La guerra y la granja

6 de Mayo de 2024

Dany Saadia

La guerra y la granja

Dany ficha

Una experiencia traumática puede llegar a dejar legado en tus genes, a marcarte como una res con una huella indeleble que te acompañará de por vida.

Eso es exactamente lo que les sucede a los directores independientes después de una ópera prima de bajo presupuesto. Te cambia tu manera de ver el mundo, de vivir las relaciones en el trabajo, de gastar el dinero, de convivir con el talento, de verte a ti mismo… tu primera película te moldeará de tal forma que la Gran Hambruna Holandesa suena como un juego de niños. Yo lo viví.

Robert Rodriguez en su diario Rebel without a crew, cuenta el protagonismo que tiene para él la dieta (per diem) que le pagaba Sony/Columbia Pictures durante la posproducción de El Mariachi (1992). Le pagaban 2.000$ a la semana y él inundaba a los estudios de preguntas sobre sí podría quedarse con lo que le sobrara. Le dijeron que nadie había preguntado eso antes y que sin problema podía quedarse con el dinero. Robert empezó febrilmente con su aritmética: “Si me voy a un apartamento ahorro tanto”, “si voy en turista ahorro tanto” y “si continúo así durante un mes puedo pagarle los estudios a mi hermano David”. ¿Por qué tanta fiebre por ahorrar?

Javier Sztrygler un buen amigo mío, fue el primero que compró los derechos del Mariachi a Robert, en 15,000 USD, y me cuenta que cuando Robert le fue a entregar el VHS original en Los Ángeles, lo vio mal, sin rasurar, con pelo graso y olía dejando pensar que no se había bañado en varios días. Le preguntó dónde se estaba quedando. Robert le contestó “¿quedando? Duermo en mi coche. L.A. es una ciudad muy cara”, recordemos que Robert era de San Antonio y manejó hasta Los Ángeles para vender su ópera prima. Javier le adelantó 100 USD en lo que salía el cheque para que por lo menos fuera a comer.

Esa mentalidad de guerra, de supervivencia, deja huellas también en la seguridad sobre uno mismo. Una cosa es estar en una granja de un pueblecito pacífico del medio oeste americano con tus familiares y amigos y otra muy distinta es estar en la jungla rodeado de enemigos que quieren liquidarte. Y es que el contraste es enorme y no hay mente que lo soporte. Veamos las condiciones de trabajo del director:

SALARIO:

En la granja (el estudio): Un director para una película de un presupuesto de 1.5 millones cobra (garantizado por la Directors Guild of America) un mínimo de 157.000 USD.

En la jungla (independiente): En pocas palabras: no cobras. O cobrarás de los beneficios, que nunca llegan. Créanme.

COMPENSACIONES Y BONUS

En la granja: Del 5 al 7% de los beneficios netos en el terreno de las compensaciones. Y los bonus según taquilla varían, pero los hay y existen.

En la jungla: Se nuevo ¿beneficios? ¿taquilla? Mejor concéntrate en que la película se estrene.

VIAJES, GASTOS Y OTROS EXTRAS

En la granja: la DGA exige que los directores viajen en primera clase y que los máximos estándares de comodidad sean extensivos al alojamiento.

En la jungla: tus pies te llevarán allá donde desees. Tu techo será el cielo.

PREMIERES, FESTIVALES Y SEGUROS SOCIALES

En la granja: Entradas a los eventos garantizadas con el pack completo, viajes, hoteles, per diem y transporte si el acontecimiento está a más de 50 km de tu casa. Pensión, seguro de salud y prestaciones sociales por supuesto, incluidas.

En la jungla: Búscate la vida directamente con el Festival y arráncales una entrada y una noche de hotel si puedes.

Me pasó en el Festival de Málaga. Llevaba lo necesario para pasar sólo una noche en Málaga, viajaba de Madrid, así que estaba obligado a comprar más ropa. Al final, opté por una camiseta de Blue Demon prestada de mi productor español que usaba de pijama, para no gastar más. Recibí mi premio y me fui directo al hotel. En el elevador me encuentro con Oscar Jaenada -quien hizo Cantinflas en México- de traje y corbata que me pregunta si voy a la fiesta.

“- ¿Fiesta, cuál fiesta?” “-La fiesta de premiación. Tienes que ir” “-Eh, sí, sí, te veo ahí. Me cambio y voy”. Obvio no fui porque no quería pasar vergüenzas de etiqueta y tampoco quería gastar más dinero que no tenía. El festival me quería cobrar la noche extra, así que me fui a la estación de tren a las 11pm, rogándole a mi Dios que hubiese un tren a Madrid a esa hora y que no me cobraran el cambio de boleto.

Respecto a seguros y pensiones, mejor tararea You can’t always get what you want y piensa en dejar un bonito cadáver.

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