Para la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el año 2026 será un punto de inflexión para consolidar su proyecto político y asegurar la continuidad de su legado. Por ello, evalúa ajustes estratégicos dentro de su gabinete, y en esa lista hay una figura que sobresale por encima del resto: la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.
No se trata sólo de una funcionaria eficaz, sino de una mujer cuya trayectoria encarna los principios fundacionales de Morena: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.
Ambas han construido una relación política y de confianza que se remonta a los cimientos del movimiento lopezobradorista, esos años entre 2000 y 2006 donde se formó la estructura que años después llevaría a la Cuarta Transformación al triunfo histórico de 2018 bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.
Rosa Icela no sólo ha sido incondicional con Sheinbaum, sino también una operadora clave en momentos cruciales, incluida la conducción política de la ambiciosa Reforma Electoral.
Sin embargo, la presidenta también tiene claro que su secretaria de Gobernación es la mejor posicionada para convertirse en la candidata de Morena a la gubernatura de San Luis Potosí en 2027.
Las encuestas la colocan al frente con claridad: la más reciente medición de Demotáctica Global Research le otorga 25.12% de las preferencias, casi ocho puntos por encima de su competidor interno más cercano, Gerardo Sánchez Zumaya.
Su peso político no necesita artificios; su nombre avanza por sí solo en el ánimo ciudadano. Pero pese a ese escenario favorable, Rosa Icela no se deja arrastrar por los reflectores ni por los cálculos adelantados.
Su atención sigue puesta en la conducción política del país, desde atender a la CNTE en momentos de tensión hasta llamar a la civilidad frente a las movilizaciones de la llamada Generación Z.
Su estilo es firme, sobrio, sin aspavientos: gobierna con respeto y autoridad moral, no con estridencias.
Su trayectoria explica mucho: nacida en Xilitla, criada en Ciudad Valles, formada como periodista en la Escuela “Carlos Septién García”, reportera en medios nacionales como El Universal y La Jornada, y posteriormente funcionaria en distintos gobiernos capitalinos antes de asumir un rol central en la administración de Claudia Sheinbaum.
Su vida pública ha estado marcada por una constante: la congruencia. En un país donde la política suele confundirse con simulación, Rosa Icela representa lo contrario: una funcionaria que pone en práctica, todos los días, los valores que Morena ha hecho bandera.
La presidenta sabe que llegará el momento de dejarla partir para buscar San Luis Potosí, pero también reconoce que su presencia es hoy indispensable para sostener la gobernabilidad y las reformas estructurales de su administración.
Ese equilibrio será una de las decisiones políticas más relevantes del próximo año.
Lo cierto es que Rosa Icela Rodríguez se ha convertido en una de las mujeres más influyentes del movimiento y en una figura imprescindible para entender el rumbo de la Cuarta Transformación. Su lealtad, su origen, su experiencia y su conducta la colocan como una pieza insustituible en el tablero político de México.
En Cortito: Nos cuentan que el mensaje de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo fue tan claro como demoledor: aquellos funcionarios que anden tocando puertas, recorriendo casas y utilizando el encargo público para promocionarse rumbo a 2027, deben renunciar de inmediato.
La frase, lanzada desde la llamada Mañanera del Pueblo, cimbró de manera directa a la clase política de Guerrero y sacudió a más de un suspirante.
La presidenta no tolerará que se usen los programas sociales para fines personales ni que se engañe al pueblo disfrazando proselitismo como “territorio institucional”.
En medio de este panorama turbulento, donde varios actores buscan colarse con viejas prácticas, emerge una figura con legitimidad, trayectoria limpia y absoluta cercanía con el proyecto de la Cuarta Transformación: Esthela Damián Peralta, subsecretaria de Prevención de las Violencias de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Ella sí representa el perfil que la presidenta busca para encabezar las transformaciones en Guerrero. Es disciplinada, congruente y leal al movimiento. No anda en campañas disfrazadas ni en operaciones de simulación; trabaja, construye y entrega resultados.
Esthela Damián es, sin duda, la carta fuerte de Claudia Sheinbaum para la gubernatura en 2027. No por imposición, sino porque encarna el tipo de liderazgo ético que el movimiento necesita en un estado con profundas heridas históricas y desafíos sociales enormes.