Montreal, la segunda ciudad más grande de Canadá después de Toronto, se destaca por su sabor latino que la hace única y acogedora. Con un centro histórico perfectamente conservado, la ciudad mezcla lo antiguo y lo moderno con una facilidad encantadora. Sus edificios coloniales, callecitas empedradas y la majestuosa catedral neogótica son testigos de su rica herencia cultural. Aquí, las banderas azules con la flor de lis ondean con orgullo, reflejando el fuerte nacionalismo quebequés.
Fundada en 1642 como Ville-Marie por un grupo de colonos franceses, Montreal recibió su nombre actual a principios del siglo XVIII, inspirado en el Mont Royal, la colina que domina la ciudad. Aunque en sus primeros años la villa estuvo al borde de la desaparición debido a los ataques de los nativos iroqueses, pronto se convirtió en un centro vital para el comercio de pieles.
Cuando Francia cedió Nueva Francia (ahora Quebec) a los británicos en 1763, la ciudad mantuvo muchas de sus libertades, un movimiento estratégico por parte de los británicos para asegurar la lealtad de sus habitantes.
Durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, Montreal fue brevemente ocupada por las fuerzas estadounidenses, aunque finalmente sufrieron una de sus mayores derrotas aquí. En el siglo XIX, la ciudad prosperó como un importante centro industrial, y con el tiempo, Montreal se transformó en el escenario de eventos internacionales, como los Juegos Olímpicos de 1976, que dejaron una marca indeleble en su paisaje urbano.
Viejo Montreal
El corazón histórico de la ciudad, el Viejo Montreal, es una joya arquitectónica. Frente a la Place d’Armes se alza la impresionante basílica neogótica de Notre-Dame, cuya construcción comenzó en 1820. Su interior es un espectáculo visual: un techo azul profundo salpicado de estrellas doradas y vitrales que narran la historia religiosa de Montreal, en lugar de escenas bíblicas tradicionales. A unos pasos, el Puerto Viejo ofrece un encantador paseo a lo largo del río San Lorenzo, con actividades para todas las edades, desde paseos en bote, hasta una vista espectacular, a partir de la rueda de observación La Grande Roue de Montréal.
Mont Royal
Este icónico parque, diseñado en parte por el mismo arquitecto de Central Park en Nueva York, ofrece una vista panorámica inigualable desde el mirador Kondiaronk. El otoño es la mejor época para visitarlo, cuando los árboles se tiñen de vibrantes colores rojos y naranjas. No te pierdas el Oratorio de San José, el santuario más grande de Canadá y uno de los más visitados del mundo. Con una cúpula que se eleva a 97 metros, este imponente edificio es un lugar de peregrinación y un tesoro arquitectónico.
Montreal recibe aproximadamente 11 millones de turistas cada año, lo que refleja su popularidad como destino internacional.
Museo de Bellas Artes
Considerado uno de los museos más importantes de Canadá, el Museo de Bellas Artes de Montreal abarca cinco pabellones y una vasta colección que va desde obras maestras europeas hasta arte contemporáneo y diseño. En 1972, el lugar fue escenario de uno de los mayores robos en la historia de los museos. Aunque las piezas nunca fueron recuperadas, el seguro permitió la compra de un Rubens, sólo que un tiempo después se descubrió que no era auténtico.
90 museos y galerías de arte
son los que tiene Montreal,
por lo que ofrece una amplia
gama de opciones culturales para explorar.
Biósfera de Montreal
En la Isla Sainte-Hélène se encuentra la impresionante Biósfera, un monumento arquitectónico y ecológico único. Este domo geodésico fue original-
mente diseñado como el pabellón de Estados Unidos para la Exposición Universal de 1967. Hoy en día, la Biósfera se dedica a concienciar sobre los desafíos ambientales globales y a promover un estilo de vida más sostenible.
Montreal tiene un sistema de transporte público eficiente, lo que facilita el acceso a los principales puntos turísticos.
La ciudad es un destino excelente para los compradores, con zonas comerciales, como la Rue Sainte-Catherine, que ofrecen desde boutiques de lujo hasta tiendas de moda independiente.
Mercado Jean-Talon
Uno de los mercados más grandes de América del Norte, el Mercado Jean-Talon es un festín para los sentidos. Aquí encontrarás de todo, desde frutas y verduras locales hasta quesos, embutidos y delicias de la cocina internacional. Es el lugar perfecto para probar especialidades locales como el famoso “poutine” o para abastecerte de productos frescos para un picnic en uno de los muchos parques de la ciudad.
Modernidad, tradición y una impresionante arquitectura es lo que descubrirás en el Viejo Montreal.
La ciudad canadiense es conocida por su vocación bilingüe, toda vez que se habla lo mismo en inglés que en francés, lo que contribuye en buena medida a ofrecer a sus visitantes una experiencia cosmopolita