La peligrosa adicción al vapeo

17 de Diciembre de 2025

Rubén Moreira Valdez
Rubén Moreira Valdez
Exgobernador de Coahuila y diputado federal en cuatro ocasiones. Editorialista en El Heraldo de México, El Sol de México, La Prensa de Coahuila, Reporte Índigo, Quadratín, entre otros. Miembro de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A. C., así como de la Academia Nacional de Historia y Geografía.

La peligrosa adicción al vapeo

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Rubén Moreira Valdez.

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EjeCentral

No se pueden defender las adicciones, mucho menos cuando se trata de alguna con probados daños a la salud. Solo hay un dudoso argumento para escapar a la crítica: la libertad de hacer con el cuerpo lo que se plazca. Sin embargo, hay circunstancias que afectan al colectivo y que debilitan la decisión personal como un justificante para envenenarse consumiendo sustancias naturales o artificiales.

Si alguien tiene la feliz idea de escaparse con frecuencia de las amarguras del mundo, bebiendo o fumando productos que lo transportan a realidades alternas, debe cerciorarse de tener dinero para pagar su futuro tratamiento o los estropicios que pueda causar por algún accidente. Algo parecido sucede con aquellos que, chupando un pitillo o un vape, recrean en su inconsciente algunos de los placeres, recuerdos o manías que describió Freud.

En las Cámaras de Diputados y Senadores, los legisladores de Morena votaron normas criminales para controlar el vapeo. La redacción del tipo penal quedó pésima; al texto original se le hicieron algunos parches que agudizaron su ambigüedad y poco tino.

Más allá de la mala factura que caracteriza las iniciativas que se promueven desde el régimen, y que, sin pudor, son aprobadas por los legisladores de Morena, hay variables que es importante discutir, entre ellas los efectos que causa el prohibicionismo en sociedades como la nuestra y la posibilidad de que, como se dice de manera coloquial, “salga peor el remedio que el problema”.

El periodista Óscar Balderas señala: “La prohibición de vapeadores hace más ricos a los cárteles, desprotege la salud de los usuarios (la gente seguirá vapeando), crea incentivos para la corrupción policiaca y abre nuevas vías de reclutamiento forzado contra adolescentes.”

El investigador Miguel Alfonso Mesa cita el estudio Humo, vapeo y poder de Balderas y en su cuenta de X nos presenta las conclusiones del trabajo:

1. Siete cárteles se han apoderado del negocio de los vapeadores ilegales: CJNG, Cártel de Sinaloa, Nueva Familia Michoacana, Cártel del Golfo, Cártel del Noreste, Cárteles Unidos y la Unión Tepito.

2. La prohibición no solo le entrega el dinero de ese mercado a los cárteles. Los ayuda a fortalecerse criminalmente:

- Los Chapitos lo usan para financiar la guerra contra Los Mayos.
- Son utilizados para penetrar nuevos mercados: los vapeadores son fáciles de vender en secundarias, paradas de camión, plazas públicas… lugares donde el crimen normalmente ocultaba su cara.
- Son utilizados para marcar territorios con vapeadores que utilizan los logos de sus distribuidores y sirven como bandera para anunciar que ellos controlan ahí.
- También abrieron la puerta a nuevas extorsiones. Hay casos documentados en Morelos y en Sinaloa donde los cárteles torturan a vendedores de vapeadores que no tienen el permiso de los jefes de plaza.

3. La prohibición no protege la salud de los consumidores: la expone a nuevos riesgos, desde el mercurio hasta el fentanilo.

El estudio documenta casos de vapeadores que contienen metales pesados e, incluso, algunos que son ensamblados en laboratorios de fentanilo.

Uno de los vendedores entrevistados dijo que un amigo suyo se “quedó en el viaje” después de consumir un vapeador ilegal.

Los mismos vendedores quisieran que hubiera más regulación. Incluso, el Cártel del Noreste promociona los suyos con la leyenda “sin metales pesados”.

4. El Estado mexicano también creó una pérdida fiscal enorme. Si el gobierno cobrara el mismo impuesto a los vapeadores que a los cigarros (IEPS del 200% más IVA del 16%), podría recaudar hasta 46,400 millones de pesos anuales.”

Hay muchos ejemplos de errores cometidos por usar la prohibición para detener malas prácticas. En el caso que comentamos, todo parece que nos encaminamos a otro estrepitoso fracaso. Enfrentar la emergencia sanitaria que se genera con el vapeo exige políticas públicas contra las adicciones y no convertir en un delincuente a quien padece esta actividad.