A unas horas de que se presente el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2023, la Secretaría de Salud y el ISSSTE son las dependencias que menos argumentos tienen para solicitar a los diputados federales ampliaciones en el gasto.
De acuerdo con las Consideraciones para el Proceso Presupuestario 2023, emitidas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), ambas instituciones son las que tienen el más bajo nivel de programas que miden sus resultados, lo que las vuelve menos confiables para manejar el presupuesto.
Elaborado cada año para que los legisladores cuenten con información sobre las acciones de gobierno que tienen más incidencia en el combate a la pobreza, el documento de Coneval analizó 18 programas de la Secretaría de Salud, de los que se derivan 25 indicadores. De ellos, sólo 10 miden y 15 ameritan ajustes, pues no se sabe si funcionan o no.
Entre los instrumentos más opacos de la Secretaría de Salud y que al mismo tiempo absorben grandes presupuestos están el Programa de Vacunación (7 mil 152.4 millones de pesos); Servicios de asistencia social integral (2 mil 920.1 millones); Investigación y desarrollo tecnológico en salud (dos mil 465.5 millones de pesos); Prevención y atención contra las adicciones (mil 347 millones), y Fortalecimiento de la atención médica (mil 144.7 millones).
En el caso del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el Coneval exploró 10 programas, de los que se desprenden 14 indicadores; de éstos, seis miden resultados y ocho permanecen en la opacidad, lo que da un 42% de transparencia.
Entre las acciones del ISSSTE que no muestran constancia de efectividad están Suministro de Medicamentos (8 mil 772.8 millones de pesos); Servicios de Estancias de Bienestar y Desarrollo Infantil (2 mil 639.1 millones), y Servicios Deportivos, Culturales, Turísticos y Funerarios (240 millones).
En total, durante 2022, los 120 programas sociales analizados por Coneval contemplan de 275 indicadores, de los cuales 159 (57.8 por ciento) miden resultados, es decir, poco más de uno de cada dos indicadores permiten monitorear la efectividad de las acciones, mientras que 112 indicadores (40.7 por ciento) aún deben mejorar en su planteamiento para medir resultados.