A Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se le observa cada vez más solo. Mientras que por un lado, un grupo de expresidentes priistas han solicitado su renuncia de la dirigencia nacional, por otra parte, es investigado por diversos delitos, como lavado de dinero, peculado y evasión fiscal, con lo que el respaldo hacia Moreno Cárdenas se ha visto disminuido en las últimas semanas.
El único político que se pronunció sobre el tema fue el presidente Andrés Manuel López Obrador. “No estoy defendiendo al señor, estoy diciendo que esos procedimientos no deben de prevalecer en un país democrático y respetuoso de las libertades”, dijo.
En tanto, en San Lázaro han solicitado su destitución de la presidencia de la Comisión de Gobernación y Población de la Cámara de Diputados.
Moreno Cárdenas inició una estrategia de defensa prácticamente. En este momento realiza una gira de trabajo por la Unión Europea, en donde aprovechará distintos foros internacionales para denunciar que es víctima de persecución política.
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En las primeras acusaciones realizadas por Sansores, sus aliados, los dirigentes nacionales del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, lo respaldaron.
“En Acción Nacional tenemos muy claro que cuando este gobierno autoritario se mete con cualquiera de los opositores por no aprobarles su reforma eléctrica se está metiendo con todos, por eso denunciamos el uso ilegal del poder para espiar, grabar y amedrentar a los opositores, disidentes y cualquiera que no se someta a la voluntad presidencial”, escribió Cortés en su cuenta de twitter el 31 de mayo.
Un mes después, con las nuevas oleadas de acusaciones, el apoyo hacia el priista se ha desvanecido.
Este lunes la Fiscalía General de Justicia del Estado de Campeche, un estado gobernado por la morenista Layda Sansores —quien ha divulgado grabaciones comprometedoras del priista—, cateó una residencia de lujo en la capital del estado.