El DNA de los alimentos y su impacto

29 de Abril de 2024

Eduardo Penafiel

El DNA de los alimentos y su impacto

EDUARDO

Los alimentos genéticamente modificados o GMO’s por sus siglas en inglés, son aquellos a los que se les transfiere la información o genes de otro organismo para lograr un resultado deseado. Para tratar de explicarlo, imaginen unos cultivos de arroz que han sido genéticamente modificados para contener altos niveles de vitamina A y que son capaces de reducir la ceguera en países subdesarrollados. Este tipo de arroz existe desde hace 3 años en las filipinas y es uno de los tantos experimentos que están tratando de cambiar la percepción que tenemos acerca de estos GMO’s, también conocidos como alimentos transgénicos.

Organizaciones civiles y del medio ambiente, gobiernos y empresas han condenado este tipo de prácticas desde hace más de 30 años. La Soya y el maíz son algunos a los que se les ha puesto más atención históricamente, per los dos llevan ya muchos años cultivándose en distintos lugares del mundo y se encuentran en miles de productos. Hace unos años por ejemplo, se descubrió que el cereal de la marca Whole Foods, uno de los supermercados más famosos por vender y comercializar productos orgánicos, contenía rastros de maíz transgénico o genéticamente modificado.

A pesar que la batalla contra estos productos se ha intensificado, durante los últimos 5 años poderosas compañías como Dupont y Bayer (quien pronto se fusionará con Monsanto), se han fortalecido y hoy son jugadores muy importantes en el mundo de la alimentación, aportando ingredientes modificados en millones de productos de comida. La apuesta de estas compañías es aumentar la productividad agrícola a través de la innovación tecnológica, para lidiar con la escasez de tierra para los cultivos y la falta de alimentos para satisfacer a los billones que habitarán la tierra en 30 años. Y así, mientras los debates entre asociaciones civiles, gobiernos y directivos de este tipo de empresas son noticia todos los días, este mes una compañía canadiense colocó en varios supermercados de Estados Unidos un producto que lleva desarrollando más de 20 años: la Arctic Apple, una manzana verde genéticamente modificada que no se pone café o “se oxida” con el paso del tiempo. ¿Cual es el objetivo de la compañía detrás de esta fruta? Que se coman muchas manzanas y que menos de ellas se vayan a la basura.

La idea es muy buena cuando en ese país una tercera parte de la comida que está disponible para los consumidores nunca se llega a comer y se tira a la basura, pero las personas todavía no están tan seguras que este tipo de alimentos sean buenos para la salud. Y aunque la noticia ha generado mucha controversia en los medios estadounidenses estas últimas semanas, la realidad es que hoy parece ser una práctica inevitable para lograr abastecer a una población tan grande y consumista y a su vez, tan pobre y tan escasa de recursos alimentarios.

En México hoy continúa la suspensión impuesta para el cultivo de maíz transgénico la cual lleva ya tres años, pero si la tendencia por este tipo de productos sigue impactando como la ha hecho los últimos años, es muy probable que esta suspensión no dure mucho. Parece ser un mal necesario en países como el nuestro, en donde existe una gran ignorancia alrededor del tema, su impacto en la salud y el medio ambiente. Somos un país en donde en promedio,10 millones de toneladas de comida se tiran a la basura cada año y la pobreza extrema alimentaria afecta a más de 7 millones de personas.

Yo me niego a darle a mis hijos algún producto modificado genéticamente, mientras tenga acceso a otro tipo de alimentos. Pero, ¿Que pasaría si en unos años no tuviera acceso a algo más y poco a poco comenzaran a desaparecer alimentos a una velocidad acelerada?

¿Será que esto si es una alternativa real para alimentar a todos en el mundo y evitar la escasez de comida? Yo definitivamente no lo creo.

Pero al parecer son muchos los que creen que si.

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