El pasado martes el Senado aprobó la ley que sancionará a charlatanes, estafadores y pseudocientíficos que dicen “curar” la homosexualidad usando “terapias de reconversión”. Todos aquellos que hagan creer que con “sesiones de liberación”, “agua milagrosa”, “hipnosis regresiva”, “exorcismos colectivos”, “oraciones milagrosas”, “campamentos espirituales” van a “sanar” a quienes tengan otra preferencia que la heterosexualidad serán castigados penalmente.
Algunos grupos religiosos tradujeron estas reformas que se hicieron al Código Penal Federal y a la Ley General de Salud como un intento por desacreditar el trabajo profesional que llevan a cabo Ministros de Culto, que cuentan con un grupo multidisciplinario especializado en consejería de ayuda individual y familiar. Para otros es la “imposición de una censura religiosa” que intimidará a sacerdotes y pastores para obligarlos a no opinar sobre lo que llaman ideología de género. Y hay hasta quienes buscan amparos, pues ven que la comunidad LGBTQ hará denuncias en cascada para encarcelar a quienes critiquen su vida íntima.
Los más extremistas dicen que el Gobierno quitará la patria potestad a los padres que se atrevan a “corregir” la orientación sexual de su hijo(a), pues de haber una denuncia, serían acusados de “tortura” por hablar del tema con ellos.
La Ley sancionará a quien “realice, imparta, aplique, obligue o financie cualquier tipo de tratamiento, terapia, servicio o práctica que obstaculice, restrinja, impida, menoscabe, anule o suprima la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona”. Y aunque es delgada la línea entre “terapia profesional”, “ayuda ministerial” o “consejería espiritual” es claro que lo punible es que pretendan hacer de un homosexual o lesbiana, un “paciente que debe ser sanado” de una enfermedad que no existe, y aparte cobren por el “servicio”.
Amanda Leticia M. Vargas, terapeuta con más de 30 años de experiencia en la atención juvenil comenta que en las Iglesias esta nueva corriente de sexualizar y espiritualizar las conductas familiares repercute de manera nociva en las congregaciones pues se cree que las preferencias de género son lo más importante en la mente humana que necesita reconstruirse.
“Los papás muy angustiados me trae a la chica o al chico diciendo que se quiere salir del clóset o que tiene tendencias muy afeminadas, cuando que eso es lo menos trascendente en su comportamiento y traen una patología suicida, o vienen de familias violentas, que es lo primero que se debe atender. Pero los pastores creen que lo más grave es la homosexualidad y prefieren que haya suicidas en potencia a que una lesbiana vaya a
infectar
a su comunidad”.
La mayoría de las congregaciones cristianas carecen de un equipo capacitado para la atención de patologías, adicciones, trastornos y conductas nocivas que debieran ser atendidas por profesionales de la salud mental, así que recurren a las herramientas espirituales que quedan cortas ante la grave crisis que enfrentamos como mexicanos.
PALABRA DE HONOR: Mientras líderes evangélicos se fueron con todo en contra de la diputada Salma Luévano Luna por su iniciativa para sancionar a quien utilice “leguaje de odio” en contra de la comunidad LGBTQ, la Conferencia del Episcopado Mexicano le envió una felicitación por su cumpleaños pidiendo “a Dios celebrarlo en compañía de sus seres queridos”. Hasta en la espiritualidad hay niveles…