En el umbral de la historia

6 de Agosto de 2025

Sergio Muñoz Bata

En el umbral de la historia

Sergio

La nominación de Hillary Clinton como candidata del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos demuestra que el avance de la lucha de las mujeres por lograr la igualdad de oportunidades es ya incontenible

Quienes creemos firmemente en la igualdad de oportunidades sin distinción de raza, credo, edad o género tenemos mucho que celebrar porque una mujer, Hillary Clinton, por fin ha roto el techo de cristal que tradicionalmente ha detenido el avance de las mujeres al ganar la nominación de un partido de alcance nacional a la presidencia de Estados Unidos.

De ganar los comicios en noviembre de este año, su triunfo coronaría un esfuerzo que empezó en Seneca Falls, Nueva York, en julio de 1848, cuando un grupo de mujeres se reunió para discutir “la condición social, civil y religiosa de las mujeres y sus derechos”, y que continuó setenta y dos años después, en agosto de 1920, cuando el derecho a votar de las mujeres quedaría estipulado en la Decimonovena Enmienda a la Constitución. Ahora solo falta que la presidenta Hillary Clinton presida las celebraciones del primer centenario de la consecución de este derecho.

Acudo al expediente histórico no con el fin de argumentar que cualquier mujer merecería ganar la presidencia simplemente por ser mujer, aunque, en cierto sentido y parafraseando al gran escritor mexicano don Alfonso Reyes, yo diría que Estados Unidos llega tarde al banquete de la civilización en términos de igualdad de oportunidades. En la India, Indira Gandhi fue Primera Ministra cuatro veces entre 1966 y 1984; Golda Meir fue Primera Ministra de Israel en los 70s; Margaret Thatcher gobernó Gran Bretaña por más de una década en los 80s y Angela Merkel fue elegida como la primera Canciller de Alemania en 2005 y continúa gobernando. También en América Latina ha habido presidentas como la chilena Michelle Bachelet, elegida dos veces a la primera magistratura de su país o la brasileña Dilma Rousseff, quien a pesar de no haber podido concluir su segundo mandato fue dos veces electa. Por razones de espacio dejo fuera de este recuento a otras respetables gobernantes y a una, no muy ilustre, que demostró ampliamente que no basta con ser mujer para saber gobernar con lucidez y buen juicio.

Es obvio que Hillary no ha llegado a la posición en la que está por ser mujer. Su historial es mucho más ilustre no solo que el del patán con el que se enfrentará en esta elección sino frente a cualquier otro político. Aparte de su juvenil involucramiento en la lucha por los derechos civiles en los 60s, y de su incansable labor por los derechos de la mujer en programas de alcance mundial, su liderazgo como primera dama de la nación fue fundamental en la elaboración de un sistema sanitario universal que solo la mezquindad del partido republicano en el Congreso impidió que se convirtiera en ley. Sí pudo, sin embargo, participar activamente en la creación de un exitoso programa de seguro de salud para niños que sigue vigente y protege a millones de niños pobres.

De su paso por el Senado, aparte de su copioso trabajo legislativo, en sus ocho años en el Senado Clinton introdujo 10 veces más proyectos de ley que Bernie Sanders, habría que destacar que gracias a su habilidad política el gobierno federal destinó más de 21 mil millones de dólares para la reconstrucción de la ciudad de Nueva York después del 9/11.

Su gestión como Secretaria de Estado fue fundamental para restaurar el dañado prestigio del país después de los desastrosos ocho años de la administración de George W. Bush, al tiempo que construía nuevos puentes de entendimiento con países de Europa, Asia y África. Y fue precisamente por su labor diplomática que se logró llegar a un acuerdo para sancionar a Irán contando con el apoyo de China, Rusia, la Unión Europea y otros países. Un acuerdo que culminaría cuando Irán finalmente accedió a negociar la suspensión de su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones en su contra.

Viendo hacia el futuro inmediato la primera gran tarea de Hillary será reunificar a su partido después de una larga y contenciosa elección primaria, y convencer a los republicanos moderados que el candidato de su partido carece del juicio, el carácter, el sentido común, la serenidad, la experiencia y la preparación para ser presidente. Lo importante es entender que estamos en el umbral de un acontecimiento histórico que demostraría que también en EE UU una mujer como Hillary Clinton puede ganar la presidencia.