70 años de sombras: Cómo la industria tabacalera socava la ciencia médica

4 de Septiembre de 2025

70 años de sombras: Cómo la industria tabacalera socava la ciencia médica

Sólo el 20% de las más importantes revistas especializadas en salud tienen políticas para impedir la influencia de las tabacaleras

Hombre fumando

Se ha encontrado en la Universidad de Aarhus que, además de enfermedades pulmonares, fumar se relaciona con problemas de salud mental.

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Mateo Avila Chinchilla

Se ha encontrado en la Universidad de Aarhus que, además de enfermedades pulmonares, fumar se relaciona con problemas de salud mental.
Mateo Ávila Chinchilla

El 4 de enero de este año se cumplieron 70 de que la industria tabacalera de Estados Unidos hiciera su primer y exitoso intento de minar la confianza del público en la ciencia médica; sin embargo, las investigaciones financiadas por las grandes tabacaleras siguen apareciendo en revistas médicas importantes a pesar de los intentos que se han hecho para cortar por completo ese tipo de vínculos, denuncian en la revista The BMJ.

Desde 1954, la industria tabacalera, empezó a generar y poner en práctica un manual para generar dudas en la investigación científica, a fin de que el público de aquel entonces no hiciera caso a los estudios pioneros que indicaban que fumar era una importante causa de cáncer de pulmón. El manual ha sido imitado por otras industrias, como las llamadas Big Food y Big Oil.

A pesar de ello, según una investigación periodística realizada por The Investigative Desk, de Países Bajos, y The BMJ (The British Medical Journal), “la mayoría de las principales revistas médicas no tienen políticas que prohíban la investigación financiada total o parcialmente por esta industria”, señalan Irene van den Berg, Mathilde de Jeu y Hristio Boytchev.

“E incluso cuando los editores, autores y universidades están dispuestos a restringir los vínculos con la industria tabacalera, les cuesta identificar fuentes de financiación porque las empresas tabacaleras han financiado grupos fachada y se han diversificado en campos farmacéuticos y de tecnología sanitaria”, añaden.

Las excepciones

The Investigative Desk y The BMJ comprobaron las políticas sobre el tabaco de 40 de las principales revistas médicas y encontraron que sólo ocho de ellas (20%) tenían políticas que prohibían estudios financiados total o parcialmente por la industria tabacalera (en general eran revistas sobre de enfermedades pulmonares).

Invitados a comentar sobre el tema, muchos de los editores de las revistas señalaron que aunque carecían de una política específica sobre el tabaco tenían estándares de transparencia en materia de financiación y conflictos de intereses.

Por ejemplo, The Lancet Group, que posee algunas de las revistas de mayor prestigio, destacó la “dañina historia de la industria tabacalera de distorsionar la investigación y la evidencia para promover intereses comerciales”, y agregó que en su caso era “muy improbable publicar investigaciones financiadas por la industria tabacalera a menos que proporcione un beneficio claro para la salud pública y humana”.

Distracción y lavado de imagen

La investigación también cita a Ruth Malone, profesora de ciencias del comportamiento social en la Universidad de California y ex editora en The BMJ, quien dijo que las instituciones, los profesionales y las revistas científicas deberían rechazar cualquier involucramiento con la industria tabacalera.

“Es posible que la gente (que hace las investigaciones) no se dé cuenta de cómo se utilizará su trabajo para promover los objetivos estratégicos de la industria”, dice Malone. La industria utiliza la ciencia, dijo, para “avivar la división en torno a la interminable proliferación de nuevos productos de tabaco y nicotina y su potencial para ser menos dañinos para los usuarios”.

Robert Jackler, profesor emérito de la Universidad de Stanford, agregó que “la industria tabacalera también trabaja a través de empresas de investigación privadas que producen ‘investigaciones’ que se adhieren fielmente a los intereses comerciales de la empresa patrocinadora”. Al transformarse en “compañías cuasi farmacéuticas”, las empresas tabacaleras buscan pulir su imagen empañada y prevenir una atención regulatoria adversa, añade.

NM