2022, el incremento de las tensiones sociales

30 de Abril de 2024

2022, el incremento de las tensiones sociales

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Para uno de los más reconocidos economistas de México es claro que no existe posibilidad alguna que muestre al próximo año como el de la recuperación económica global y local; más bien el de la incertidumbre y la profundización de las desigualdades sociales preexistentes

El año concluye con señales mixtas. Se aprecian aspectos que presuponen que la economía mexicana podría iniciar su recuperación, luego de tres años difíciles, y al mismo tiempo existen elementos que presuponen indicios de estancamiento que se aparejan con niveles altos de inflación.

Al inicio del actual gobierno, el componente vital del crecimiento, la inversión, se encontraba en descenso. Si bien la economía creció 2.5% en el último año del sexenio pasado, no existían señales que presumieran un aumento en la inversión. Una vez iniciada la actual administración la economía bajo de 2.5% a 0%; el segundo año, la caída fue del 8.9%, y para este año podríamos estar creciendo alrededor del 5.4 por ciento. Estas circunstancias hacen imperativo comenzar ya a crecer para revertir las consecuencias adversas que, naturalmente, conllevan tres años con dificultades económicas.

Cuando se presentan episodios prolongados de niveles bajos de inversión, tanto pública como privada, pueden surgir deterioros estructurales en las economías difíciles de revertir. Es imperativo reactivar más inversiones. En nuestro caso, este componente representaba 22% en 2018 al menos 3 puntos por debajo de lo requerido para alcanzar niveles de crecimiento, por ejemplo, del 4% anual; sin embargo, en estos momentos llegamos al 17.8 por ciento.

La asistencia social, clave

Hasta el momento, los principales elementos que han mantenido en marcha a la economía mexicana son fundamentalmente externos. Las exportaciones de nuestros productos principalmente a Estados Unidos y, las remesas, notoriamente representan buena parte de lo que ha venido sosteniendo a nuestra economía. El efecto del Covid-19, hasta el momento, ha impedido que el turismo, por citar un ejemplo, aporte su parte al desarrollo y así otras actividades económicas.

Hasta el momento se ha reconocido poco, pero el gasto de gobierno, sobre todo, el orientado a la asistencia social, es un elemento que viene impulsando el consumo. Las transferencias de gobierno a las personas marginadas, las exportaciones y las remesas han impedido que los efectos adversos del largo confinamiento fueran mayores. Adicionalmente, es pertinente esgrimir que el gobierno ha aportado una disciplina envidiable, que en otros países que permite que una recuperación parta de solidas bases. La disciplina fiscal ha sido determinante para mantener la calificación soberana, amortiguar la volatilidad de los mercados y evitar daños irreparables producto del Covid.

Es el momento, entonces, para aprovechar esta estabilidad y la disciplina gubernamental en las finanzas públicas para enfrentar los desafíos que el año 2022 traerá. Nuestro país no está en cero, ni en crisis, pero requiere crecer con sus propios elementos internos usando los exógenos como lo que son, un complemento. El reto está en mantener estoicamente la estabilidad macroeconómica y exactamente con la misma importancia, todas las decisiones y medidas posibles para aumentar la inversión absolutamente indispensable para tomar control de nuestro destino económico sin depender demasiado del exterior.

Miedos y riesgos

¿Qué esperamos para 2022? En definitiva, no existe posibilidad alguna de sugerir que será el de la recuperación económica global y local.

La manera en cómo se irá comportando la pandemia continúa siendo un enigma lo que mantendrá fuertes reservas sobre el desempeño de las distintas economías. La incertidumbre estará acompañada por la forma tan dispareja con la que los distintos países están llevando a cabo su proceso de vacunación y la rehabilitación de sus propias economías. En ese sentido estaremos asistiendo a la profundización de las desigualdades sociales preexistentes, al incremento de las tensiones sociales y la prolongación de las dificultades para activar las economías. Todo lo anterior bajo la creciente presión para corregir las posturas expansionistas monetarias y fiscales.

Bajo esta lógica podemos advertir al menos en el primer semestre, la prevalencia de niveles altos de inflación que vienen acompañando a las economías con rangos no vistos en tres décadas. La duda estribará en determinar cuánto tiempo permanecerán altos los precios. Algunas estimaciones anticipan que para el caso norteamericano la inflación cederá terreno hacia la segunda mitad del año, no obstante, para naciones como la mexicana se abre la duda de que vaya a ser pasajera, pues no tenemos la suficiente flexibilidad para ajustarnos a los ciclos financieros.

Muchos quisiéramos esperar el fin de la pandemia y el inicio de una fuerte recuperación económica. No será así. Como sabemos, la contención de la inflación viene aparejada con alzas en tasas de interés, retiro de liquidez e incluso acciones agresivas para limitar el uso del crédito. A lo anterior hay que agregar el temor fundado de la presión que aplicarán agentes ajenos a los ciclos económicos como el papel que jugará Rusia con el gas para Europa o la OPEP para el petróleo y gasolinas y, también, el persistente acaparamiento de vacunas limitando el abasto a los países que, precisamente son productores de los bienes que han escaseado causando justamente inflación.

La recuperación económica mundial pasará entonces, por la milimétrica calibración de las políticas tanto de vacunación como macroeconómicas para que, lo que es una economía global integrada no pierda su engranaje. Hay que esperar, por tanto, volatilidad en los mercados financieros con ajustes cambiarios en las monedas y movimientos de tasas que irán desde lo cíclico natural a lo especulativo.

Igualmente, veremos episodios de inestabilidad social y política en diversas regiones producto, tanto de la desesperación por los constantes confinamientos, sus restricciones y surgimiento de nuevas variantes, así como por las impresionantes tensiones que irán actuando en el proceso de formación y consolidación de los dos grandes bloques comerciales encabezados por Estados Unidos y China.

*Doctor en Desarrollo Económico, Derecho y Filosofía. Profesor en la UP e IBERO. Ha colaborado en Banco de México, Hacienda, Washington y Presidencia.

La recuperación económica mundial pasará por la milimétrica calibración de las políticas tanto de vacunación como macroeconómicas para que la economía global integrada no pierda su engranaje.

AL INICIO DEL ACTUAL GOBIERNO, la inversión estaba en descenso. si bien la economía creció 2.5% en el último año del sexenio pasado, no hubo señales que presumieran un aumento.

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