El panorama sombrío que priva en las relaciones internacionales contemporáneas caracterizadas por numerosas variables, entre ellas la incertidumbre, la turbulencia, la complejidad de intereses y la impredecibilidad en la toma de decisiones por parte de ciertos gobernantes, nos lleva a reflexionar con preocupación en los peligros que se ciernen sobre el mundo con motivo de los ataques militares de Israel en contra de Palestinaa pesar del frágil acuerdo de paz alcanzado con Hamas, así como de la volatilidad existente en Medio Oriente que puede provocar una conflagración de inusitadas consecuencias de llegar a involucrarse directamente actores clave como los Estados Unidos, Rusia y/o China.
El desarrollo nuclear de Irán, India y Pakistán, el notable poderío y desarrollo militar de dos superpotencias: Rusia y China, los ensayos nucleares de Corea del Norte en aguas cercanas a Japón y Corea del Sur, la guerra entre Rusia y Ucrania, las operaciones militares de los Estados Unidos en el Caribe y el Océano Pacifico en contra de supuestas embarcaciones de narcotraficantes, entre otros tantos factores, nos llevan a considerar escenarios y proyectos de dominación militar que constituyen expresiones o caprichos personales de lideres autócratas, de decisiones unilaterales de unos cuantos, que no solamente contribuyen a la desbocada carrera armamentista, sino que ponen en riesgo la paz, la estabilidad y el futuro de la humanidad ante la latente posibilidad de usar armas de destrucción masiva (ADM): nucleares, químicas y biológicas.
En este contexto, cobra importancia el papel del G-20, la Unión Europea, los BRICS, APEC, MIKTA, CELAE, y otros grupos influyentes de la comunidad internacional, en conjunto con diferentes actores clave como los sectores privado, académico, las organizaciones civiles, la Iglesia, en tanto sujetos de Derecho Internacional Público, para movilizarse y hacer un llamado urgente a la ONU y a las potencias nucleares a cumplir con la prohibición y producción de armas de destrucción masiva, entre ellas las nucleares, ante el inminente peligro que representa el reinicio de ensayos nucleares anunciado por Estados Unidos y las amenazas de Rusia de reaccionar en consecuencia y la decisión de Corea del Norte de continuar con su programa de ensayos nucleares.
Todo parece indicar que el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en vigor desde 1970, que solamente permite poseer armas nucleares a Estados Unidos, Gran Bretaña, República Popular China, Francia y la Federación de Rusia -los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU-, ha quedado rebasado, poniendo en entredicho también a las convenciones de armas químicas y biológicas y a los tratados regionales de desnuclearización existentes:Rarotonga (Pacífico Sur), Bangkok (Sudeste Asiático),Tlatelolco (América Latina y el Caribe), Pelindaba (África) ySemipalatinsk (Asia Central).
Si bien la desnuclearización es un tema de seguridad global apremiante, que implica la eliminación de las armas nucleares, indudablemente es un proceso crucial que concierne a toda la comunidad internacionalpara lograr la tan deseada paz, estabilidad y prosperidad, enfrenta efectivamente grandes desafíos políticos si se considera que la expresión de la voluntad política de las superpotencias no debe quedarse en la firma de los tratados y su obligatoriedad -pacta sunt servanda-, sino en un verdadero compromiso con su cumplimiento, pues de ello depende la supervivencia del género humano y delas futuras generaciones.
Es cierto que los retos para lograr el desarme y la desnuclearización son mayúsculos, sin embargo, corresponde a la ONU con el apoyo de todos sus Estados miembros emprender acciones efectivas que hagan recapacitar al mencionado grupo nuclear y no quedarse solamente en acciones discursivas dada la gravedad del tema. La sumisión ante los poderosos con derecho de veto no conducirá a nada favorable para el trascendente destino de la humanidad. México tuvo voz y presencia en esta materia en la época de Alfonso García Robles. Es justo que la diplomacia mexicana recupere esa voz que le dio prestigio y se reposicione como el actor con liderazgo internacional que fue reconocido por muchos desde hace décadas. La aspiración para vivir en un mundo en paz hoy resulta mucho más apremiante que nunca.