El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha dado a conocer recientemente los resultados de la encuesta “El voto climático de la gente 2024”, la cual busca conocer la percepción de las personas en el mundo al respecto del cambio climático y sus consecuencias. Este estudio, que fue levantado por primera vez en 2021, se compone de 77,000 cuestionarios levantados en 77 países para representar la opinión de 87% de la población mundial. Sus conclusiones nos señalan la creciente preocupación de la población ante el incremento de riesgos, pérdidas y daños derivados del cambio climático y busca impulsar que los líderes mundiales realicen acciones más ambiciosas y urgentes para enfrentar la amenaza del calentamiento global.
Lo primero que destaca es que en 80% de los países donde se levantó la muestra, 53% de las personas afirman estar más preocupadas por el cambio climático en comparación al año anterior. En los países con menores niveles de desarrollo, hasta 59% de las personas manifiestan su preocupación y 50% en los países desarrollados, lo cual refleja que cada vez pesa más la gravedad de las pérdidas y daños involucrados. México se encuentra entre los países que manifiestan mayor preocupación (77%), junto con Fiji (80%), Afganistán (78%) y Turquía (77%), mientras que Arabia Saudita, el país menos preocupado, se mantiene en el promedio global de 53%. Destaca que las mujeres tienden a estar más preocupadas que los hombres (55% vs 51%) y a nivel regional son las mujeres en América Latina tienden a manifestar mayores niveles de preocupación y compromiso.
La incidencia de desastres naturales y olas de calor más frecuentes explica en gran medida el incremento en la preocupación sobre los efectos de cambio climático. Esto se ha traducido en que las personas comienzan a tomar decisiones considerando las consecuencias potenciales del aumento en la temperatura global: 69% de las personas afirman que el cambio climático está determinando decisiones sobre dónde trabajar o comprar propiedades, lo cual alcanza 74% en los países menos desarrollados y 80% en los países insulares. Aquellos países que menos han contribuido a producir el fenómeno enfrentan consecuencias más graves y mayores niveles de incertidumbre.
Las personas reconocen (89%) que lo que hagan los gobiernos es determinante para contener los efectos del cambio climático y 86% afirma la necesidad de mayor cooperación internacional. 49% señala estar satisfechos con los que hacen sus países, pero solo 39% considera que las grandes empresas están contribuyendo con efectividad. Estos datos no quitan que las personas esperan acciones más decididas y 80% acepta que es necesario que los países fortalezcan sus compromisos para contener los efectos del cambio climático, incluyendo 89% de la población en los países menos desarrollados y 76% en los desarrollados. Esto involucra que 72% esté de acuerdo en una transición energética hacia fuentes renovables y que en 85% de los países que componen la muestra se afirme la necesidad de que ésta sea muy rápida. La excepción son Iraq y Rusia, donde solo 43% y 16% respaldan una transición energética.
Las personas piden también mayor protección ante los efectos del cambio climático (78%), lo cual se incrementa hasta 89% en países con menores niveles de desarrollo, más educación climática en las escuelas (80%), mayor apoyo para los países más pobres (79%) y acciones más decididas para proteger y restaurar a la naturaleza (81%). Entre los países que manifiestan menor disposición para incrementar las acciones para proteger a las personas contra los efectos destructivos del cambio climático, destacan Canadá 62%, Estados Unidos (57%), Alemania (55%) y República Checa (44%). A nivel regional América Latina manifiesta un compromiso prácticamente unánime en este tema (92%), mientras que en Norte América (58%) es el más reducido, lo cual evidencia la preocupación por asumir responsabilidades lo que en forma creciente se acepta como problema de justicia climática.
Wendell Berry, El gran pensador ambientalista y agricultor estadounidense, quien este mes cumplió 90 años, señala que proteger al medio ambiente y garantizar procesos productivos sostenibles implica tanto una obligación pública como responsabilidades privadas. Sin el compromiso decidido y el cambio de actitud de los ciudadanos en torno al cambio climático y la degradación ambiental, difícilmente habrá compromisos internacionales más ambiciosos y políticas nacionales efectivas. La encuesta del PNUD muestra que conforme los eventos destructivos se incrementan y afectan a ciudades y localidades, también aumenta la preocupación e incertidumbre de las personas. El reto es movilizar esta preocupación en acciones climáticas relevantes y ambiciosas, medibles y verificables, que tengan lugar desde lo global y lo nacional hasta los niveles subnacionales y comunitario.