No te lo guardes

29 de Abril de 2024

Rebeca Pal

No te lo guardes

El rechazo a un sentimiento suele ser porque no sabemos cómo gestionarlo ni qué hacer con el. Una falta de conocimiento ante un sentimiento puede volverse un arma que nos tortura de forma inagotable por años. Toda emoción no gestionada, tarde o temprano, termina por controlarnos. Lo que no decimos o los sentimientos no exteriorizados, son una bomba de tiempo. ¿Por qué? Hay una pobre educación en cuanto a la gestión adecuada de nuestras emociones. Nos enseñan a encubrirlas, a guardarlas, cuando debería ser todo lo contrario. Algunos consideran que es de mala educación expresar cualquier tipo de sentimiento catalogado como “negativo”, pero yo creo que es una falta de respeto para uno mismo no poder expresarse libremente. No estoy diciendo que tomemos el papel de víctimas y exterioricemos nuestros males sin filtros, porque todo tiene un límite. De hecho es muy diferente la tristeza a la depresión, el enojo a la ira, la alegría a la euforia…, esos extremos son psicopatologías y necesitan ser tratados por un especialista. Mi punto es buscar un equilibrio para saber decir lo que nos molesta sin hacernos daño a nosotros mismos ni a quienes nos rodean. Hay muchas personas que no son capaces de expresar las ganas de llorar por miedo al rechazo que puedan recibir por parte de su entorno familiar y/o social. Nadie, en su sano juicio, quiere ser una persona tóxica, pero si no sabemos distinguir nuestras emociones no podremos gestionarlas, y si no sabemos gestionarlas nos volveremos nuestro peor enemigo: una persona tóxica; reforzando la creencia de que como “estás mal” es mejor poner distancia porque puedes “contaminar” al resto de los que “estamos bien”. Creo que sería de mucha ayuda aprender a distinguir las emociones, porque confundimos lo que sentimos y no le damos la importancia que tiene, por ejemplo: el miedo y el enojo son las emociones que se confunden con mayor frecuencia. Mucha gente se muestra enfadada y agresiva pero no es por enojo, sino por miedo a ser lastimados. Encubren una emoción que no quieren o no pueden hacer frente y, por ende, no desean distinguir. Si no le ponemos nombre a lo que sentimos, menospreciamos nuestra forma de sentir. Tenemos que aprender a etiquetar nuestras emociones, a darles nombre, y a hacer que nuestro entorno las respete a través de los límites. Cuando le das nombre a algo, sabes a qué te enfrentas, cómo tratarlo y cómo superarlo. Toda emoción que no sea etiquetada termina siendo ignorada y “olvidada”. Digo “olvidada” porque tarde o temprano sale desde el interior para expresarse y no parará hasta que no puedas esconderla por más tiempo. Por eso es tan importante tener claro el concepto de inteligencia emocional. La inteligencia emocional es una herramienta que nos ayuda a reconocer, identificar y etiquetar todas nuestras emociones, a ser más conscientes de ellas y del impacto que tienen en nuestra mente y en la vida en general. Recordemos: una emoción no dicha es un dolor que padecemos y, sobre todo, ningún sentimiento es negativo. Todos nuestros sentimientos han sido y son necesarios para nuestra supervivencia. No tengamos vergüenza de mostrarnos tal cual somos. Negar de un sentimiento es negar de uno mismo.