En el arranque del ciclo escolar 2025-2026, la educación volvió a colocarse como prioridad nacional. No solo porque la Secretaría de Educación Pública, que encabeza Mario Delgado, reafirmó su compromiso con la transformación del sistema, sino también porque el gobierno federal ha decidido dar un lugar protagónico a las y los jóvenes como agentes de cambio en sus comunidades.
Un ejemplo de ello es la reciente inauguración de la Escuela de Formación por la Paz y la Democracia, impulsada por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE), que dirige Abraham Carro Toledo, que logró reunir a más de cinco mil jóvenes de todo el país. En un contexto donde suele hablarse de apatía juvenil, resulta esperanzador ver auditorios y aulas llenas de estudiantes dispuestos a formarse en valores cívicos, historia y participación social. Que la convocatoria haya tenido tal alcance es, en sí mismo, un signo alentador.
La Escuela de Formación nace en el marco de la Estrategia Nacional por la Paz y Contra las Adicciones, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum. Su propósito va más allá de un curso académico, pues lo que busca es formar liderazgos que, con una visión humanista, contribuyan a la reconstrucción del tejido social. Es decir, no se trata solo de enseñar conceptos, sino de generar procesos de reflexión y acción que impacten directamente en las comunidades.
Durante el acto inaugural en el Centro Nacional de las Artes, figuras clave de la vida pública coincidieron en que las juventudes siempre han sido motor de transformación. El recuerdo del movimiento estudiantil de 1968, al que se rindió homenaje nombrando a la primera generación como “Estudiantes del 68”, no es casualidad. Aquella lucha demostró que las voces jóvenes, cuando se organizan, pueden cambiar el rumbo de la historia.
El esfuerzo de abrir espacios como este no pasa desapercibido. El instituto que comanda Abraham Carro Toledo, ha sabido articular un proyecto que conecta con el sentir de miles de jóvenes. Lo ha hecho no desde la retórica, sino desde la acción concreta. Formación presencial y virtual que llega a todo el país, con un lenguaje cercano y con objetivos medibles. La idea de que “sin formación no hay transformación” sintetiza bien esta apuesta.
No menos importante es que este modelo combina tradición y modernidad. Por un lado, rescata episodios históricos que marcaron la vida democrática de México; por el otro, se vale de herramientas digitales para extender su alcance a los 32 estados de la república. Esa combinación no sólo hace más inclusiva la iniciativa, sino que además refleja cómo la juventud mexicana puede apropiarse de la tecnología para causas colectivas.
De cara al futuro, este tipo de ejercicios formativos resultan vitales. Porque más allá de las coyunturas políticas, lo que está en juego es la construcción de ciudadanía. Y si algo deja claro esta experiencia es que cuando se confía en las y los jóvenes, cuando se les ofrece un espacio serio y estructurado, ellos responden. La próxima generación de liderazgos sociales y políticos ya se está formando, y México tiene razones para mirar con optimismo hacia adelante.
OXXO alista pantallas
Con más de 23,000 tiendas en todo México y un tráfico diario de 14 millones de personas, OXXO encontró en la publicidad su nueva gran apuesta. En colaboración con Place Exchange, dio un importante paso en el negocio del retail media al integrar más de 8 mil pantallas digitales en sus tiendas a la red programática de Digital Out-of-Home (DOOH). La iniciativa, impulsada por Retina Media, de Juan Restrepo, convierte a la cadena en el mayor propietario de medios programáticos del país y transforma la visita cotidiana a la tienda en una oportunidad publicitaria con segmentación en tiempo real, basada en hábitos de compra, ubicación y demografía. El mercado del retail media está en plena expansión, toda vez que en México generó 1,995 millones de dólares en 2024 y podría crecer a 3,204 millones para 2030, según Grand View Research.