Lo que parecía un simple lanzamiento ilegal como varios que desafortunadamente ocurren en la Ciudad de México, se ha convertido en un problema mediático, de opinión pública y de percepción de corrupción, que ya prendió los focos de alerta en la administración de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, y en específico en las oficinas delu secretario de Gobierno, César Cravioto.
La comedia de excesos de la Fundación Haghenbeck, cuya directora, Carmela Rivero, creyó que sus relaciones con el alcalde de Cuajimalpa, Carlos Orvañanos, serían suficientes para mitigar las consecuencias del desalojo ilegal del 10 de diciembre pasado, se coronó el pasado martes 23 de diciembre. Ese día, el Refugio Franciscano obtuvo una suspensión definitiva contra la ejecución de la orden de desalojo dictada por el Juzgado 60 Civil el 8 de diciembre pasado, pero ejecutada ilegalmente apenas dos días después, mucho antes de que se venciera el plazo para apelar, con el apoyo de un actuario corrupto y de 30 encapuchados, sin la intervención de PAOT ni AGATAN, las autoridades que por ley siempre tienen que estar presentes cuando de animales se trate.
La suspensión definitiva en el juicio de amparo ordena devolver al Refugio Franciscano la posesión del predio que se disputa, donde están los más de mil perros y gatos en situación de calle que la Asociación Refugio Franciascano cuida y mantiene con recursos de donadores gestionados por ella misma.
No hay espacio para la interpretación, a riesgo de incurrir en desacato, la Fundación Haghenbeck debe devolver el predio y la custodia de los animales que se encontraban en él, al personal de la Asociación Refugio Franciscano.
La resolución de suspensión definitiva, dictada por un juez de amparo, colocará el conflicto entre la asociación y la Fundación Haghenbeck otra vez, en el centro del debate público, lo que dejará más al descubierto las sospechosas operaciones de quienes dirigen la Fundación.
Una de esas operaciones bajo la lupa es el fraude fiscal al gobierno capitalino, escondido detrás de la compraventa simulada de un predio de 160 mil metros cuadrados (el refugio) en Cuajimalpa, a orilla de carretera, al rídiculo e impensable precio de 650 mil pesos, cuando existen cálculos que indican que vale 100 millones de dólares, así como versiones que señalan que ya fue vendido, a través del Banco ve por Más, a una desarrolladora inmobiliara que utiliza las letras BG en su nombre comecial, para edificar en él un megadesarrollo de departamentos de lujo.
El Colegio de Notarios de la CDMX tendrá algo que decir sobre el notario que, contratado por la Fundación Haghenbeck, dio fé de la compraventa del predio a un precio que exhibe una simulación, por donde se le analice, en perjuicio del erario y las finanzas capitalinas.
Otra de las cosas que la Fundación deberá aclarar ante la Junta de Asistencia Privada y la sociedad, es la forma en que ha distorsionado la voluntad del filántropo, Antonio Haghenbeck, cuyo testamento señala que el terreno en disputa queda a disposición del Refugio Franciscano, en comodato, siempre que siga destinado a proporcionar un hogar a los animales en situación de calle. Antonio Haghenbeck dejó instrucciones claras para que ninguna de sus propiedades fuera vendida y que las mismas fueran usadas sólo para el cuidado de animales, como el refugio, y no para que se construyeran en sus propiedades departamentos de lujo.
Para rematar, el asunto que hoy regresa a los medios con la suspensión definitiva, había llamado tanto la atención que, en su momento, mereció la intervención de César Cravioto como secretario de Gobierno y de Julia Álvarez Icaza, secretaria del Medio Ambiente. Ambos funcionarios llamaron a una mesa de diálogo, en la que Carmela Rivero, directora de la Fundación Haghenbeck se comprometió a respetar y acatar cualquier resolución judicial que se dictara, lo cual ees evidente que ha incumplido, por lo que ahora las dos autoridades ante los que se comprometió, Cravioto y Álvarez Icaza, se verán obligados a volver a intervenir.
El caso involucra una labor altruista genuina obstaculizada por intereses comerciales y el deseo de hacer un gran negocio. Ahora, con la suspensión definitiva, entra en un nuevo episodio y será uno de los primeros en la agenda de los medios para abrir el año 2026.