Los riesgos del Mundial

10 de Diciembre de 2025

Alejandro Envila Fisher
Alejandro Envila Fisher
Director editorial de ejecentral, periodista, abogado y profesor en la UNAM. Ha dirigido la revista CAMBIO, Radio Capital, The News, Estadio, Rumbo de México y Capital, además de fundar el canal Greentv. Comentarista en medios, columnista político y autor de los libros Cien nombres de la Transición Mexicana, Chimalhuacán, el Imperio de La Loba, Chimalhuacán, Ciudad Perdida a Municipio Modelo y Huitzilan de Serdán, la derrota de los caciques.

Los riesgos del Mundial

Alejandro Envila

Sin duda una oportunidad importante para promover hacia el exterior tanto el país como los avances de la transformación, la Copa Mundial de la FIFA del año próximo puede convertirse en un motivo de decepción y desencanto que afectaría el ánimo social por el que hoy se disputan la narrativa, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum de un lado y sus críticos en la sociedad por el otro.

La razón del riesgo político que representa el evento deportivo es doble y simple al mismo tiempo: Por una parte el hecho de que México albergará sólo 13 de los 104 partidos que se disputarán en el torneo, apenas el 12.5%. Eso, para quienes ya han vivido una o dos fiestas mundialistas en el país (1970 y 1986), estará muy lejos del gran evento futbolero que la gente recuerda y espera para 2026. El evento se ha sobrevendido en términos de expectativas. Los aficionados al futbol esperan mucho y los partidos que se disputarán en el país son muy poco.

México jugará contra Sudáfrica la inauguración el 11 de junio, en el Estadio Azteca rebautizado. Una semana después, el 18 de junio, aparecerá en Guadalajara, lo que es un acierto, para enfrentar a Corea del Sur en el estadio Akron y, seis días después, el 24 de junio, volverá a la cancha de Tlalpan para enfrentar un rival por definirse que podría ser Dinamarca o Irlanda.

En Monterrey, fiel a su estilo del mundo de fantasía, el gobernador Samuel García vendió la piel del oso antes de matarlo y anunció, sin bases, que la ciudad sería la sede de Países Bajos, antes Holanda. Tan falso como la planta de Tesla y la de Nvidia. En la afición regia, futbolera y conocedora, ya se escuchan varios comentarios de descontento por el poco atractivo de los partidos que albergará su ciudad, en contraste con el elevadísimo precio de las entradas. Ahí jugarán un equipo europeo de segunda línea, que puede ser Ucrania, Suecia o Polonia, contra Túnez el 14 de junio; Japón contra Túnez el 20 de junio y Sudáfrica contra Corea el 24 de junio. Después habrá un partido de segunda ronda el 29 de junio y hasta ahí la fiesta futbolera.

Guadalajara tiene la fortuna de albergar el partido de México contra Corea el 18 de junio y otro juego que promete: Uruguay contra España el 26 de junio; Antes el 11 de junio Corea del Sur enfrentará a otro rival por definirse que apunta a ser Dinamarca o Irlanda y el 23 de junio Colombia enfrentará a un rival entre el Congo, Nueva Caledonia o Jamaica. Nada espectacular.

La de 2026 será la primera Copa del Mundo con 48 selecciones y 104 partidos en total. Pero sólo 13, una octava parte del torneo, se jugarán en México. En un evento con tantos participantes, la primera fase es de baja calidad y es lo que se verá en México, pues por la organización de la competencia, no sólo el grueso de los encuentros, también los más espectaculares, las rondas de eliminación directa, serán en Estados Unidos. Sin embargo, en México se ha desatado, desde la organización, la prensa deportiva y también las autoridades gubernamentales, una fiebre mundialista que no corressponderá ni con la calidad, ni con la cantidad de partidos en suelo azteca. Los visitantes tampoco serán tantos como se ha dicho, pues habrá pocas selecciones jugando en México y solo la local será estelar. Nada de esto se puede ocultar y conforme se acerque la fecha crecerán los análisis sobre la bomba de humo que acabaría siendo el Mundial 2026 para México.

El segundo motivo de riesgo para el humor social es meramente deportivo pero igual o más impactante: el equipo nacional enfrenta el torneo en uno de sus peores momentos en la historia. Tiene un entrenador, Javier Aguirre, probadamente incapaz, pues ya fracasó dos veces en justas mundialistas. Además del entrenador mediocre y arrogante, pero dicharachero y deslenguado, el México de hoy tiene un conjunto de jugadores que cuando mucho llega en la medianía. La combinación es de fracaso casi seguro: entrenador mediocre con el peor equipo de los últimos años.

Si con conjuntos mucho mejores en el campo, Aguirre fracasó dos veces ya, no es dificil adivinar lo que hará con la selección más limitada que ha dirigido. Todo, por supuesto, es consecuencia de la corrompida y manoseada estructura de propietarios, directivos y promotores que controla el fútbol mexicano, con al menos 15 años manejando ese deporte en reversa.