Una final de Roland Garros para la historia

10 de Junio de 2025

<b>Alfredo Castillo Cervantes</b>
Alfredo Castillo Cervantes
Abogado, politólogo y economista, con estudios de posgrado en administración y ciencias del deporte.

Una final de Roland Garros para la historia

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Para Beto, Pau y Ema.

Llevaban 37 minutos de partido y apenas iban 2-2 en el primer parcial. Sin embargo, la tensión, la adrenalina y los nervios marcaban la pauta de este primer set. Alcaraz fallaba, pero Sinner hacía lo propio. Ambos tenían en cada servicio, punto para quebrar el saque del oponente, lo cual reflejaba que ninguno estaba desplegando su mejor tenis.

Sinner se llevó el primer set y aunque en el segundo Alcaraz remontó un 5-2 para forzar un tie break, el italiano volvió a recuperar el control del partido para ponerse dos sets a cero. En ese momento, el público, los analistas y hasta el mayor fanático de Alcaraz sabía que el español podría tal vez ganar un tercer set, pero que el partido estaba totalmente del lado del número uno del mundo.

Sinner llevaba 32 sets ganados de manera consecutiva (el record de toda la historia es de 36 de Roger Federer en 2007), venía de ganar los dos últimos Grand Slam, y no había cedido un solo set en todo el torneo. Con esos antecedentes, Alcaraz se fue 3-5 en el tercer set y con su propio servicio perdió los primeros tres puntos para ponerse 0-40 y con eso darle un triple match point al italiano.

Sinner estaba a tan solo un punto de convertirse en el cuarto tenista de la historia en ganar Roland Garros sin haber cedido un solo set, algo que solo lograron Rafael Nadal, Bjorn Borg e Ille Nastase. Además, estaba a un solo punto de ganar su tercer Grand Slam de manera consecutiva. Entonces sucedió lo impensable.

Alcaraz salvó los tres match point, sostuvo su saque y en el siguiente game rompió el saque de Sinner para empatar el marcador a cinco iguales. Los aficionados pensaron que habían ganado un poco más de espectáculo, y que a lo mejor el español podría ganar ese set, pero nunca tres seguidos.

Cuando el partido se fue a muerte súbita en ese tercer parcial, Alcaraz desplegó su mejor tenis, ganó el set y a partir de ahí tomó el control del partido. La confianza desplegada por el español, hizo que se agenciara el cuarto set y que rompiera el primer servicio de Sinner en el quinto y definitivo set.

Cuando Sinner se vio abajo 3-1 en el último set, fue cuando pudimos ver el mejor tenis que se haya visto en años en una final de Grand Slam. En ese momento, por primera vez el italiano sacó a flote el carácter, y con la garra implacable de un guerrero que defiende su reino (ser el tenista número uno del mundo), empezó a soltarse como Alcaraz lo había venido haciendo desde la parte final del tercer set y todo el cuarto y quinto set.

A partir de ese instante, dejamos de ver errores no forzados para ver sólo tiros ganadores por parte de ambos tenistas. A estas alturas, el partido había superado ya las cinco horas y estos dos gladiadores hacían gala ante el mundo del tenis de que ambos se habían agenciado y adueñado de una nueva rivalidad histórica. Con tiros espectaculares, Alcaraz defendía su servicio ante un Sinner que atacaba como no lo había hecho en todo el partido. El español mantenía su servicio con grandes esfuerzos y el italiano empezaba a ganar su saque con soltura, facilidad y contundencia. Así fue el 3-2 y el 4-3 hasta que llegamos al famoso 5-4 y el saque. Alcaraz enfrentaba ya a un león herido que tenía el “cuchillo entre los dientes.”

Alcaraz había vivido ya una situación parecida cuando le ganó a Djokovic en la final de Wimbledon 2023 al servir con el 5-4 a su favor en el quinto set y había controlado los nervios para llevarse el título. Pero en esta ocasión la historia se escribió diferente. Sinner rompió el saque del español y de nuevo con una contudencia en su servicio se fue 6-5 arriba en el quinto set. Con su servicio, Alcaraz estaba a dos puntos de perder el partido (30 iguales) cuando en una devolución potente de Sinner que pintaba para ser un “winner” del italiano y con ello tener un nuevo match point a su favor, Alcaraz alcanzó la pelota cerca del callejón para devolverla de manera brillante, ante la sorpresa del mismo Sinner y el público en general, ganando ese punto el español.

Lo que pudo ser un match point a favor de Sinner fue una ventaja para Alcaraz, y de ahí todo fue a parar en una super muerte súbita a diez puntos. Cuando se llegó a esa instancia, Alcaraz había retomado ya la confianza de un gigante, y Sinner se vació en la frustración de sentir que su mejor tenis había llegado muy tarde y que cuando lo desplegó, no fue suficiente para doblegar al español.

Sinner jugó mejor estos últimos ocho games del quinto set, que los primeros dos sets que le había ganado a Alcaraz. Pero a diferencia de estos dos sets, en donde el español lució errático, disperso y falto de confianza, para esta última parte del partido, Alcaraz desplegó el mejor tenis al que un profesional puede aspirar, rayando en la perfección en cada uno de sus golpes.

El super tie break fue una obra de arte del español y con eso se agenció su segundo Roland Garros de manera consecutiva y su quinto Grand Slam a la misma edad que Rafael Nadal, tanto en años, como en meses y días (22 años, un mes y tres días).

Es muy común decir que cada que vemos algo excelso lo hemos querido enmarcar como lo mejor de la historia, como si solo el presente pudiera darnos la claridad de que nunca antes había sucedido algo igual o mejor. Seguramente por el nivel de tenis, existen partidos en donde los primeros cuatro sets pudieron ser superiores al que vimos en esta final.

Pero lo que se vio en este último set, si podríamos afirmar que es el mejor quinto set de una final que se haya jugado en Roland Garros en toda la historia. Sobre todo porque después de estar más de cinco horas en una pista, tanto Alcaraz como Sinner jugaron a una velocidad y control de pelota que solo Nadal, Federer o Djokovic hubieran podido igualar en sus mejores tiempos. Y ninguno de ellos jugó un quinto set en una final de Roland Garros en toda su trayectoria.

Aunque Sinner declaró que esta derrota es una lección importante en su proceso de crecimiento como jugador, y que la misma le permitirá identificar áreas de mejora para regresar más fuerte en el futuro, lo cierto es que esta dificultad para ganar partidos solo la tiene con Alcaraz. Nadie más lo ha podido vencer en sus últimos 50 partidos que no sea el español.

Y aunque todos lo habían vaticinado desde el año pasado, ha quedado claro que las rivalidades de época como fueron Borg-McEnroe, Agassi-Sampras, Federer-Nadal, o Nadal-Djokovic, entre otras, hoy se consolidó una nueva gran rivalidad para los siguientes años: Sinner-Alcaraz. Por lo pronto desde el 2024 los Grand Slam solo han sido ganados por alguno de estos dos tenistas, y todo apunta a que esta final se repita en unas semanas más en el mítico pasto de Wimbledon.

DE COROLARIO: La épica final de caballeros opacó la final de damas. Sin embargo, esta también fue una final extraordinaria. Coco Gauff jugó con un nivel de concentración y resilencia tal, que venció a la número uno del mundo Aryna Sabalenka, quien al final del partido cometió la gran pifia de restarle mérito a la americana argumentando que había sido ella la que había jugado mal, y que en un extremo, si la final la hubiera jugado en su lugar Iga Swiatek (a la que la propia Sabalenka había derrotado en semifinales), la tenista polaca hubiera vencido a Coco Gauff.

Estas declaraciones han hecho que los analistas y fanáticos del tenis la encasillen como una mala perdedora, que nunca puede reconocer las virtudes de sus rivales. Muy mal por Aryna, quien a pesar de su gran popularidad en redes sociales y de ser la indiscutible número uno del mundo, hoy ha dejado claro que está muy lejos de tener la clase que demostraron Alcaraz y Sinner en su final, en donde además de admirarse el gran juego desplegado por los dos, fue de admirarse como ambos cedieron puntos a su rival cuando el marcaje había sido señalado de manera dudosa e incorrecta. Un gran ejemplo para todos los niños y juveniles que practican este gran deporte a nivel nacional e internacional.