La semana pasada fui invitada a participar en una cata dirigida por Agustín Santolaya, Director General de Bodegas Roda. Estas Bodegas ocupan un lugar privilegiado entre los vinos de la Rioja. Fue una delicia conocerlo, no solo por lo interesante de su plática, sino también por la pasión con que se expresa del trabajo que realiza tanto en los viñedos, así como en las demás etapas de la vinificación. Es un innovador que siempre recurre a la ciencia para entender mejor al vino. Pero no solo eso, a veces está dispuesto a tomar las rutas menos fáciles para hacer el vino que quiere. Me pareció después de escucharlo, que estaba conociendo a un verdadero disruptor de la industria vinícola en España.
Agustín nos contó que Roda es una bodega relativamente nueva en la Rioja, pero que ha logrado posicionarse de tal manera, que normalmente la gente piensa que es más antigua. Cuenta que cuando decidieron montar el viñedo en 1987 decidieron hacer sus vinos con viñas viejas, por lo que pusieron anuncios en el periódico ofreciendo comprar y pagar en efectivo inmediatamente a los productores. Esto sea dicho era lo contrario a la manera en que las otras bodegas pagaban a los productores, quienes compraban la uva a los productores conforme al ciclo agrícola y esperaban hasta la siguiente vendimia para que se les pagara. Cuenta, que justo para no molestar ni hacer olas innecesarias con su llegada a la zona, puso el teléfono de su casa y era su mujer quien se encargaba de contestar el teléfono y cerrar las compras.
Pero la innovación no termina ahí. La familia de Agustín es vitivinicultora desde hace muchas generaciones. Estudió Ingeniería Técnica Agrícola y como cualquiera que estudia esta carrera, se nota su pasión por el campo. También es tajante en cuanto a que quiere elaborar vinos de calidad. El mismo asevera que le choca la mediocridad en los vinos, que cada vez son más que menos. Pero también, una de sus ventajas competitivas se encuentra en el desarrollo e investigación, entendiendo desde la composición molecular, hasta entendimiento de la genética de la misma vid. Inicia la charla platicándonos sobre la composición técnica de la uva, desglosándola hasta nivel molecular. Nos cuenta que dependiendo del tratamiento que se le da en el tiempo de maceración a los hollejos y su fermentación, puede polimerizar los taninos para que generen vínculos moleculares adicionales y en boca sean mucho más agradables para beber. Adicionalmente, en el tiempo, se percató de que hay plantas que tienen una maduración más rápida dada su composición genética, que además resultan en vinos mejor armados. También, se ha preocupado por hacer un levantamiento genético de las cepas de tempranillo tratando de preservar todas estas variedades genéticas antiguas. Hoy posee un banco genético único en la región. Y como si eso no fuera suficiente, hoy en día se encuentra investigando cuales son las uvas genéticamente adecuadas para seguir elaborando vinos de calidad, sin que esta se vea impactada por el calentamiento global.
Ese día probamos el Roda y Roda I de la región de la Rioja. Y el Corimbo y Cirsión que elaboran en Ribera del Duero. Una de las características más evidentes en los vinos era la intensión del enólogo de dejar que la fruta brillara en el paladar y que la madera se sintiera mucho menos. Una característica de todos sus vinos es la frescura. Tanto el Roda como el Corimbo eran mucho más ligeros. El Cirsión resultó una delicia y a pesar de su joven edad, se sentía mucho más maduro, producto de sus investigaciones. El Roda resultó toda una delicia, corpulento y lleno de frutos que también se mostraba perfectamente balanceado en cuestión de taninos.
Así, pasé una tarde, en la que no solo degusté unos vinos de excelente calidad, sino que también tuve la oportunidad de aprender y conocer de primera fuente a Agustín, que sin duda, está revolucionando y seguirá revolucionando al vino español en su bodega. Ojalá y que más bodegas en lugar de recurrir a la genética por cuestión de costos, lo hagan para producir mejores vinos.
Espero que tengas un fabuloso día y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!