El secretario de la Marina, Richard Spencer, renunció a su cargo debido a una disputa sobre un soldado miembro de una unidad de élite, cuya degradación fue revocada por el presidente Donald Trump.
Edward Gallagher, del comando de los “Navy Seals”, fue acusado de crímenes de guerra en un caso de alto perfil, pero fue declarado culpable de un delito menor.
El 15 de noviembre, Trump revocó la degradación que se había decidido tras la condena del militar.
En su carta de renuncia Spencer escribe que “ya no comparto el mismo entendimiento que el Comandante en Jefe que me nombró, en lo que respeta el principio clave del buen orden y disciplina”.
Detalla Spencer que no puede obedecer una orden que cree que viola su “juramento sagrado” para defender la Constitución.
El Departamento de Defensa acusó al secretario de la Marina, Richard Spencer, de proponer en privado a la Casa Blanca que, si no interferían con los procedimientos de mala conducta en contra de Gallagher, entonces él se retiraría sin ser expulsado de la fuerza de élite.
Spencer supuestamente no compartió su propuesta con el Secretario de Defensa, Mark Esper.
Esper “solicitó la renuncia del Secretario de la Marina Spencer después de perder la confianza en él por su falta de franqueza sobre las conversaciones con la Casa Blanca sobre el manejo del Navy Seal Eddie Gallagher”, dijo el Departamento de Defensa en un comunicado.
Esper dijo que estaba “profundamente preocupado por esta conducta”.
La Marina de Estados Unidos lanzó un procedimiento mediante el cual una junta de revisión podría expulsar a Gallagher y a otros tres miembros de su unidad.
Pero la intervención de Trump, comandante en jefe del ejército estadounidense, ha puesto en duda ese proceso.