Recesión económica: el otro golpe del coronavirus

13 de Mayo de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Recesión económica: el otro golpe del coronavirus

simon vargas

“Hasta que no se logre una distribución equitativa de la riqueza, no se resolverán los males de nuestra sociedad.” Papa Francisco

Casi cuatro meses han pasado desde que la Organización Mundial de la Salud declarara al COVID-19 como una pandemia que amenaza la estabilidad mundial y aunque aún nos encontramos frente a una crisis sanitaria; el miedo, la incertidumbre y la desconfianza poco a poco se abren paso en un panorama económico cada vez más complicado.

Y es que el golpe intempestivo del Coronavirus, las medidas de aislamiento y el cierre de empresas han generado otra crisis difícil de frenar: la económica; si bien la cuarentena fue una de las acciones más eficaces para contrarrestar la propagación del virus, su implementación, probablemente, no considero las consecuencias económicas a largo plazo, y esto debido en gran medida a que en el comienzo de la crisis sanitaria poco se vislumbró el largo periodo que esta situación implicaría.

De acuerdo a estimaciones del Banco Mundial la economía se reducirá un 5.2% este año, lo que representaría la recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial, además se prevé que la actividad económica disminuirá un 7% y un 2.5% este año entre las naciones más avanzadas y las economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMDE), respectivamente.

La interrupción de la escolarización en la forma tradicional como la conocíamos, aunada a la reducción de la demanda interna, y el comercio, provocará que los ingresos per cápita durante este 2020 alrededor del mundo disminuyan en un 3.6%, lo que llevará a millones de personas a la pobreza extrema y el análisis afirma que la economía de nuestro país, se contraerá un 7.5% afectada por condiciones financieras como la caída de los precios del petróleo, las restricciones de movilidad y la reducción de la actividad turística.

Este último punto merece mención aparte, ya que de acuerdo a diferentes estimaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el sector turístico puede suponer la caída de entre el 1.5 y el 4.2% del producto interior bruto mundial; países como República Dominicana, Ecuador, México, Colombia y Argentina se encuentran entre los más afectados en América Latina, y España entre los europeos.

Y a pesar de que el turismo ha comenzado a reiniciarse en muchos países, en la mayoría este rubro aún se encuentra totalmente paralizado o desarrollándose a un porcentaje muy bajo, lo que para aquellas naciones que viven de esta actividad significa un colapso que tiene un efecto dominó; por ejemplo, las pérdidas impactan sectores económicos como alimentos, bebidas y entretenimiento; es así como de acuerdo a la Organización Mundial del Turismo en el escenario más pesimista donde se contempla que esta actividad continúe en receso por 12 meses más, esto costaría alrededor de 3.3 billones de dólares o el 4.2% del PIB mundial.

La reacción en cadena ha contribuido a que en esta primera mitad del 2020 se perdieran alrededor de 400 millones de empleos en todo el mundo, siendo las mujeres las más afectadas ya que su representación mayoritaria en sectores económicos más afectados por la crisis como la hostelería, el alimentario, el comercio y la industria manufacturera ha conllevado a la pérdida de su empleo.

Además la Organización Internacional del Trabajo prevé que la crisis económica creada por el COVID-19 ha hecho desaparecer en todo el mundo el 6.7% de las horas de trabajo en el segundo trimestre de este año, lo que equivale a las que trabajan 195 millones de empleados a tiempo completo.

Paralelamente a estos pronósticos se espera que a partir del 2021 el crecimiento mundial se recuperará al 4.2% para los países avanzados y 3.9% para aquellos en desarrollo; sin embargo aún el panorama es muy incierto, ya que si bien el levantamiento de la cuarentena y el regreso a la “nueva normalidad” plantearan crecimiento económico, la posibilidad de volver al confinamiento por una nueva ola de contagios aún se vislumbra como altamente posible, lo que no sólo limitará la economía sino que nos pondrá en una situación aún más complicada.

El COVID-19 ha evidenciado la fragilidad de muchos sistemas e incluso la carencia de empatía con el prójimo, pero ahora lo que más importa es traducir cada situación en un punto a favor y hacer de la resiliencia una capacidad única que nos permitirá superar las circunstancias adversas de la vida.

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