Vida extraterrestre, ¿cuándo vamos a encontrarla?

19 de Abril de 2024

Vida extraterrestre, ¿cuándo vamos a encontrarla?

Dos sistemas planetarios encontrados recientemente podrían implicar el hallazgo de vida fuera del sistema solar y uno de ellos podría explicar el origen de la Tierra

Fue un miércoles de ceniza, 17 de febrero del año 1600, cuando desnudo, cabeza abajo y atado a un poste, el exfraile dominico Giordano Bruno fue quemado vivo junto con ejemplares de sus libros en la plaza Campo de’ Fiori, en Roma.

Los registros completos del juicio “desaparecieron”, pero por cartas que escribió Gaspare Scioppo, quien estuvo presente en el juicio, se sabe que Bruno, después de siete años de encarcelamiento en las mazmorras de la inquisición, dijo a sus jueces la frase: “Quizá tiemblan más ustedes cuando pronuncian en mi contra esta sentencia que yo al escucharla”.

Nueve días después, se cumplió la sentencia. Giordano Bruno llevaba una prensa en la lengua para que no pudiera decir más herejías.

Y es que a Bruno se le acusó de nada menos que 34 herejías; desde que no creía en el infierno ni en la transubstanciación del pan en carne, hasta que dudada de la inmortalidad de las almas y de la virginidad de María.

Pero la que, tal parece, lo llevó a la hoguera por negarse a abjurar de ella fue la que publicó en su libro De l’infinito universo et mundi (Venecia, 1584): Su hipótesis de que las estrellas eran soles que quizá dieran luz y calor a otros planetas en los que no sólo podría existir vida, sino vida inteligente.

Podemos inferir que tanto la valerosa frase como la negativa a abjurar de esos otros mundos son ciertas porque la fuente, Scioppo, no las escribió para mostrar el valor de Bruno ni su entereza intelectual, sino para mostrarlo en su obstinación y perfidia. Incluso, después de la quema, escribió: “Asado, murió miserablemente, y va a anunciar, creo, a esos otros mundos imaginados por él, cómo los romanos suelen tratar a los hombres blasfemos y malvados”.

El sistema TOI 270 es como una Disneylandia para la ciencia de los exoplanetas: tiene algo para entretener a cada uno de los expertos en este campo. Maximilian Günther, investigador del Massachusetts Institute of Technology.

Después de cuatro siglos, ha quedado claro no sólo que Bruno tenía razón, sino que los temas por los que entregó su vida han sido una suerte de punta de lanza de la ciencia y han producido algunos de los avances más notables del conocimiento: desde el telescopio de Galileo hasta la reciente imagen de un agujero negro tomada por la Tierra entera funcionando como telescopio; desde las leyes de movimiento de Newton hasta la llegada a la Luna en 1969; desde que Johannes Kepler describió la órbita elíptica de Marte hasta el descubrimiento de cuatro mil 31 planetas (contados al 8 de agosto de este año), la mayoría gracias al telescopio espacial llamado, justamente, Kepler.

Tal vez, a estas alturas, hasta Giordano Bruno estaría indiferente por este tipo de avistamientos, pero llegó TESS...

La Disneylandia de la ciencia planetaria

El sistema TOI 270 es como una “Disneylandia para la ciencia de los exoplanetas”, dice Maximilian Günther, investigador del Massachusetts Institute of Technology y autor principal del artículo publicado en Nature Astronomy que detalla el descubrimiento de este sistema solar que se encuentra a 73 años luz del nuestro.

“Sugerí lo del Disneylandia de los exoplanetas, porque tiene algo para cada persona que hace ciencia de los exoplanetas”, explica Günther. “Hay quienes tratan de estudiar la atmósfera de los exoplanetas, quienes quieren averiguar cómo se formaron estos exoplanetas, hay gente que busca planetas pequeños hay gente que busca planetas grandes, también hay gente que hace ciencia estelar y estudia los soles que dan origen a estos planetas... TOI 270 tiene algo para cada uno de estos expertos”.

El nombre de TOI 270 se debe a que es el Objeto de Interés de TESS número 270, y TESS es un telescopio espacial llamado así por el inglés para Satélite de Reconocimiento de Exoplanetas en Tránsito.

Cada dos minutos, TESS toma una foto de alrededor del 6% del cielo estrellado; cada foto tiene decenas de miles de estrellas que se ven como puntos luminosos, “y medimos qué tan brillante es cada uno. Si uno de los planetas de una de esas estrellas se interpone en línea recta entre la estrella y la Tierra (lo que se llama “tránsito”), ese brillo disminuye un poco”.

Así se han descubierto la mayoría de los cuatro mil 31 exoplanetas. Pero debe haber un sinfín más orbitando sus estrellas en planos que no se alinean con nuestra visión desde la Tierra. “Por lo que se ha estudiado hasta ahora, calculamos que cada estrella tiene al menos un planeta”, dice Günther.

TESS es como un escáner: Por 27 días toma una fotografía cada dos minutos de un fragmento de aproximadamente el 6% del cielo; es decir, genera cerca de 20 mil fotografías al mes cada una con decenas de miles de estrellas. El análisis de todos esos datos se hace con inteligencia artificial, que avisa cuando hay una disminución de brillo en una de las estrellas, después hay que estudiarlo con detalle porque la disminución puede tener diversos orígenes.

“Cuando descubrimos a TOI 207, estábamos muy entusiasmados. Mandamos una alerta a todo el mundo para que todos pudieran apuntar sus telescopios y ver este sistema”, explica Günther. La razón del entusiasmo es que el planeta más alejado del sistema (TOI 270 d) estaba a una distancia de la estrella en la que podría tener agua líquida y, por tanto, quizás vida.

“Pero cuando analizamos con cuidado los datos nos dimos cuenta que en realidad se trataba de un minineptuno”; es decir, un planeta gaseoso, muy denso y con el doble del tamaño de la Tierra (la cual tiene un cuarto del tamaño de Neptuno).

›Günther, quien encontró en la ciencia planetaria un forma de combinar su pasión por la astronomía y la biología, se decepcionó al saber que no había posibilidad de que el planeta estuviera habitado, pero luego se dieron cuenta de que en el mismo sistema había otro minineptuno (TOI 270 c) y un planeta rocoso (TOI 270 b) muy similar a la Tierra.

Y esto es interesante porque “en realidad no sabemos de dónde vienen los planetas rocosos y existe la posibilidad de que provengan de planetas como estos mini neptunos. Sería como haber encontrado una especie de eslabón perdido que nos permitiría entender cómo se formó la Tierra”.

4,031 exoplanetas

se han descubierto (cifra actualizada al 8 de agosto)

2,345 fueron descubiertos con el Telescopio espacial Kepler y aún quedan 2,420 por confirmar

Casi al mismo tiempo, se publicó en Astronomy & Astrophysics un artículo sobre un sistema planetario muy parecido, avistado con TESS, pero del que ya se tenía registro con el instrumento CARMENES, en el observatorio de Calar Alto, de las Islas Canarias, por lo que recibe el nombre de su estrella GJ 357.

Las dos estrellas son enanas rojas de tamaño, peso y luminosidad parecidas y se han descubierto tres planetas a su alrededor. “En GJ 357 sólo hemos confirmado los tránsitos del planeta más cercano a la estrella, pero hemos podido medir las masas de todos los planetas”, explica Rafael Luque, autor principal del estudio de este sistema. “Además, GJ 357 posee uno de los planetas en la zona habitable, mientras que en TOI 270 todos los planetas están demasiado calientes para albergar agua líquida”.

¿Cómo encontrar vida?

El planeta que podría tener agua líquida es GJ 357 b, pero ¿cómo saberlo? Y, sobre todo, ¿cómo averiguar si está habitado? La respuesta es, estudiando la composición química de su atmósfera, buscando vapor de agua y gases que pudieran ser producto de la actividad biológica. Pero estudiar una atmósfera a años luz de distancia no es cualquier cosa.

“Estudiamos las atmósferas de los exoplanetas a través de un método llamado espectroscopía de transmisión”, dice Adina Feinstein, estudiante de doctorado de la Universidad de Chicago y coautora del artículo sobre TOI 270. “Cuando un planeta pasa entre su estrella y la Tierra, si el planeta tiene una atmósfera, parte de la luz pasará a través de ella” y analizando esta luz, descomponiéndola en los colores que la forman, se puede saber la composición de la atmósfera pues cada elemento de ésta absorbe colores (o longitudes de onda) particulares.

Para entenderlo, pensemos que la distancia del centro de la Tierra a un punto en su superficie es en promedio seis mil 370 kilómetros y que la atmósfera ocupa sólo 10 kilómetros por encima de eso. Si hubiera astrónomos en GJ 357 que quisieran estudiar nuestra atmósfera, tendrían que ver la luz del Sol después de pasar por esos 10 kilómetros desde “sólo” 31 años luz de de distancia, es decir, desde unos 300 billones de kilómetros.

Con una atmósfera gruesa, el planeta GJ 357 d podría mantener agua líquida en su superficie como la Tierra y podríamos detectar signos de vida con los telescopios que pronto estarán en el espacio. Lisa Kaltenegger, directora del Carl Sagan Institute de la Universidad de Cornell.

TESS no puede hacer algo así. Ni siquiera “ve” a los planetas como círculos que transitan ante las estrellas, sólo ve cambios en el brillo de un puntito de luz. Sin embargo, Günther, Feinstein y Luque esperan la llegada del telescopio James Webb (que la NASA lanzará en 2021).

“Por sus propiedades, GJ 357 b es uno de los mejores candidatos que tenemos para hacer esto. Quizás su atmósfera esté evaporándose por su cercanía a la estrella, o quizás no tenga atmósfera alguna, sea como sea, será la primera vez que podamos observar con esta nueva generación de instrumentos y no hacer meras suposiciones”, explica Luque.

Por supuesto que, como terrícolas, estamos esperando encontrar vida en planetas similares al nuestro; pero no hay que descartar que en los gaseosos, como los minineptunos, pudiera haber formas de vida distintas a la nuestra. “Es un tema muy discutido —explica Günther— aunque, de momento, es más ciencia ficción que ciencia planetaria, una cosa que estamos haciendo en el MIT y en otras universidades es averiguar qué moléculas y en qué combinaciones podrían ser marcadores biológicos, señales de que existe vida”.

Así que la pregunta no es si vamos a encontrar vida en otros planetas, sino cuándo la vamos a poder detectar. Podría ser en dos años y casi seguro en no más de 20. ¿Qué tan seguro? Mucho. Apostaría lo que fuera… OK, no tanto como Giordano Bruno: apostaría casi lo que fuera.

Epílogo lamentable

La astronomía mexicana no estuvo relacionada con estas investigaciones; sin embargo, este reportaje hace referencia a ella. Primero, en la obtención de la imagen del agujero negro, donde participó el Instituto Nacional de Óptica y Electrónica (Inaoe), y segundo porque, al hablar sobre su carrera, Rafael Luque comentó “diría que México tiene mucho que ver. Fue en el Inaoe, con una beca de estudiante de verano, donde bajo la supervisión del Dr. Fabián Rosales realicé por primera vez un trabajo de investigación en astrofísica”...

El 8 de agosto, la revista Nature publicó una nota donde Fabián Rosales dice que, debido a los recortes realizados en ciencia, los investigadores no tendrán presupuesto para subir al Gran Telescopio Milimétrico y él ha tenido que cancelar su asistencia a dos congresos y una visita de investigación. El suyo es sólo un caso entre muchos en los centros Conacyt.

el dato. El Satélite de Reconocimiento de Exoplanetas en Tránsito (TESS) busca detectar alrededor de la Tierra, planetas cercanos cuyas atmósferas puedan, eventualmente ser estudiadas.