Mayores riesgos para la democracia

31 de Agosto de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Mayores riesgos para la democracia

luis m cruz

1.

Cada vez más, las democracias en el mundo enfrentan riesgos inéditos; no sólo en la nuestra, sino por todas partes surgen las pulsiones que buscan deshacerse de las instituciones de contrapeso o los límites al ejercicio arbitrario del poder. Históricamente, en Occidente se ha vivido una hazaña por la libertad, como diría Benedetto Croce, que ha ido asociada a la búsqueda de un régimen político que la haga posible. Este ha sido el caso de la democracia representativa, que se distingue de la democracia de los antiguos en que no es posible ejercerla de manera directa, sino mediante representantes electos para hacer valer los derechos de todos, así como de ejecutivos responsables y sujetos a la soberanía representada en el Parlamento para cumplir y hacer cumplir las leyes.

2.

Sin embargo, a la democracia, concebida como un régimen para elegir libremente a los gobernantes entre opciones competitivas, se le fueron cargando responsabilidades inherentes al Estado en su funcionalidad o a la economía en su eficiencia para producir y distribuir bienes y servicios. Es ahí donde radica el cansancio o hastío de las sociedades hacia sus gobernantes y el régimen político democrático, pues, muestran las encuestas, no han sido capaces de resolver el dilema de la distribución equitativa de la riqueza. Recientemente, Thomas Piketty aborda este problema y encuentra que esto es posible, sólo si el Estado es honesto y eficiente, y dispone de al menos tres dispersores de bienestar –así les llama— que son la educación, buenos salarios, además de políticas públicas e infraestructuras útiles y funcionales. Pero esto no es tarea de la democracia, como sí lo es de los gobiernos que resulten electos o, en el peor de los casos, de quienes se impongan a pesar de la democracia.

3.

Esta gran exigencia de las sociedades por tener gobiernos honestos, funcionales y eficaces puede estar llevando a situaciones límite, en donde los peores terminan gobernando y ofrecen resolverlo todo de una manera mágica o discrecional, generando lo que se conoce como “cacocracia”, el gobierno de los peores. Verdaderos ladrones de la democracia que llegan al poder valiéndose de los caminos y recursos que la propia democracia dispone, como trágicamente sucedió en la República de Weimar.

4.

¿Cómo es posible que en sociedades abiertas y de larga tradición democrática se tengan candidatos tan malos como los que estamos viendo por ejemplo, en Estados Unidos? Las encuestas de RealClearPolitics muestran desencanto en los electores por los candidatos disponibles para la Presidencia, al considerarlos demasiado viejos para el cargo, hasta para cualquier cargo, pues rondan los 80 años. Peor aún, uno de los aspirantes es un rufián de siete suelas, condenado por violación, por fraude fiscal y de negocios, y que está sujeto a otros 91 cargos por felonía, sedición, instigación al fraude electoral, soborno y cohecho. A esto se suman evidentes amenazas a subordinados y empleados para encubrir sus fechorías. Y es quien, de no mediar resolución judicial, muy probablemente volverá a la Casa Blanca tras las elecciones presidenciales de noviembre. El otro candidato, el más viejo de los dos, se ve abrumado por la edad y dudas sobre sus capacidades y aptitudes para ocupar la Oficina Oval, con gran desaprobación pese a los buenos resultados en su administración.

5.

Pero no parece haber remedio, ya la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que Donald Trump no puede ser limitado en las boletas de las elecciones primarias y podrá seguir barriendo en el Partido Republicano, al igual que Joe Biden con los Demócratas, siendo alta la probabilidad de verlos medirse en las elecciones presidenciales. Por lo pronto van todavía pareados, con sólo dos puntos de diferencia favorables a Trump, para plantear a los votantes una elección del menos peor: el más viejo o el más rufián. Un gran riesgo para el mundo, y desde luego, para México.

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