Frente a un Palacio Nacional amurallado, miles de personas se concentraron en el Zócalo capitalino exigiendo al presidente Andrés Manuel López Obrador que en las elecciones más grandes del país permita el voto libre y garantice que no habrá interferencia del gobierno ni de los narcotraficantes.
La Marea Rosa inundó las calles del Centro Histórico por tercera vez desde noviembre de 2022. A diferencia de las otras dos veces en que los ciudadanos evitaron hablar de López Obrador y se enfocaron en la defensa a la democracia, en esta ocasión la marcha se caracterizó por un rotundo rechazo al presidente de la República a quien llamaron una y otra vez: “Narcopresidente”.
“¡Fuera López, fuera López!”, coreaban los asistentes, unas 700 mil personas, de acuerdo con los organizadores, quienes pidieron al jefe de Gobierno, Martí Batres, que esta vez sí los contara bien y no minimizara al movimiento.
En la Plaza de la Constitución, el gobierno no puso la bandera en el asta, pero no importó porque los ciudadanos llevaron cientos de banderas de México y decenas de cartulinas para defender la democracia, su voto, las instituciones electorales, la Constitución y el sufragio efectivo.
Por doquier se veían las cartulinas de los manifestantes en contra del presidente: “Con democracia llegaste, con democracia te vas”, “Presidente, saca las manos de la elección”, “Primero los pobres, no los López”, “AMLO, apréndetelo: ¡la ley es la ley!”…
Una camioneta rondaba las calles cubierta de una manta azul con la leyenda “¡Sr. Presidente, México no te pertenece: Respeta nuestras instituciones!”.
Desde el templete, Fernando Belaunzarán recordó cuando la Secretaría de Gobernación se encargaba de las elecciones. Entonces, la rechifla se la llevó el hoy director de la Comisión Federal de Electricidad y exsecretario de Gobernación, Manuel Bartlett, a quien la gente identificó porque “se le cayó el sistema”.
Los ciudadanos acompañados de familiares y amigos opacaron la presencia de políticos como el presidente nacional del PAN, Marko Cortés; el exaspirante presidencial, Enrique de la Madrid; la exprimera dama y diputada federal, Margarita Zavala; el excandidato presidencial, Francisco Labastida; el dirigente del PRD, Jesús Zambrano; la alcaldesa de Álvaro Obregón, Lía Limón…
Si bien defendieron a las instituciones encargadas de organizar y calificar los comicios, dejaron mensajes a la presidenta del Instituto Nacional (INE), Guadalupe Tadei, y a la presenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Mónica Soto: “Tadei: ¡la ley es la ley!”, “Mónica Soto: queremos defender el voto”.
Pasadas las 11 de la mañana, los asistentes, entre ellos adultos mayores, comenzaron a desesperarse y pedir que saliera Lorenzo Córdova al templete.
Frente a la casa de López Obrador estaban dos de sus más famosos “adversarios”, según lo ha dicho el tabasqueño: el expresidente del INE, Lorenzo Córdova, y el activista Claudio X. González.
Antes de que Córdova Vianello tomara la palabra,
Ana Lucía Medina leyó “el manifiesto ciudadano” que comenzó con la frase “Si el gobierno mete las manos en las elecciones, el voto no es libre”. Y, entre otras cosas se pidió que el presidente no intervenga en las elecciones, que los gobernadores no desvíen recursos para campañas oficiales, blindar las elecciones del dinero del crimen organizado, prensa libre y que se ponga un alto a la propaganda en la que se asegura que la elección presidencial ya está definida.
Luego subió al templete el expresidente del IFE, José Woldenberg; el ministro en retiro, José Ramón Cossío; la expresidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, María del Carmen Alanís, y la activista Mariclaire Acosta, quienes respaldaron el discurso de Lorenzo Córdova.
El único orador encendió los focos rojos por la reciente reforma electoral de López Obrador. Alertó de la intención de querer regresar a elecciones calificadas por el gobierno, al autoritarismo y a los intereses de un partido hegemónico.
La gente hizo que retumbara el Himno Nacional al final del discurso de Córdova y todos abandonaron la plancha del Zócalo de forma pacífica, mientras en las pantallas se transmitieron imágenes de las ciudades en donde se replicó la manifestación no sólo en México, sino en París, Francia; Londres, Inglaterra; Toronto, Canadá, y McAllen, Estados Unidos.
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