Dos reuniones de grupos radicales se llevaron a cabo en los últimos días: el sábado 29 de octubre jóvenes neofascistas organizaron un concierto de bandas españolas y mexicanas al que asistieron al menos unas 300 personas. El otro, se desarrolló el 19 de noviembre, convocado por la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) donde se acordó la creación de un partido político de ultra derecha, ambos eventos en la Ciudad de México.
Estos grupos tienen características en común: supremacistas, de espíritu nacionalista, en contra de los derechos colectivos y de la comunidad LGBT… por ende en contra del régimen actual. Aunque parecieran eventos inconexos, la participación de líderes religiosos está presente, sobre todo del sur de Estados Unidos que tienen fuertes nexos con Iglesias Evangélicas en México, son las que apoyan de manera incondicional a Donald Trump, el ex Presidente amigo de López Obrador.
De la reunión de jóvenes el mes pasado no se tienen muchos datos, la entrada fue restringida y sólo por invitación. Conforman una red bien organizada a nivel mundial donde hay líderes de Iglesias que están en contra de los migrantes, la despenalización del aborto, de los homosexuales, de los matrimonios entre personas del mismo sexo y que son partidarios de un gobierno racista y homofóbico.
De la CPAC hay un poco más de datos visibles, aunque su organización cupular e integrantes distinguidos, así como sus pilares económicos, son un secreto en México, y se sabe que también Iglesias Protestantes aportan diezmos a la causa, pues pretenden no sólo invadir el terreno político, sino el religioso, cultural y social, con el apoyo comunidades carismáticas, neopentecostales y mormonas de la frontera norte.
Se reunieron en la capital del país donde las libertades de asociación, expresión, pensamiento y de culto están garantizadas más que en cualquier otro Estado del país, a pesar de que el 3 de noviembre el Senado aprobó la reforma a los Artículos 149 del Código Penal Federal, y al 9 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación que dice se castigará de 1 a 3 años de prisión a quien por razones de origen, raza, color de piel, lengua, género, sexo, preferencia sexual, edad, estado civil, condición social, de salud, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole “atenten contra la dignidad humana y anule o menoscabe los derechos y libertades de las personas…”.
Líderes de la CPAC cuentan ya con todos los requisitos legales que el Instituto Nacional Electoral exige para la formación de un partido político que los represente. Y aún más, con el apoyo de instituciones extranjeras que están creando en México un laboratorio donde las Iglesias ultraconservadoras puedan capacitar a líderes de otras naciones de Centro y Sudamérica para encabezar un equipo de Ministros de Culto que den la batalla en contra de partidos como Morena que “fomentan la cultura de la muerte”, según dicen los integrantes religiosos de Acción Conservadora.
Con el disfraz de la “moralización de la sociedad”, la “protección a la familia” y de la “recuperación de los valores” Iglesias fundamentalistas comenzaron la formación de cuadros “de alto liderazgo”, con apoyo de fundaciones como la del actor Eduardo Verástegui, quien es uno de los dirigentes de CPAC y de instituciones del consorcio Graham (Billy y Franklin) como Samaritan’s Purse, para incrustarlos en “áreas claves” de la sociedad, según indican pastores protestantes que han estado presentes en las “reuniones estratégicas”, donde “oran para derrocar a todos los regímenes que están en oposición a los planes sagrados de Dios”.
PALABRA DE HONOR: Evangélicos del Estado de México tienen lista una reunión con quien será la candidata de Morena al gobierno en esa entidad, Delfina Gómez Álvarez, donde exhibirán su red proselitista para hacer una campaña paralela que “derrotará al priísmo” en la próxima elección.
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