Allez mes bleus! (Frase de @dmiklos)
Hasta el momento son 127 el número oficial de víctimas de los ataques de París. Viernes triste, deprimente. La miseria humana en dos de sus caras: los miserables que destruyen y los miserables afectados. Mi alma está triste y consternada, pero también está con la familia y los amigos que residen en París, mi amor incondicional para ellos. Las horas de espera para confirmar que todos ellos estaban bien, me hizo comprender la angustiosa vivencia de los familiares y amigos de cada uno de los presentes en los ataques. El alma en vilo, la preocupación a flor de piel.
El horizonte se mira apagado y triste, como la torre Eiffel, imagen más dura de digerir… Sin embargo, no puedo dejar de ver la solidaridad y la generosidad humanas, esas que reconcilian con la vida. La fraternidad presente a través de gente volcada en los hospitales para donar sangre, o dando refugio, cobijo y algo caliente a quienes no pudieron regresar a sus hogares, o los taxistas llevando gente sin cobrarle... actos generosos que dan prueba fehaciente de que no todo está perdido, hay esperanza, hay valentía y hay humanidad.
Lo que sigue me abruma, la tendencia es a reaccionar más que a responder.
El uso de las fuerzas armadas no es eficaz a la hora de reducir el terrorismo, la supuesta “paz ganada” es una “paz barata”, de esas que sólo siembran la semilla que combaten y que se rompen con facilidad. En twitter leí un post de Mauricio Meschoulam que no ha dejado mi cabeza “@maurimm: En sitios donde el terrorismo ha sido combatido eficazmente es por estrategias de inteligencia y procesos de construcción de paz”. Creo que a eso se deben abocar ahora todos los esfuerzos, porque no dudo dos cosas, la primera, que tras la tragedia del viernes tanto refugiados como migrantes islámicos, sufran de reacciones xenófobas y el círculo del odio se siga nutriendo y la segunda, que la participación de Francia en los ataques aéreos contra los yihadistas en Siria tenga su parte de responsabilidad en estos terribles sucesos. Violencia engendrando violencia. Necesitamos romper este patrón.
Según mi entender, el terrorismo tiene como objetivo mantener al mundo (con la velocidad y cobertura que brindan hoy los medios) en un estado de pánico, de alerta, en shock permanente y esto nos vuelve reaccionarios, el miedo lo invade todo, miedo que degenera en enojo destructivo, pero insisto, la violencia y despliegue militar han demostrado no resolver el conflicto, toda guerra parece insuficiente. La solución no es evidente, ni simple, ni unilateral. La cooperación, la solidaridad, la unión ahora son indispensables.
Yo sigo creyendo en la luz, en el amor, en la gente que ha puesto la muestra con el ejemplo; creo que cada acto benévolo siembra paz y que la compasión y el amor son un poder más grande que el ataque más destructivo. Mi corazón con los muertos, con los heridos, con las familias, con la sociedad herida y dañada en nombre de una religión, una versión miope y torcida de la religión. Y es que como dijo Albert Camus: “Hay causas por las cuales vale la pena morir, pero ninguna por la cual valga la pena matar”.
Allez mes bleus! A seguir cerrando filas y dando muestras de humanidad. El mundo con ustedes.
@didiloyola