Aun antes de que el gobierno de Trump desmantelara los mecanismos de seguimiento y control de las operaciones de influencia rusa en países estratégicamente importantes, aparecieron en México medios que transmiten propaganda y desinformación del Kremlin con su propia marca, conocidos como “marcas blancas”. Fundado por el político español Pablo Iglesias, Canal Red es quizá la marca blanca mejor conocida en nuestro país. “Canal Red se hace eco de contenidos de RT” (el canal estatal ruso), publicó The New York Times en 2024, señalando al medio como proxy ruso, lo que Iglesias negó en una carta al editor que el diario no publicó. Tras su fracaso electoral en España, Iglesias, fundador del partido radical Podemos, se reinventó en su podcast La Base, “que se hacía eco del contenido prorruso publicado en otras plataformas de influencers, incluyendo análisis de la guerra en Ucrania que repetían los argumentos del Kremlin”, escribió el especialista Douglas Farah en un informe publicado por el Peace Institute en 2023.
La presencia de Canal Red en México se debe principalmente al patrocinio de Jesús Ramírez Cuevas que, como vocero y operador político de AMLO, facilitó las entrevistas a modo que Inna Afinogenova, exempleada de RT en Español, y actual copresentadora en Canal Red, realizó a AMLO y Sheinbaum. Con la bendición de Ramírez Cuevas, Iglesias y Afinogenova, colaboradores regulares en los canales públicos afines al gobierno mexicano Once y 22, impulsaron en enero una campaña de recaudación de fondos vía crowfunding para crear una “nueva redacción” de Canal Red en México, que dé la “batalla ideológica” y “plante cara a la maquinaria mediática reaccionaria”, exhibiendo su ADN de propagandistas ajenos a la vocación periodista de informar sobre hechos. En febrero, dijeron haber recaudado 159 mil euros (3 millones 470 mil pesos), rebasando la meta “óptima” de 100 mil. Eufóricos, brindaron con sus anfitriones morenistas. Festejo aparte, aún no hay indicios de que Canal Red haya materializado sus operaciones mexicanas o lanzado un “periódico digital propio”, como prometió.
Afinogenova nunca pidió disculpas a su audiencia hispanoparlante por haber mentido sobre el sanguinario plan de su entonces jefe Vladimir Putin para invadir a Ucrania. Humillada y desacreditada, renunció a RT solo para reaparecer un año después reciclada en la cadena de Iglesias.
La reciente clausura del Global Engagement Center del Departamento de Estado, de la Agencia para el Desarrollo Internacional y de la Voz de América, entre otros, representa la pérdida de la capacidad de Estados Unidos para contrarrestar las campañas de influencia rusa en países blancos como México en momentos en que la administración Trump se acerca a Rusia. “Ya no hay ningún contrapeso. Tienen cancha libre. Estados Unidos no está monitoreando”, me dijo Farah, presidente de la consultoría estadounidense IBI Consultants, al advertir contra el riesgo de “normalizar” la influencia rusa y la desproporcionada presencia de “diplomáticos” en la embajada de Rusia en México.
Otra marca blanca es El Ciudadano México, filial de El Ciudadano Chile, señalado por el Departamento de Estado como “proxy” ruso que “publica contenidos creados, traducidos y enviados” por un equipo en Moscú al grupo editorial en Chile. “Los actores de influencia de Rusia han adaptado sus esfuerzos para ocultar cada vez más su mano, insertando de manera encubierta sus mensajes predilectos a través de un amplio ecosistema de sitios web que manejan los rusos, así como individuos y organizaciones que aparentan ser fuentes de noticias independientes. El objetivo final del Kremlin es blanquear su propaganda y desinformación a través de medios locales de una manera que resulte natural para el público latinoamericano”, advirtió la dependencia estadounidense en 2023. No es casual que Diario Red, el portal de Canal Red, seguido difunda contenidos de El Ciudadano Mx. En México, las narrativas favorables al Kremlin se traslapan con narrativas favorables al gobierno de Sheinbaum, mezclando verdades sesgadas y mentiras. En meses recientes, se dedicaron a promover a los candidatos de Morena en la elección judicial, cuyo fracaso ahora presentan como un ejercicio de “legitimidad y transparencia”, ya que “13 millones de mexicanos votaron… en un experimento democrático hacía la transformación radical de su sistema judicial…”, encabezó su nota Diario Red, omitiendo mencionar que la elección registró la participación más baja de la historia. Desde sus estudios en Madrid, Iglesias y Afinogenova pontifican diariamente su pureza ideológica, exaltando a sus próceres latinoamericanos favoritos como Maduro, Correa y Sheinbaum, “referencia del progresismo y de la izquierda”, declaró Iglesias a El Ciudadano Mx, que dirige el propagandista ruso, Denis Rogatyuk.
@DoliaEstevez