En unas horas o a más tardar el fin de semana, se definirá cuál será la forma en que le cobrarán facturas o no, a por lo menos cuatro líderes priistas del estado de México, todos ellos caciques políticos que no cumplieron con el acuerdo de garantizar un mínimo de votos a favor de Alfredo del Mazo, para que lograran tener una diferencia de por lo menos cinco a siete puntos.
En esa misma definición se abordará el caso del gobernador Eruviel Ávila Villegas, a quien el grupo más cercano al presidente Enrique Peña atribuye la falta de operación política y económica que provocó, cerca de las ocho de la noche que los priistas estuvieran bastante nerviosos por el escaso margen de diferencia que existía en ese momento entre el PRI y Morena.
La decisión sobre el mandatario será sobre el papel que jugará en los próximos meses y si le harán pagar algún costo. Si en los próximos meses se acusa penalmente a dos de sus colaboradores más cercanos de desvío de recursos y delitos cometidos por servidores públicos, será la señal inequívoca de que Eruviel fue marginado y enviado a un exilio político. Entre los nombres de esos colaboradores se encontraría un secretario de su gabinete y uno de los principales integrantes de la oficina del gobernador.
Contra ambos servidores públicos existe expedientes de investigaciones de inteligencia que los colocan como piezas clave de operaciones de transferencia de recursos sospechosas del propio gobernador, por lo que pegarles a ellos será como un golpe directo al mandatario.
Algunos priistas de prestigio en el estado de México aseguran que la administración de Eruviel comenzó ya a limpiar la casa, para que después “no se inventen cosas”, dicen los cercanos al gobernador, y así blindarse en el futuro.
De los líderes que serán evaluados respecto a su lealtad y compromiso por la operación que llevaron a cabo antes y durante la jornada electoral, son los que tuvieron a su cargo Ecatepec, Tecámac, Tlalnepantla, Zumpango e Ixtapaluca, municipios que tradicionalmente tienen un voto a favor del PRI y que ahora perdió o las votaciones estuvieron muy cerradas.
Por ahora sólo se ha filtrado el nombre de Aarón Urbina Bedolla, presidente municipal con licencia de Tecámac, pero quien también tenía bajo su responsabilidad el voto en Ecatepec, un municipio que podría hacer naufragar al PRI si hubieran salido a votar más del 50% como cuando fue elegido Eruviel Ávila, pero sólo alcanzó el 47 por ciento.
A este personaje, Urbina Bedolla, considerado cacique de la región, se le atribuye el operar a favor de Morena al no movilizar a sus cuadros para garantizar el voto priista. Desde hace más de tres años existen denuncias en su contra, que hasta ahora no han prosperado, por amenazas y desvío de recursos públicos, es posible que como parte de los ajustes internos se le persiga penalmente, incluso a algunos de sus excolaboradores y familiares, dependerá de las decisiones que se adopten las próximas horas un grupo muy cerrado que encabeza Emilio Chuayffet, y miembros del equipo del Presidente.
El resto de los líderes priistas sujetos también a revisión en su trabajo y encargados de operar en Tlalnepantla, Zumpango e Ixtapaluca, entre otros, sus nombres no han sido dados a conocer, porque se está negociando su situación.
Los liderazgos que se verán muy bien recompensados son aquellos que cumplieron y hasta superaron las metas planteadas y son los que se ubican en las zonas más alejadas y rurales, como Ixtlahuaca, Amecameca, Jilotepec, San Miguel Zinacantepec, Tejupilco y Lerma, entre otros, lugares estratégicos en el diseño de la operación para ganar las elecciones.
Aunque la pelea por el estado de México aún no termina, en paralelo existen acercamientos con el PAN y el PRD para disminuir la presión postelectoral y tratar de colocar a Morena en una posición incómoda ante el reclamo de elecciones fraudulentas. En este caso, las próximas horas también son clave.