Lo que comenzó como una disputa entre Armenia y Azerbaiyán por el territorio de Nagorno Karabaj —una zona montañosa del Cáucaso hace aproximadamente 30 años—, evolucionó este martes a una operación militar por parte de este último país que dejó 25 muertos en el bando separatista armenio, y una baja del lado de Azerbaiyán.
La incursión fue calificada por la diplomacia de Armenia como una agresión a gran escala con fines de “limpieza étnica”. El país también juzgó que Rusia —garante de un alto el fuego pactado en 2020 con fuerzas de paz en el terreno—, debería detener la “agresión azerbaiyana”.
En el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, Estados Unidos y Francia aprovecharon para intentar detener la ofensiva de Azerbaiyán.
El gobierno de Emmanuel Macron pidió que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniera urgentemente para tratar la crisis, mientras que Washington, Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense instó a Azerbaiyán “a cesar inmediatamente las acciones militares en Nagorno Karabaj y a desescalar la situación” en su charla con el presidente Ilham Aliyev.
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