Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz.
Papa Francisco
Los derechos fundamentales de mujeres y hombres, en su valor como seres humanos, deben ser libres de toda distinción, con la conciencia de que todos nacemos iguales en dignidad y respeto.
La discriminación se entiende como toda selección excluyente, que menoscaba o subestima a una persona o un grupo, a causa de su origen étnico, nacionalidad, religión, edad, género, opinión, preferencias políticas y sexuales, condiciones de salud, discapacidad, estado civil o cualquier otra causa que fomenta el rechazo.
La humanidad es un mosaico multicultural, con una riqueza de expresiones, creaciones e ideas, que la hacen tan diversa como individuos hay en el planeta, no obstante, esas diferencias vistas desde un marco de intolerancia pueden desatar formas discursivas de odio, que derivan en miedo y rechazo, y a su vez, se traducen en desigualdad, falta de oportunidades y violencia.
En el 2010, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación llevó a cabo la primera Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, y sus resultados arrojaron que la pobreza, los partidos políticos y la educación son los principales factores que dividen a la sociedad. https://bit.ly/1djQNgb
Por otro lado, la agencia de investigación Parametría encontró en un estudio propio, que la población rechaza a las personas principalmente por su aspecto físico, por ser menos creyentes, y por tener menor poder adquisitivo. https://bit.ly/2maSG7H
En general, para los mexicanos la riqueza, la afiliación política, el nivel educativo, la sexualidad, la religión y el origen étnico son las principales razones por las que se da un trato injusto e inmerecido a las personas.
Toda ideología discriminatoria obstaculiza, además de los derechos humanos, los derechos sociales, económicos, culturales, civiles y políticos, limitando el desarrollo pleno de la persona y su inserción en la sociedad.
En este sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 1° de marzo, como el Día para la Cero Discriminación, para concientizar sobre el dolor y el sufrimiento que causa a través de prácticas, como el genocidio, el exilio y la muerte.
A pesar de su participación en pactos, tratados y convenciones internacionales en Derechos Humanos, en México, hoy los reflectores se vuelcan a él como víctima y victimario de la discriminación; por un lado, se encuentra sumido en graves condiciones de pobreza y desigualdad que afectan su desarrollo, y en contraposición, las nuevas políticas de la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se encuentran permeadas por estereotipos y prejuicios que señalan, generalizan y condenan a los migrantes.
Parece que las etiquetas marcaran nuestro destino, pero no son sino las acciones o conductas de cada uno, cada vez que rechazamos o negamos el trato igual al prójimo, lo que nos fragmenta como personas y sociedad.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n