los abusos sexuales dentro de la Iglesia, enfrentando críticas, pero tomando medidas decisivas como la creación de una comisión para la protección de menores y la eliminación del secreto pontificio en casos de abuso.
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Su cercanía con los migrantes y las víctimas de la pobreza fue uno de los aspectos más destacados de su papado. En 2013, denunció la indiferencia hacia los migrantes en Lampedusa, y en 2016, llevó a 12 refugiados en el avión papal desde Lesbos, un gesto simbólico de solidaridad. Su visión fue la de una Iglesia que no solo se preocupa por la salvación espiritual, sino también por la justicia social y la dignidad humana. Esta visión se cristalizó en su encíclica Laudato Si’, que unió la fe con la ecología, haciendo de la lucha contra el cambio climático una de las causas centrales de su pontificado.
El Papa Francisco también fue un líder polarizador, enfrentando críticas por su apertura a temas controvertidos como el acceso de los divorciados vueltos a casar a la comunión y su enfoque más inclusivo hacia la comunidad LGBTQ+. Si bien estas posiciones ofrecieron un aire fresco a la Iglesia, también generaron tensiones con sectores más conservadores. Su estilo de liderazgo, marcado por la misericordia y el perdón, contrasta con la rigidez doctrinal que algunos esperaban de un líder de la Iglesia.
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En resumen, el principal legado de Francisco es haber reorientado a la Iglesia hacia los más vulnerables, centrándose en la misericordia, la justicia social y la sinodalidad. Su papado ofreció un renovado enfoque en la Iglesia como “hospital de campaña” para un mundo fracturado. A pesar de las divisiones internas que generaron sus reformas, su papado dejó una huella profunda en la historia de la Iglesia.
El Papa Francisco deja un legado que, si bien está marcado por la controversia, transforma la Iglesia en una institución más inclusiva, humana y cercana a las necesidades del mundo contemporáneo. Como afirmó el vaticanista Juan Vicente Boo, su herencia es una visión que, con el tiempo, se comprenderá plenamente en su impacto duradero.