“Todo sea por ellos, hasta encontrarlos”

21 de Mayo de 2024

“Todo sea por ellos, hasta encontrarlos”

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Foto | @Gosimai

Cientos marcharon el día de las madres exigiendo justicia y la aparición de sus familirares

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MARÍA IDALIA GÓMEZ |@Gosimai

Había niños, hombres y muchas mujeres, jóvenes y mayores. Empezaron a caminar juntos, de nuevo, por cuarta vez, el día de las madres, aferrados a la esperanza, hasta encontrarlos a todos.

Iniciaron en el monumento a la Madre, a paso firme, lento y a veces cansado, pero firme. Había lágrimas, gritos y rabia, de esa que sirve para seguir adelante, para poder luchar y no agotarse, para ser capaz de repudiar la impunidad.

Apenas son unas 200 o 300 personas, reconocen que son pocos, pero no todos pudieron llegar y los ciudadanos se han acostumbrado, porque “hasta que no te pasa a ti -suelta Leslie- entonces comprendes”.

Las familias avanzaron desde las 10 de la mañana por Paseo de la Reforma hasta el Ángel de la Independencia, se aferraban a sus gritos y en especial a sus mantas, que dibujaban a hombres y mujeres, jóvenes y adolescentes, y que formaban un mosaico de gestos alegres que aturden y golpean el alma, porque no están, porque todos ellos han desaparecido, en algún lugar del país los secuestraron, y sólo quedan, por ahora, esas imágenes suspendidas en el tiempo, en la nada.

El recorrido de la marcha puede parecer corto, pero no lo es, en realidad las familias, todas, tienen un andar muy largo. Ante la ausencia de autoridad, se han convertido en detectives, antropólogas, peritos, abogadas, y psicólogas, con la esperanza de encontrar a su familiar y eso les mantiene vivos, le da sentido a su dolor.

Ellos no piden justicia, la exigen. Las familias quieren que la Procuraduría General de la República revise los casos, que las instituciones funcionen y los busquen, y detengan a los culpables.

A Yolanda Morani Sainz, cofundadora de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México y una de las organizadoras de la marcha, unos militares le secuestraron a su hijo en Torreón, Coahuila hace seis años y cinco meses, unos 2 mil 340 días, hoy donde esté, donde sus captores lo tengan, debe tener ya 40 años.

No han sido años fáciles, mantenerse en la lucha diaria, relató, en su búsqueda constante, es como una herida imposible de cerrar.

“Nuestros hijos ya no tienen tiempo, el tiempo de ellos se les ha acabado y desde un principio que desaparecieron han estado pidiendo con gritos que alguien les ayude, que alguien los busque, y no hay por parte de una autoridad quién los esté buscando, sólo nosotros”, exigió Yolanda

Por eso necesitan que los ciudadanos los vean y se solidaricen, y que las autoridades los escuchen y actúen, por eso llegaron ayer al Distrito Federal desde Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Querétaro, Estado de México, Veracruz, Guanajuato, Michoacán y Guerrero, lugares en donde sus casos se han archivado.

Incluso hay quienes no sólo buscan a un familiar, sino a dos o hasta tres. A Leslie Castillo, por ejemplo, le secuestraron a su padre y a su hermano, el mismo día en Nuevo Laredo, Tamaulipas, aunque ella es madre de una pequeña y su esposo la apoya, ella se siente muerta en vida:

“Uno sigue porque no podemos darnos por vencidos por ellos –dice-, tenemos que buscarlos y estamos aquí para hacer que nos escuchen, que el mundo voltee y vean que es una realidad, que no son casos aislados”.

Platicar con cada una de estas familias es escuchar palabras muy similares y que llevan a un mismo lugar, el dolor, son personas rotas, impotentes, viviendo entre el accionar y en la esperanza.

Pero en esa fuerza solidaria, en ese andar sin descanso debajo de ese sol que desgana, en una lucha contra la impunidad y el olvido, hay un grito en común que no se agota aunque desgarra:

“Todo sea por ellos, hasta encontrarlos”.

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