Bruno Plácido Valerio, líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero lleva 13 años en la lucha por los derechos de “los empobrecidos” y conoce bien la vida de los pueblos y de las ciudades; usa dos teléfonos que le permiten coordinar a las asambleas comunitarias en 18 municipios, ubicados principalmente en la Región Costa y Centro, pero ya comienzan a extenderse a la Montaña.
Por Mónica Villanueva | @citli La posibilidad de que un grupo externo se esté movilizando en el sur del país para generar enfrentamientos es real, “a alguien le ha de convenir la confrontación que se está provocando”, afirma Bruno Plácido Valerio, líder de una de las más grandes e influyentes organizaciones sociales de Guerrero. Sin querer identificar al grupo externo al que se refiere, el líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) insiste en que hacen falta nuevos mecanismos de diálogo, porque los problemas del país no pueden resolverse con muertos. En Guerrero la violencia brota ante el abandono institucional que otros grupos aprovechan, eso le queda claro en entrevista con ejecentral, por eso al cuestionarle sobre si lo que sucede en Oaxaca y Chiapas puede extenderse, advierte que existe el riesgo “de una confrontación estéril en la que nadie va a ganar”.
Se le pregunta sobre la tensión en Oaxaca tras la muerte de al menos ocho personas y luego que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, advirtiera a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que el gobierno actuaría para desbloquear las vías de comunicación: “En la reforma educativa hubo un error en la toma de decisión, de autoritarismo de los que representan a los ciudadanos, y también de la otra parte de los que por mucho tiempo dejamos que las cosas pasaran”. El riesgo de enfrentamiento es latente, reconoce, pero “a alguien le ha de convenir la confrontación que se está provocando, pero para los de abajo no nos conviene”. Luego que deja entrever que hay un tercer actor que buscaría provocar la confrontación en la región sur, que se sabe que hay muchos intereses en la región y que lo peor sería caer en el juego, por lo que hay que buscar una salida pacífica. ¿Pero hay un tercer grupo que quiere conflicto? “Debe de haber, pero yo no quiero dar una opinión”.
Guerra fabricada
Guerrero es parte de una guerra que creada para justificar recursos de persecución, para vender “tiros” (balas) y armas, para crear confusión, es la explicación para Plácido Valerio sobre la situación de inseguridad y violencia que priva en el estado. Aunque es la entidad que más amapola produce y que más heroína introduce a Estados Unidos, Plácido considera que ese no es el problema y que es necesario legalizar la droga para que haya un orden y no se convierta en un método de explotación en el que mueren los pobres. “La coordinación no responde a un problema de seguridad, es en defensa de los recibos altos de la energía eléctrica, de los abusos, en defensa de la violación de los derechos y ahí viene complementado como policía, pero el concepto no es policía, son comunidades es asamblea”. En Guerrero hay 12 regiones mineras con oro, plata y zinc, entre otros, pero los guerrerenses sólo son arrendatarios de los ejidos, quienes explotan la tierra son empresas extranjeras, principalmente canadienses. Para Plácido es claro, 70% de los municipios son ricos en recursos naturales, “si somos ricos territorialmente ¿por qué somos pobres socialmente?”; la pregunta es retórica. Los movimientos sociales como la UPOEG, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), el movimiento estudiantil y magisterial y hasta la guerrilla, sostiene, responden a las carencias y a la inseguridad que muchas veces culminan en enfrentamientos. “Explotamos porque no aguantamos seguir así como estamos. Y luego el Estado mexicano se va por la vía fácil: delincuencia organizada, siembra de enervantes”. Revira que no es así de sencillo y agudiza: el gobierno devalúa los productos internos y obliga a la gente a caer en el crimen organizado.
La guerra y la guerrilla
Guerrero es la segunda entidad con mayor porcentaje de pobreza extrema en el país, de acuerdo con el reporte del Consejo Nacional de Evaluación (Coneval), en 2010 el 67.6% de la población guerrerense se encontraba en situación de pobreza. “Como los pobres son muchos siguen justificando nuestra muerte con la guerra contra el narco, la guerra es contra los pobres, no contra el narco”. La solución la vislumbra en la legalización de la droga, aunque está consciente de que no es fácil, porque hay un poder mayor que se ve beneficiado no sólo por la producción y venta de los enervantes, sino también con los enfrentamientos. “Es negocio para lo mismo, o sea, los rojos, los amarillos, los Beltrán Leyva, hay alguien que gana más que todos ellos… se llama gobierno. (…) Sigue siendo un negocio para los grandes el narcotráfico la pobreza y la guerrilla, porque nos venden armas, nos venden tiros, crean instituciones para la persecución de esta gente empobrecida”. La entidad es cuna de guerrillas, un caso emblemático es el de Lucio Cabañas. “La guerrilla es un sentir del pueblo, los pueblos no quieren problemas. Pero que no se olvide que hay guerrilla generada por el Estado para justificar recursos de persecución”.
Y el crimen se incrustó
Las condiciones de pobreza, el aislamiento, el abandono, la corrupción de las autoridades abrieron la puerta para que con el narcotráfico se hiciera un entramado del que han emanado amenazas, desapariciones, matanzas, y más, que en la mayoría de los casos quedan en la impunidad. “Hay una sociedad que se involucró en todo tipo de delitos”. ¿Miembros de su organización están con el crimen organizado? “No están dentro, la oferta está al día”. ¿Está Bruno Plácido relacionado con el narcotráfico? “Yo creo que no tengo que ver a narcos, ni ver a corruptos sino enfocarme en cómo cambiar a lo que tanto criticamos”.