Vivimos tiempos en los que la justicia en México enfrenta retos monumentales: la ciudadanía exige transparencia, prontitud, imparcialidad y una auténtica defensa de sus derechos frente a los excesos del poder. Para responder a esta exigencia, las instituciones encargadas de impartir justicia deben estar integradas por personas no solo con sólida formación jurídica, sino con visión institucional, compromiso con el servicio público y un sentido humano que vaya más allá de la técnica legal.
En este contexto, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA) —órgano constitucional autónomo encargado de impartir justicia en materia fiscal y administrativa— se ha consolidado como un pilar fundamental para garantizar que los actos del Estado se sometan al escrutinio del Derecho y que los derechos de las personas sean protegidos frente a decisiones arbitrarias o desproporcionadas. Su labor es clave para fortalecer el Estado de Derecho y la confianza ciudadana en las instituciones.
Recientemente, el Senado de la República ratificó a diversos integrantes de la Sala Superior del TFJA, entre ellos Eduardo Santillán Pérez, quien hoy desempeña el cargo de magistrado de dicho órgano. Su llegada a la Sala Superior representa no solo el reconocimiento a una trayectoria amplia en el servicio público, sino la incorporación de una visión integral de la justicia, construida desde la experiencia legislativa, administrativa y ahora jurisdiccional.
Más allá de los cargos que ha ocupado, Santillán Pérez ha insistido en una idea central: la justicia debe ser imparcial, accesible y cercana a las personas. No como un concepto abstracto, sino como una herramienta concreta para equilibrar la relación entre el ciudadano y el poder público. Esa visión resulta particularmente relevante en un tribunal cuya función es revisar la legalidad de los actos de autoridad y ofrecer certeza jurídica tanto a ciudadanos como a instituciones y empresas.
La experiencia acumulada de Santillán le permite comprender el impacto real de las resoluciones judiciales en la vida cotidiana. Esa perspectiva —poco común pero indispensable— fortalece la calidad de las decisiones y contribuye a una justicia que no se limita al expediente, sino que entiende el contexto social y humano que rodea cada caso.
Será en la primera sesión del Tribunal Federal de Justicia Administrativa correspondiente al año 2026 cuando el Pleno General elija a quien habrá de ocupar la Presidencia de este órgano constitucional. En ese momento, las y los magistrados tendrán la responsabilidad de definir el rumbo institucional del Tribunal, en un contexto nacional que exige autonomía, solidez técnica y liderazgo.
Bajo ese escenario, resulta razonable considerar que el Pleno se inclinará por un perfil que reúna capacidad jurídica, visión institucional e imparcialidad probada. Por esas razones, Eduardo Santillán Pérez se perfila como una opción natural para presidir el TFJA. Su eventual elección no sería producto de una coyuntura, sino el reconocimiento a una trayectoria comprometida con la justicia y con el fortalecimiento de las instituciones.
México necesita tribunales fuertes y liderazgos que comprendan que la justicia no es un privilegio, sino un derecho. En la primera sesión de 2026, el TFJA tendrá la oportunidad de enviar un mensaje claro en esa dirección.
@jlcamachov