La familia de Jesús Iván Sepúlveda, el migrante mexicano que fue asesinado por un exguardia de Estados Unidos, tuvo que esperar 17 días para recuperar su cuerpo, en lo que calificaron como un “crimen de odio y racismo”.
Fue el pasado 27 de septiembre cuando un exagente de migración disparó en contra de Jesús Iván y otras 13 personas que lo acompañaban.
El grupo cruzó la frontera con Estados Unidos por el desierto al sur de Sierra Blanca, Texas; sin embargo, al detenerse a tomar agua, dos hermanos gemelos les dispararon.
Los presuntos agresores fueron identificados como Mark y Michael Sheppard, provocando la muerte de Jesús Iván e hiriendo a otra migrante, también de origen mexicano.
Tras su detención, se conoció que Michael trabajó como director de la West Texas Detention Facility, un albergue que forma parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
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Fue hasta este viernes que la familia de Jesús Iván recibió el cuerpo de parte de las autoridades de Ciudad Juárez, Chihuahua, desde donde se trasladaron a Durango de donde son originarios.
Sin embargo el caso aún no está cerrado y pretenden solicitar una visa humanitaria para interponer una denuncia contra el responsable, pues de acuerdo con Fernando García, director de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, los presuntos agresores “literalmente cazaron” a los migrantes.
El caso del migrante asesinado llegó a manos de las congresista Verónica Escobar, quien pidió que el Departamento de Justicia lo investigue como un “crimen de odio”, esto luego de conocer que los hermanos Sheppard fueron liberados el pasado 5 de octubre al pagar una fianza de 500 mil dólares mientras esperan su juicio.
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