La maya es quizá una de las culturas precolombinas mejor valoradas por historiadores y antropólogos. Su pronunciada extensión territorial, la cual abarcó lo que hoy es México, Guatemala, Belice y partes de El Salvador y Honduras, son una de las razones. En nuestro país sus asentamientos estuvieron en varios estados del sureste y actualmente son una atracción turística importante. A estos lugares se ha sumado El Palomar, un complejo arquitectónico enclavado en Uxmal, uno de los sitios más relevantes para la cultura maya.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) abrió al público El Palomar, el cual albergó a algunos de los primeros asentamientos mayas y que, con el paso de los años, se erigieron como casa de la élite de la zona, convirtiéndose esta en una de las dominantes.
La presencia de asentamientos en este complejo arquitectónico fue del periodo preclásico (500 a.C. – 300 d.C.) y hasta el año mil de la era actual. El nombre que se le asignó obedece a la idea de que en los orificios de crestería (parte alta de las edificaciones) se resguardaban las palomas y otras aves gracias a su forma. Aunque dicha teoría se quedó como una suposición de los especialistas, lo que sí evoca es la importancia que los animales (en este caso las aves) tuvieron en el desarrollo y simbolismo de la cultura maya.
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Y es que estudiosos de la cultura maya refieren que sus habitantes estaban convencidos de que las aves veían el futuro y, con ello, los ayudaban a tomar mejores decisiones.
Uxmal, uno de los lugares arquitectónicos de Yucatán, fue declarado en 1996 patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco.
Artistas mayas dieron cuenta de lo relevante que estos animales eran para la sociedad maya. En vasijas, vasos y esculturas plasmaron aves como guacamayas, pelícanos y palomas, entre otras. “Los animales se consideraron hermanos de los hombres, compañeros en los que los seres humanos podían proyectar parte de su espíritu y epifanías de los seres sagrados”, refiere Mauricio Ruiz Velasco Bengoa, arqueólogo y técnico académico del Centro de Estudios Mayas, en el libro Mayas: Revelación de un tiempo sin fin (publicado por el INAH en 2015).
Esto queda de manifiesto al advertir el nombre de otro de los 15 grupos de edificios que conforman Uxmal: Plaza de los pájaros. Justo a este complejo se suma de manera “oficial” (al menos en términos de atracción turística) El Palomar.
Otro destino para el Tren Maya
A menos de un mes de que se inaugure el Tren Maya fue que El Palomar abrió su espacio al público. Una coincidencia que, se espera, incremente el flujo de visitantes para el nuevo complejo arquitectónico.
Esto debido a que la nueva atracción turística de Uxmal (el mayor de los asentamientos de la región Pucc) será, junto con Dzibilchaltún, uno de los sitios que se podrán visitar en la Estación Maxcanú del Tramo 3, que correrá de Calkiní a Izamal en Yucatán.
En este sentido, el INAH refirió que espera que la derrama económica que se genere beneficie a los pueblos indígenas de la región. Esto al permitírseles ofrecer sus artesanías y productos a los visitantes que el Tren Maya traerá consigo.
De esta forma es como El Palomar se suma a sitios como la Pirámide del adivino, el Cuadrángulo de las Monjas y Palacio del Gobernador como una atracción más de la cultura maya y su visión altamente ligada a la naturaleza.
Uxmal es una palabra del maya yucateco que tiene varios posibles significados. El más aceptado por los especialistas es la que refiere a los vocablos “ox”, que significa ‘tres’, y “mal”, que significa ‘veces que se repite un trabajo’. De esta forma, el significado es “tres veces construida u ocupada”, en alusión a los distintos asentamientos que tuvo a lo largo de su historia.
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