“Vibrar” fue y será insuficiente; hay que sacudir y reconstruir

14 de Mayo de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

“Vibrar” fue y será insuficiente; hay que sacudir y reconstruir

Salvador

Individualidad, diversidad, dispersión, autenticidad incipiente y una asomada pluralidad sin izquierdas son las palabras y conceptos con las que puede describirse la manifestación derivada de las dos marchas que confluyeron en el Ángel de la Independencia este domingo y que mostraron más interesante la polémica previa que la sinergia producida por ellas.

La calidad de los dirigentes disminuyó. Sus altercados aumentaron y la capacidad de conexión con la sociedad también decreció, en manera inversamente proporcional a su interlocución con el poder ejecutivo: me refiero a María Elena Morera e Isabel Miranda de Wallace. Tan cerca de Los Pinos y tan lejos de la sociedad a la que convocaron.

Los segmentos menos radicales no encuentran cómo construir una identidad nacional frente a Trump que no incluya la ya penosa denostación de la figura del Presidente Enrique Peña Nieto -tan indeseable como inevitable dadas las percepciones y realidades políticas predominantes- y la marcha no pudo evitar lo que pretendía obviar: el descontento contra Trump alcanza al mandatario mexicano.

Sí hay y hubo canto unificado a lo nacional.

Fue la mera “representación” vocal de las estrofas del himno. Sin embargo, el origen, tono y dirección del intento apareció desdibujado y contradictorio: unos prefirieron concentrarse en el señalamiento anti Trump, otros en el deslinde de EPN, algunos más directamente críticos de las insuficiencias del régimen y varios miles fueron a reconocerse con un entusiasmo y curiosidad sin consignas que apenas será plataforma para algo mayor...si se generan una docena de condiciones.

No estuvieron entre los convocantes las fuerzas de izquierda que disputarán la Ciudad de México en 2018, pero efectivamente estuvieron presentes segmentos de ellas que reivindican, así como lo hicieron una porción de la democracia cristiana y una más pequeña y deprimida del PRI, su rechazo a la corrupción, la incompetencia y la impunidad que atribuyen al gobierno federal.

Por ello es que, si bien el principal señalamiento fue contra el presidente estadounidense Donald Trump, el segundo en importancia se dirigió contra el presidente Peña a pesar del cuidado de los organizadores y de la buena voluntad de muchos participantes que ven una amenaza en la disputa política que iniciará y polarizará las opiniones conforme nos acerquemos al 2018, una amenaza a las cortesías y educación aprendidas en casa y a los referentes que fueron asegurados hasta 2012.

Considerados los éxitos de la democracia cristiana, específicamente el PAN y organizaciones sociales que se identifican con esa ideología de manera consciente o actuante, expresados en las manifestaciones de 2004 y 2008, la de este domingo fue mucho menos masiva, menos organizada, menos atendida y entendida. Además, con un aspecto más complejo en la invocación: algún tipo de nacionalismo contra la amenaza percibida en Trump, sin la precisión de aquellas ya lejanas marchas contra la inseguridad y sin el liderazgo concentrado y casi único de aquellas dos manifestaciones.

En 2004 y 2008 se anticipaban al predominio, debatido, incierto y a duras penas, de Acción Nacional en 2006 y 2012 y hoy parecen desordenadas sin dejar de ser auténticas en un rasgo peculiar: mensajes diversos, individuales que yo concentro en lo que pudo escucharse: “no hay unidad con impunidad”.

La democracia cristiana y el PRI, así como simpatizantes individuales de esas expresiones -dadas su alienación de las izquierdas predominantes, especialmente la que respalda a MORENA y en un plano menor respecto al PRD— parecen a la baja si hubiera que juzgar por las capacidades organizativas y de movilización registradas este domingo.

La manifestación dominical es la expresión heterogénea de algo común: necesitamos cambiar de manera más contundente y eficiente la vida pública y debemos hacerlo en la acción y en el discurso. Vibrar en unidad como sociedad es una metáfora insuficiente. Necesitamos un sacudimiento orgánico y la construcción de una nueva confianza ciudadana.

confianzafundada.mx

Te Recomendamos: