The Dig: buscando un Oscar

23 de Abril de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

The Dig: buscando un Oscar

alejandro aleman

En una escena al inicio de Indiana Jones and the Last Crusade (Spielberg, 1989), el profesor Henry Jones Junior (sus amigos le dicen Indy) le revela a sus alumnos que la arqueología no es esa empresa divertida y excitante de la que muchos hablan. “Olvídense de los viajes exóticos, las ciudades perdidas o las excavaciones para encontrar el tesoro”, dice enfático Indiana Jones.

El director Simon Stone parece estar más que de acuerdo con el profesor Jones, y es que en su más reciente cinta, The Dig —basada en la novela homónima escrita por John Preston— el cineasta suprime cualquier dejo de emoción y aventura a una de las excavaciones “más importantes en la historia de la arqueología británica”.

Se trata de una serie de descubrimientos ocurridos en 1939 en la enorme propiedad de Edith Pretty (Carey Mulligan) en Suffolk, Inglaterra. La viuda Pretty contrata a Basil Brown (Ralph Fiennes) —un excavador/arqueólogo sin estudios pero con gran intuición y experiencia— para que inicie la excavación en una serie de montículos que están en terrenos de su propiedad.

Para sorpresa de nadie, Brown encuentra varios tesoros, siendo el más importante de todos el esqueleto de un barco anglosajón de 88 pies de largo que data del siglo VII. El descubrimiento es de tal importancia que de inmediato corre la voz entre la comunidad científica, quienes se apersonan en el lugar para presionar a la señora Pretty y que les entregue el control de la excavación, menospreciando el hecho de que quien encontró el tesoro, y merece el crédito, es el humilde Basil Brown.

Con un ritmo siempre terso, que privilegia las tomas contemplativas en planos generales y la voz en off de los protagonistas, Simon Stone sigue al pie de la letra las indicaciones del profesor Indiana Jones: esto no será excitante, ni emocionante, pero verdad sea dicha, la historia no pierde nuestra atención. Esto a pesar de que por momentos se inunda de subtramas que parecen más un relleno que un objetivo: la relación del hijo de Pretty con Brown, el romance de la arqueóloga Piggott (Lily James) con el primo de Pretty, entre otras.

Por supuesto, la subtrama más importante es la de Brown y su enfrentamiento con los museos británicos que buscan quedarse con los tesoros, al tiempo que insistentemente surcan por el aire los aviones de la guerra que está por iniciar.

Claramente estamos frente a un Oscar bait, una cinta hecha para recaudar estatuillas en la próxima entrega. Y ya en esos terrenos, el diseño de producción, el departamento de vestuario, así como el de maquillaje, son los que sí merecerían una nominación.

Lo sé, tres premios en categorías no muy excitantes... justo como esta película.

The Dig puede verse en Netflix.