Te pudo pasar

27 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Te pudo pasar

js zolliker

Desde hace ya algunos años, una vez cada 15 días, no importa si es lunes o domingo, va al barbero y eso le representa –más o menos– una hora de tranquilidad, de no contestar ni el teléfono ni de preocuparse en resolver un problema empresarial o familiar. Es su remanso de tranquilidad.

Esta vez, sin embargo, se le hizo un poco raro que no estuviese Carlos, quien además de abrirle la puerta, cobrar las cuentas y hacer las citas subsecuentes, siempre se encarga de ofrecerle café, algún refresco o un whisky. Se habrá resfriado, pensó. Comenzó su ritual: le pasaron al privado acostumbrado, lo recostaron en la silla, pusieron su música favorita (Schubert le relaja), le rasuraron con una navaja nueva y le colocaron una toalla húmeda caliente cubriéndole buena parte del rostro, cuando de pronto, escuchó un trepidante movimiento dentro del local.

Al salir para ver qué sucedía, observó al menos a una docena de agentes y policías de investigación que, de forma atropellada, comenzaron a cuestionar al personal y a la clientela. Que dónde estaba el dueño y dónde estaba Carlos. Entonces supo que había muerto un cliente habitual. En su casa, frente a su esposa y bebé, comenzó a decir incoherencias. Que se puso altanero y amenazante, que como tenía aliento alcohólico, la mujer lo mandó a dormir la siesta. A las pocas horas convulsionó y terminó muriendo en un hospital de la colonia por taquicardias y falla renal.

El examen toxicológico arrojó escopolamina y clonazepam. El segundo, recetado para dormir por un trastorno de ansiedad. La primera sustancia, ni idea. La esposa levantó una denuncia y entonces se descubrió que ese mismo día le habían hecho un cargo de 15 mil pesos, por concepto de compra de material de construcción, pero aquel gasto fue el único de su día y por petición judicial fue localizado por GPS de la aplicación móvil de su banco, precisamente en la barbería. Según la autoridad, este había sido un tema recurrente hasta que el sujeto falleció.

Los síntomas comunes para la intoxicación de escopolamina incluyen comportarse más sentimentales de lo normal (incluso arranques llorones), algunos delirios, pero en especial, se logra un sometimiento aparentemente consensual y una posterior pérdida de memoria del corto plazo.

Le llaman la “zombie” porque transforma a las víctimas en seres de aspecto funcionales, sin voluntad o muy animosos y cooperativos, pero sin recuerdos.

Por ejemplo, los drogados son capaces de acordarse de su clave del cajero automático, pero olvidan haber gastado una fortuna en una barbería bajo el concepto de seguros, ferretería o material de construcción.

Entonces, él cayó en cuenta que, de unos meses para acá, su comportamiento había cambiado y su memoria de corto plazo, le fallaba brutalmente. Por ejemplo: en su último viaje fue incapaz de recordar la contraseña que le puso a la chapa de su maleta nueva, a pesar de que es la misma que ha venido utilizado por más de una década. ¡Malditos sean!

Las autoridades le pidieron su consentimiento para la investigación, y entonces se puso a revisar a conciencia su agenda y gastos. Las fechas eran inequívocas: por muchos meses, Carlos y la banda de la barbería lo estuvieron drogando y drenando, sacándole dinero y arriesgando su vida. El muerto pudo ser él. Carajo.

Es que esto me pudo pasar a mí o a ti también. En el salón de belleza o en la cafetería o bar de confianza. Y es una tendencia mundial. A esto hemos llegado. Entonces, a cuidarse, pues de ahora en adelante, si queremos beber algo –lo que sea– tendrán que servirlo frente a nuestros ojos. Por favor, a cuidarnos.