Israel-Irán: un conflicto que amenaza al mundo

20 de Junio de 2025

Sergio Uzeta
Sergio Uzeta
Comunicador y periodista con más de tres décadas de experiencia, destacando su paso por Noticias de Once TV y Radio Fórmula. Ha sido Director General de Notimex y Director fundador del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fue Gerente Corporativo de Comunicación Social en Pemex y Director de Información en la Presidencia de la República. Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Pagés Llergo y el Micrófono de Oro, entre otros.

Israel-Irán: un conflicto que amenaza al mundo

Sergio Uzeta - columnista

La historia del Medio Oriente está escrita con fuego, pero lo que ocurre hoy entre Israel e Irán marca un punto de inflexión incluso en una región acostumbrada al conflicto. La operación militar israelí “León Naciente”, que eliminó a líderes clave del régimen iraní y golpeó su infraestructura nuclear, ha detonado una respuesta feroz de Teherán: misiles balísticos que han cobrado vidas en ciudades como Tel Aviv y Haifa. La guerra en las sombras entre ambos países ha dejado de ser secreta. Ahora es abierta, sangrienta y con consecuencias que podrían sacudir al mundo entero.

Las cifras son escalofriantes. En Irán, más de 200 muertos, en su mayoría civiles. En Israel, barrios enteros reducidos a escombros. En ambos casos, los gobiernos insisten en la precisión de sus ataques. Pero la realidad sobre el terreno —niños heridos, familias enterradas bajo edificios colapsados— habla de una violencia indiscriminada que castiga principalmente a la población inocente.

En este polvorín, la figura del presidente estadounidense, Donald Trump, añade incertidumbre. Con su habitual estridencia, el jefe de la Casa Blanca abandonó la reunión del G7 en Canadá para “atender la crisis”, no sin antes lanzar una advertencia en redes sociales: “Todo el mundo debe evacuar Teherán”. Una frase que ha disparado las alarmas diplomáticas sobre una posible escalada militar aún más peligrosa.

Trump ha sido ambiguo. Aunque vetó un plan para asesinar al líder supremo iraní, Alí Jamenei, ha elogiado los ataques israelíes como “excelentes”, a la vez que insta a Irán a negociar un nuevo acuerdo nuclear. Mientras tanto, ha autorizado apoyo logístico limitado para la defensa de Israel, incluyendo la intercepción de misiles. La Casa Blanca parece dividida: los aislacionistas piden prudencia; los halcones exigen mano dura. Y Trump, atrapado entre su promesa de evitar nuevas guerras y la tentación de mostrarse fuerte, camina sobre una cuerda floja.

El conflicto ya tiene efectos colaterales. El cierre del principal campo de gas israelí ha afectado el suministro en Egipto y Jordania. Arabia Saudita y los Emiratos, aliados de Washington, temen ser arrastrados al fuego cruzado. Y las potencias globales, reunidas en Canadá, ven con preocupación un posible disparo en los precios del petróleo y la energía que podría agravar la inflación mundial. Rusia y China, cercanos a Irán, buscan intervenir sin comprometer sus intereses estratégicos. Y la Agencia Internacional de Energía Atómica advierte del riesgo de contaminación nuclear en las zonas atacadas.

En medio de este tablero de ajedrez geopolítico, la pregunta es si aún hay espacio para la diplomacia. Las promesas de venganza desde Teherán y la retórica intransigente de Jerusalén parecen cerrarle la puerta a cualquier tregua. Sin embargo, el costo humano exige una pausa. Si el mundo no actúa con firmeza para frenar esta guerra, podríamos estar presenciando el inicio de una catástrofe regional con impacto global.

Lo urgente es contener el fuego. Lo difícil, recomponer las relaciones. Y lo imperdonable sería permanecer indiferentes mientras el caos se expande. Porque lo que hoy está en juego no es solo la estabilidad del Medio Oriente, sino la capacidad del mundo para evitar que una guerra regional se convierta en una tragedia mundial.