Al finalizar 2025 todo parece indicar que la dictadura venezolana le jugará una mala partida a la fortuna y continuará en 2026, ante un panorama indescifrable del presidente estadounidense si en verdad estaría dispuesto a una invasión a territorio venezolano, que por lo menos ahora parecería no factible, por las consecuencias políticas que acarrearía en su país, donde una parte importante de la población, según han difundido algunas encuestas, parece rechazar esta medida.
Así, el presidente venezolano continuará con su patético espectáculo bufo, que combina lo cómico con lo grotesco, de víctima y hombre indestructible, sostenido con alfileres por las fuerzas armadas y el crimen organizado, en ese gran escenario denominado el “Cártel de los soles”.
El chavismo cuenta con 26 años en el poder. Inició en 1999 con Hugo Chávez y continúa aún con Nicolás Maduro, permanencia que no se sustenta en el apoyo popular, sino en el control institucional, militar y electoral. Sólo dos tipos han sido suficientes para tumbar al país.
Según fuentes de la ONU, ACNUR y la OIM, casi ocho millones de venezolanos han abandonado Venezuela por la crisis política, económica y humanitaria del chavismo.
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, 300 mil millones de barriles, cerca del 18 por ciento de las reservas mundiales conocidas, además de recursos minerales como hierro, bauxita, oro y diamantes, en torno a una aguda corrupción, militarización y economías ilegales como la minería irregular y el narcotráfico, alineado a Cuba, Irán, Rusia y China.
Sólo un ciego no puede ver la trama autoritaria venezolana y un desvergonzado voltea hacia otro lado para no mirar la violación de los derechos humanos y de lesa humanidad que descuellan en Venezuela. Entre el mesianismo y la mitomanía se mueven los dictadores. Siempre encontramos este tipo de energúmenos en las altas esferas políticas. Bien podríamos recordar a Hamlet cuando platica con los cómicos:
“Cómicos hay quienes he visto representar y a los que he oído elogiar, y en alto grado, qué, por no decirlo en malos términos, no teniendo ni acento ni traza de cristianos, de gentiles, ni tan siquiera de hombres, se pavoneaban y vociferaban de tal modo, que llegué a pensar si proponiéndose algún mal artífice de la naturaleza formar tal casta de hombres, le resultaron unos engendros ¡tan abominablemente imitaban la humanidad!”.
“De buena gana mandaría a azotar a ese energúmeno por exagerar el tipo de Termagante”, agrega el dramaturgo inglés sobre estos personajes burlescos, ruidosos y violentos.
Estamos frente a una recurrente dictadura de concentración de poder y ausencia de alternancia, sin elecciones libres, supresión de libertades y protesta civil, en rededor de la represión de las fuerzas armadas, policiacas y un sistema judicial al servicio del poder político. El poder no es disputable y los líderes políticos de oposición y sociales son detenidos o judicializados.
Un reciente informe del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, “Crímenes de lesa humanidad, el rol de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)”, establece que en Venezuela se han cometido graves violaciones de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, mediante privaciones arbitrarias, tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, violencia sexual y de género, y privaciones de la vida, en un entorno de absoluta impunidad, donde el cinismo es el pan de cada día.
El informe concluye que existen motivos para que el presidente, los ministros del Interior y de Defensa, altos mandos militares y políticos, puedan ser considerados responsables de ordenar y contribuir a la comisión de delitos sobre derechos humanos y lesa humanidad.
Nota
Al finalizar 2025 deseo agradecer a los apreciables lectores que han seguido esta columna ¿Qué pasa aquí?, y desear un buen año 2026, columna que se reintegrará en enero, si este apreciado diario me tolera un poco más. En estas fechas deseo transmitir cordiales abrazos al personal de mi estimado Eje Central.
