AMLO le pega a la educación

23 de Abril de 2024

AMLO le pega a la educación

El 60 por ciento del presupuesto de programas estructurales para educación básica se transfirió a dos de los planes creados por el presidente para jóvenes, los cuales no pueden ser evaluados en su eficacia: las becas Benito Juárez y Elisa Acuña

Los gobiernos neoliberales poco a poco fueron reduciendo el presupuesto destinado al desarrollo de la educación, y ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador, un movimiento de izquierda que en sus propuestas ha colocado la educación como motor del país, en los hechos está colocando los recursos de la SEP en mínimos históricos.

En 2021, en total seis programas que pertenecen al rubro de desarrollo social desaparecieron del proyecto de presupuesto de egresos federales para el próximo año, mientras que otros 2 tuvieron reducciones.

Pero esto no es nuevo en la gestión lopezobradorista. En 2019, el primer año de López Obrador, el gasto programable del sector público presupuestario en Educación sumó 453 mil 232 millones de pesos (alrededor de 21 mil 250 millones de dólares, al cambio actual), eso fue 5.3% menos respecto a 2018 en términos reales (descontada la inflación). Además, ese monto se ubicó como el más bajo en la última década.

Para 2020, el gasto sumó 468 mil 429 millones de pesos (unos 21 mil 950 millones de dólares). Si bien, esa cantidad representó un incremento real de 3.4%, ese monto se ubicó como el segundo más bajo desde 2011. En la década, el mayor gasto se dio en 2015, con 516 mil 82 millones de pesos (unos 24 mil 180 millones de dólares), 0.9% más en términos reales respecto de 2014. Un punto a resaltar es que estos comparativos son del periodo enero-agosto de cada año y las cifras son a valor presente (agosto 2020 = 100).

De acuerdo a lo proyectado por la Secretaría de Hacienda, los recursos que pierden otros programas se canalizan al creado por López Obrador llamado “La escuela es nuestra” y las becas Benito Juárez y Elisa Acuña.

En el caso del primer programa, tiene el mayor aumento directo dentro de los planes de formación básica para el siguiente ciclo fiscal. Sin embargo, el Consejo Nacional de Evaluación de Políticas de Desarrollo Social (CONEVAL) lo evalúa como ligeramente relevante para garantizar el acceso a la educación. Otros 5 esquemas que recibieron aumentos dentro del proyecto de presupuesto se catalogan con un impacto mediano, mientras que sólo uno de los considerados como destacado tuvo incremento en su gasto programado.

Si se traslada a las cifras, el programa “La escuela es nuestra” recibió un aumento del 68% respecto al ejercicio pasado, lo que representa un 23.9% del total destinado a los esquemas estructurales de educación básica, mientras que el plan nacional de inglés, considerado de fuerte relevancia por CONEVAL, sólo tiene el 1.2% de este presupuesto.

Corea nos gana

Con el presupuesto proyectado para 2021, México se queda lejos de repetir el caso coreano que en 50 años pasó de un pueblo analfabeta a una potencia mundial.

Corea del Sur, a mediados de la década de los 50 del siglo pasado era una población prácticamente analfabeta y con algunas reformas como la educativa se convirtió en una potencia económica, señala el investigador Pablo Piccolotto en su artículo “Milagro sobre el río Han” de la Revista de Ciencias Empresariales de la Universidad Blas Pascal (Argentina).

Datos del Banco Mundial muestran que Corea del Sur desplazó a México en el ranking mundial por primera vez en 1987 con un PIB mayor. En 1960, por cada dólar de PIB de Corea, México tenía 3.3 dólares y el año pasado la situación fue al revés. En 2019, el país asiático era la economía # 12 del mundo con 1.64 billones de dólares de PIB y México la # 15 con 1.26 billones.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los mayores niveles educativos tienen mejores perspectivas laborales y con ello mejores ingresos respecto a las personas con calificaciones educativas generales.

Lo anterior también se corrobora con los datos del Banco Mundial, que muestran que el año pasado, los coreanos tuvieron un PIB per cápita superior a los 43 mil dólares, mientras que los mexicanos fue inferior al 50% del de los asiáticos con poco más de 20 mil 400 dólares.

Si bien, la información en educación cobra mayor relevancia por el combate a la pobreza, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) es clara y enfática al señalar que “muchos países no evalúan sistemáticamente los resultados del aprendizaje, y la información que hay disponible apenas se utiliza para formular las políticas”.

Ese es el caso de México, los datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de otras áreas del gobierno federal, utilizan o reproducen los comparativos internacionales del país que realizó la Unesco con datos de 2015, es decir una demora de cinco años.

En ese sentido, ejecentral revisó los datos del Banco Mundial; de la Unesco; de la OCDE; de la SEP y los de la Secretaría de Hacienda (SHCP). De estos últimos se desprende que los dos primeros años del presidente López Obrador, el gasto del periodo enero-agosto se ubica como el más bajo en la última década.

Educación o petróleo

El año pasado, en agosto de 2019, al inaugurar el ciclo escolar ya concluido (2019-2020), desde una escuela secundaria ubicada en las inmediaciones del Centro Histórico de la Ciudad de México, López Obrador sostuvo que “tenemos que ayudar para sacar a nuestro querido México del atraso y para que haya progreso con justicia y la educación es fundamental.

A pesar de los anterior, en lo que va del año el gobierno federal gastó 24 centavos de cada 100 pesos en inversión física total realizada en los primeros ocho meses. En la construcción de activos y/o compra de bienes de capital (incluido su mantenimiento), en educación se desembolsaron mil 10 millones de pesos, cifra ligeramente mayor respecto a los mil cuatro millones de pesos en 2019. Esos dos montos, son los mínimos históricos en 30 años.

Respecto del total de inversión física, la educación obtuvo en los dos primeros años de la llamada Cuarta Transformación, menos de 30 centavos de cada peso. Cifra que contrasta con los casi 12 de cada 100 pesos invertidos en 1992 y 1993 en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

Incluso, en plena crisis de 1995 (derivada del tristemente célebre “Error de Diciembre” de 1994) se canalizaron a la educación 8 de cada 100 pesos de la inversión física total del gobierno. En 1996, en el proceso de recuperación se ejercieron 9 de cada 100 pesos.

En un comparativo, sumando la inversión física en educación y salud se tiene que en 2019 fue el monto más bajo en 30 años con 6 mil 836 millones de pesos y en 2020 fueron 11 mil 207 millones, el tercer monto más bajo en tres décadas.

La inversión física en educación y salud respecto del total representó 2.6 pesos de cada 100, cifra que contrasta con los 76.4 de cada 100 pesos que destinó el gobierno para los sectores dominados por Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), es decir el sector energía (petróleo y electricidad). En 2019, el primer año de López Obrador la relación fue de 1.8% a 80.7 por ciento.

Ineficiencia educativa

De los grupos más radicales a los cambios en la educación son los docentes de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, cuatro de las cinco entidades federativas más pobres del país. En el segundo trimestre del año, el PIB de México retrocedió una década en términos de dólares y se ubicó en 0.89 billones de billetes verdes. Así, el PIB por habitante de los michoacanos en general fue de 12 dólares diarios.

De los pobladores de Oaxaca de 9.2 dólares, de los Guerrero de 8.9 dólares y de los de Chiapas de 6.6 dólares diarios. Cifras muy por debajo de los 42 dólares diarios de los pobladores de la Ciudad de México. Esos niveles de ingreso se sustentan en lo que señala la OCDE en su reporte Education at a Glance 2020 de que las mayores remuneraciones vienen de la gente con formación profesional y personas con secundaria terminales o con vocación técnica.

Por ejemplo, un reporte de la SEP muestra que de 100 niños que entran a la primaria, terminan la secundaria 77 alumnos, es decir hay una deserción de 23%. De los que la concluyeron, siete se matriculan en una escuela profesional técnica (como el Colegio Nacional de Educación Técnica, Conalep) y sólo termina un alumno.

Los otros 70 alumnos que terminaron la secundaria, siguen estudiando la educación media superior (tipo bachilleratos, preparatorias), de los cuales solo la concluyen 52, es decir una deserción del 26%. De aquellos que terminaron su bachillerato o preparatoria u otras escuelas afines, ingresan a una licenciatura 38 y la concluyen 27, es decir una deserción de 29%.

En suma, de 100 alumnos que ingresaron a la primaria, 28 terminan su educación profesional. Eso significa una deserción de 72%. Esa cifra, parafraseando al presidente de la República, si se requiere ayuda para sacar a “México del atraso”, y más al ver los datos de terminación del ciclo por estado.

El reporte de eficiencia del sistema escolarizado en educación profesional, en el ciclo recién concluido 2019-2020, muestran números alarmantes. De cada 100 alumnos que iniciaron el ciclo, sólo lo terminaron 27 de ellos terminaron (deserción del 73%). Sin embargo, en entidades como San Luis Potosí, Michoacán, Veracruz, Guerrero, Oaxaca y Chiapas la tasa de abandono escolar se ubicó entre 80 y 88 por ciento.

Por debajo del promedio nacional hay 15 entidades federativas y por arriba son 17 estados. El mejor posicionado fue la Ciudad de México, sin embargo en nivel de desaparición escolar fue de 54% ya que nada más concluyeron el ciclo 46 de cada 100 alumnos inscritos.

Estancias infantiles

A pesar de la que la Unesco, desde hace algunos años, viene resaltando la importancia de la “primera infancia” (cero a ocho años) como el “momento único” donde los niños reciben una mayor influencia de sus entornos y por ello se debe poner énfasis en la “atención y educación de la primera infancia” (AEPI) para prepararlos para la etapa escolar.

“La AEPI constituye una de las mejores inversiones que un país puede emprender con miras a favorecer el desarrollo de sus recursos humanos, la igualdad entre los sexos y la cohesión social, y a reducir el costo de los programas de recuperación ulteriores. La atención y educación de la primera infancia desempeña un papel crucial para los niños desfavorecidos ya que les permite compensar las deficiencias de su contexto familiar y combatir las desigualdades en el plano educativo”, señala la Unesco.

En ese escenario, fue en 2019 cuando se modificó el Artículo 3 constitucional (derecho a la educación) y la educación inicial adquirió carácter de obligatorio. A pesar de ese cambio, también se desató una polémica con la desaparición de estancias infantiles, esto por el argumento de corrupción. La medida también afectó algunos Centros de Desarrollo Infantil (Cendi).

Con toda esa obligatoriedad, en el ciclo escolar 2019-2020 el número de alumnos disminuyó en 18 mil infantes, al reportar un matrícula de 249 mil personas en educación inicial, cifra que fue la más baja desde el ciclo escolar que inició en 2007. Ese descenso resultó de una disminución de 22 mil personas al sumar 206 mil alumnos en la educación inicial general, y un incremento de cuatro mil para quedar en 44 mil alumnos en la educación inicial indígena.

En materia de “atención y educación de la primera infancia”, la OCDE señaló en su Education at a Glance 2020, que los cuidados infantiles proporcionados por familiares, amigos, vecinos o niñeras informales no se consideran en sus estadísticas. Vale recordar que el presidente de la República señaló en su momento que sería mejor que se le pagará a los abuelos para que cuidaran a sus nietos.

De cualquier manera, la reclasificación del gasto en educación básica se reflejó en la desaparición de más de 2 mil 400 escuelas, con su respectivo despido de maestros, personal de limpieza, administración, transporte escolar y las empresas que forman parte de la cadena de suministro.

Del sistema de educación privada en preescolar, desaparecieron mil 441 escuelas y 968 del sistema de educación inicial.

En suma, la OCDE asegura que el gasto en la “atención y educación de la primera infancia” también muestra la “riqueza de una nación”. En 2017, ese gasto en los países miembros de la OCDE fue de 0.9% del PIB. Para el caso de México, según un cálculo de ejecentral, ese porcentaje sería impensable porque habría significado 10 mil 500 millones de dólares.

Más pérdidas para 2021

Para 2021 el gobierno de López Obrador planea eliminar el programa de escuelas de tiempo completo, el cual tenía el mayor gasto asignado con 5 mil 100 millones de pesos, cifra que corresponde al 91.2 por ciento del monto total de los planes excluidos para 2021. Este modelo es considerado por el CONEVAL como uno de los proyectos fuertemente relevantes para acceso efectivo a la educación durante 2020.

Otro de los programas eliminados en el proyecto de presupuesto de 2021, corresponde a la educación indígena, especialmente a la diversidad que este tipo de población requiere debido a las diferentes costumbres e idiomas, y que se atendía a través de un plan específico.

Lo que se suma a la aniquilación de los programas de educación básica para la atención a población migrante, desarrollo de aprendizajes significativos para ese nivel, el de convivencia escolar nacional y el de reconstrucción de escuelas que fueron afectadas durante los sismos de septiembre de 2017.

En contraparte, dentro de los programas calificados como esenciales por CONEVAL para educación básica, y que no desaparecieron del proyecto de presupuesto, se encuentran los dos que tuvieron recortes dentro del nuevo ejercicio fiscal, mientras que aquellos evaluados con menor impacto por este organismo recibieron importantes aumentos dentro del gasto programado para el siguiente año.

El CONEVAL considera que un programa es fuertemente relevante cuando los bienes o servicios que se distribuyen a través de ese plan inciden en alguno de los indicadores relacionados directamente con el acceso y calidad educativa, especialmente si impactan en el índice de Carencia por Rezago; también los califica así cuando contribuyente a la alfabetización o tienen parámetros de evaluación claros.

Pero el recorte a educación básica no se limita a los programas estructurales, también se extiende a instituciones dedicadas a la formación docente y planes especiales de este tipo de formación para grupos especiales, como son adultos y migrantes. Por ejemplo, el Consejo Nacional de Fomento Educativo, organismo que se encarga de la preparación inicial en niños y adolescentes, perdió el 14.5 por ciento de su presupuesto respecto al año anterior, lo que representa una disminución de 672 millones de pesos.

Otro de los afectados es el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), que perdió una tercera parte de su presupuesto al restar 518 millones de pesos respecto al gasto programado del ciclo fiscal anterior. Además, las acciones para la formación de docentes también sufrieron recortes a través de dos áreas que perdieron el 47 por ciento de la cifra asignada durante 2020.

Los dos que sí ganan con amlo

El 60 por ciento del presupuesto de programas estructurales para educación básica se gasta en dos planes de apoyos económicos directos para estudiantes: becas Benito Juárez y Elisa Acuña.

El esquema de subsidios universales para formación básica conocido como becas Benito Juárez, recibe la mayor proporción, con una proyección de 31 mil 936 millones de pesos dentro del proyecto de egresos federales para el año siguiente. Esto significa que esos recursos impedirían la caída de los programas a jornaleros, migrantes o adultos, por ejemplo.

A nivel general, este programa ocupa el segundo lugar dentro de los planes estructurales de la SEP, y sólo es superado por la modalidad para niveles de formación media superior que recibe 33 mil 171 millones de pesos del gasto programado para esta dependencia.

Pero el gasto en este plan no se justifica según CONEVAL. Otorga a este programa una clasificación de relevancia media ya que, a pesar de impactar en los indicadores de acceso a la educación, no tiene mecanismos de medición claros o evaluaciones que pueden calificar los éxitos o fallas del esquema, lo que facilita la falta de transparencia y control de los recursos asignados.

A diferencia de la beca universal de nivel medio-superior, el apoyo Benito Juárez de educación básica entrega 800 pesos mensuales a familias de escasos recursos que tengan niños en escuelas primarias y secundarias públicas. Según el último dato de la Secretaría de Hacienda, 118 mil 416 hogares han recibido este subsidio durante el segundo trimestre del año, lo que representa un gasto de 18 mil 946 millones de pesos de los 30 mil 426 aprobados para este rubro dentro del presupuesto de 2020.

Cabe destacar que parte del presupuesto asignado al programa de becas Benito Juárez se gasta en sueldos y honorarios del personal operativo; por ejemplo, en 2020 este concepto absorbió 142 millones de pesos, lo que representa el 0.5 por ciento de la cifra total asignada a este plan, que de manera paralela fija la misma cantidad dentro del proyecto fiscal para el próximo año.

El otro programa de apoyos financieros ligado a la educación básica, es el programa de becas Elisa Acuña, que se otorga a estudiantes, egresados y profesores de instituciones públicas para continuar con su formación como docentes de nivel primaria o secundaria. Este esquema recibe, en comparación al de Benito Juárez, el 0.1% del presupuesto establecido para acciones estructurales, lo que representa cerca de 48 millones de pesos.

Oaxaca es el estado que recibe mayor apoyo de este tipo con 5 millones de pesos del total asignado a este tipo de becas, le siguen Chiapas con una cifra similar y Puebla con 3 millones 685 mil pesos. En los últimos lugares se encuentran la Ciudad de México y Baja California Sur con un promedio de 300 mil pesos cada uno.

Aunque la preparación básica recibió 377 millones de pesos más que lo presupuestado en el ejercicio anterior, en proporción, este tipo de formación disminuyó su gasto programado dentro del total del rubro de educación al pasar de 16.7 puntos a 15.7, lo que significa que a pesar del aumento, la inversión proyectada en este rubro es menor que la hecha durante el año pasado.

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