Covid-19 crónico, peligro latente

13 de Mayo de 2024

Covid-19 crónico, peligro latente

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El 80% de quienes se infectaron con el SARS-CoV-2 desarrollaron uno o más síntomas a largo plazo, como fatiga, dolor de cabeza, trastorno de atención, caída del cabello y disnea, pero aún faltan estudios por hacer y conocer todos los efectos

Empezamos a conocer las historias. En el mejor de los casos, la secuela es muy leve. “Aún no puedo hacer ejercicio como antes, porque después de un rato me falta la respiración”.

Pero hay quienes padecen ataques de ansiedad o tienen padecimientos graves que pueden o no estar relacionados con Covid-19, como la mujer que tres semanas después de padecer la forma grave de la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 murió de pancreatitis.

La conciencia sobre el fenómeno surgió de los pacientes que, después de padecer la infección aguda de Covid-19, seguían teniendo síntomas. “Hicieron grupos en redes sociales y hasta pidieron audiencia a la OMS (Organización Mundial de la Salud) para que les hicieran caso”, comenta en entrevista Carol Perelman, una de las siete coautoras (seis mexicanas y una española) del primer metaestudio sobre el tema.

Apenas se está empezando a indagar sobre una enfermedad que ni siquiera tiene una definición. Covid-19 largo, post-Covid-19 agudo, síntomas persistentes del Covid-19, manifestaciones post Covid-19, “cada autor que lo estudia le llama diferente”, comenta Perelman.

La atención post-covid ya es considerada en el hospital mount sinai, en nueva york a través de un enfoque integral que considera todos los síntomas presentados después de la enfermedad.

El Estudio

El equipo se propuso “realizar una revisión sistemática y un metaanálisis de estudios revisados por pares para estimar la incidencia de todos los síntomas, signos o parámetros anormales de laboratorio que se extienden más allá de la fase aguda de Covid-19 informada hasta la fecha.

Para hacer la revisión, las autoras examinaron 18 mil 251 publicaciones que coincidieron con los criterios de búsqueda. Después del proceso de selección, 15 cumplieron con sus criterios (como haber estudiado más de 100 pacientes y publicado en inglés en una revista revisada por pares). Con este ejercicio recabaron información de más de 47 mil 900 pacientes, de diferentes países como Estados Unidos, la Unión Europea, Egipto, Australia, China y uno de México.

18,251 publicaciones examinaron las autoras para hacer la revisión

Encontraron que el 80% de quienes han estado infectados con el SARS-CoV-2 desarrollaron uno o más síntomas a largo plazo. “Los cinco síntomas más comunes fueron fatiga (58%), dolor de cabeza (44%), trastorno de atención (27%), caída del cabello (25%) y disnea (24%)”.

›En el estudio mexicano, que es de los más pequeños de los seleccionados, pues se encuestaron 141 personas a las que se siguió durante sólo 30 días, se encontraron anosmia (falta de olfato), disgeusia (alteración del sentido del gusto), náusea, vómito, tos y ojos rojos.

Perelman comenta que la proporción del 80% es alarmantemente elevada. Tan solo en México habría un millón 149 mil 185 personas con al menos un síntoma de Covid-19, del millón 436 mil 482 pacientes registrados oficialmente como recuperados.

Sin embargo, la autora dice que esa proporción podría disminuir al considerar a más personas que hayan padecido Covid leve y que no informan de ello o no se hacen la prueba.

Peligros ocultos. El equipo investiga un mal que ni siquiera tiene nombre

Algunos de los signos pueden no parecer graves. Perelman cuenta, por ejemplo, de una persona a la que, después de haber tenido Covid-19, “el café y las proteínas le sabían a quemado y todas las fragancias le olían a chamoy”. Seis meses después de la enfermedad, su sentido del gusto sigue distorsionado. “Sé que no me voy a morir de esto -dice la paciente- pero no es la calidad de vida que yo tenía antes”.

Los síntomas, por su parte, pueden no ser tan persistentes. La caída del cabello, por ejemplo, no se reporta después de los tres meses; pero otros sí lo son, como la fatiga.

“El síndrome de fatiga crónica se ve en otras infecciones virales, como la de Epstein-Barr o de citomegalovirus, pero es raro que queden tantos temas neurológicos”, comenta Perelman.

Además, Perelman comenta que hay una multitud de síntomas que no alcanzaron a aparecer en los estudios, pues se hicieron con preguntas concretas y respuestas de sí y no; aunque “sabemos que se dan otros síntomas porque nos los han platicado, pero habría que dejar espacio para que la gente los escriba”.

Las autoras saben de síntomas no registrados como impotencia, pérdida de la audición o enfermedades autoinmunes similares al lupus.

47,900 pacientes de diferentes países como Estados Unidos, la Unión Europea, Egipto, Australia, China y uno de México, participaron en la recabación de información

Las consecuencias

“La razón por la que algunos pacientes experimentan síntomas a largo plazo después de Covid-19 es incierta”, escriben las autoras. Y hace falta mucha investigación para descubrir los factores que influyen en el resultado de la infección viral, como “la susceptibilidad genética, la edad del huésped cuando se infecta, la carga viral y vía de infección, la inducción de células y proteínas antiinflamatorias, la presencia de infecciones concurrentes” y más.

“Hay que hacer los estudios y estratificados por edad, por comorbilidades, por tipo de Covid-19, para entender dónde está el riesgo y hacer un trabajo de prevención, dice Perelman.

El Hospital Mount Sinai en Nueva York ya comienza a atender estos casos “desde una perspectiva de paciente completo, y para eso se requiere una perspectiva integral, porque hay temas psicológicos, neurológicos, digestivos, cardíacos, de rehabilitación. Es un problema multisistémico, los especialistas tendrán que trabajar en conjunto”, dice Perelman.

Para la investigadora y comunicadora de ciencia, la existencia de los efectos a largo plazo de Covid-19 debería ser una advertencia, pues “mucha gente no se está haciendo el diagnóstico” y se quedan con la idea de que a lo mejor tuvieron Covid-19. El problema con no saber es que “las secuelas a veces no aparecen de forma inmediata, se desarrollan después” o pueden complicarse con otras cosas.

“Creo que es muy complejo y nos va a dejar muchas secuelas, además de las económicas” concluye Perelman preocupada. “A cuántos se les desencadenará una enfermedad autoinmune, a cuántos miocarditis, cuántos quedaron con temas neurológicos…”.

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