Siete años después: ¿transformación o asignatura pendiente?


20 de Noviembre de 2025

Pablo Reinah
Pablo Reinah
Periodista con 28 años de experiencia en televisión, radio y medios impresos. Ganador del Premio Nacional de Periodismo 2001, ha trabajado en Televisa, Grupo Imagen y actualmente conduce el noticiero meridiano en UNOTV. Ha colaborado en medios como Más por Más, Excélsior y Newsweek. Es autor del libro El Caso Florence Cassez, mi testimonio y asesor en medios de comunicación.

Siete años después: ¿transformación o asignatura pendiente?


Pablo Reinah columnista

Claudia Sheinbaum pretende celebrar el aniversario de la llegada de siete años de la Cuarta Transformación con un evento en el Zócalo capitalino. Su convocatoria apunta a consolidar logros: aumento al salario mínimo, programas sociales, becas para jóvenes y una estrategia para reducir la pobreza. Pero, aunque su discurso promete unidad y esperanza, el país real contra el que se mide ese balance tiene varias fisuras que nadie en el poder quiere ver: violencia persistente, inseguridad que se vive día a día y una economía donde el progreso no alcanza a todo el mundo por igual.

En el terreno de la seguridad, los números recientes siguen siendo preocupantes. Se reportan tensiones por homicidios y, aunque hay optimismo respecto a una posible disminución, los niveles siguen siendo históricamente elevados. Al mismo tiempo, la percepción ciudadana no acompaña a la retórica oficial: una buena parte de la población sigue sintiendo que vive en un entorno inseguro, y muchos temen que la situación de criminalidad empeore en lugar de mejorar. Esa disparidad entre lo que se declara públicamente y lo que vive la gente es una brecha difícil de cerrar.

La muerte de Carlos Manzo marcó un punto de inflexión en la narrativa de este gobierno: evidenció que ni el cambio de administración ni el relevo de estrategia alcanzaron para desactivar estructuras criminales que operan con absoluta impunidad. A ello se suma el incremento de extorsiones a comercios, como en el caso de Iztapalapa, donde locatarios de zonas como la avenida Ermita Iztapalapa e incluso del corredor de Iztacalco han denunciado cobros ilegales y amenazas constantes, un fenómeno que crece sin una respuesta contundente. Y mientras en algunos estados la violencia parece dar un respiro, en otros se intensifica, fragmentando al país en mapas de riesgo desiguales donde la vida cotidiana depende del territorio en el que se habita. El resultado es un sentimiento extendido de miedo, una percepción de vulnerabilidad que no entiende de discursos ni de cifras oficiales.

En materia económica, Sheinbaum puede insistir en que la 4T ha empujado el ingreso mínimo, ha apoyado a los más vulnerables y ha dado un giro asistencial con miras a disminuir la desigualdad. Pero los indicadores estructurales siguen planteando retos: el empleo informal es amplio, el crecimiento no es homogéneo y muchas regiones del país no han sentido un cambio profundo en su economía. La reducción de la pobreza puede existir en los papeles, pero eso no significa necesariamente que todos tengan una mejora en sus ingresos.

Este acto por venir en el Zócalo no será solo una celebración: será una declaración de legitimidad política. Sheinbaum está marcando territorio y enmarcando estos siete años como un capítulo triunfante de su proyecto. Sin embargo, para que su mensaje cale más allá del escenario, deberá enfrentar con claridad los desafíos que persisten.

No basta con un mitin bien planeado. La verdadera transformación exigida por la 4T no será sostenible si no va acompañada de una estrategia robusta para frenar la violencia, reconstruir instituciones quebrantadas y garantizar que el crecimiento económico no sea solo una cifra positiva en los reportes oficiales. Si la conmemoración en el Zócalo pretende ser memorable, tendría que convertirse también en el punto de partida para reformas más profundas: que el próximo aniversario no sea solo motivo de fiesta, sino un impulso hacia un México más seguro, justo y próspero. Para que eso ocurra, primero tendrían que reconocer las deficiencias, no negarlas.